El Salvador | Bukele consolida su dictadura
El escenario está preparado para una dictadura prolongada: el parlamento de El Salvador ha dado vía libre al presidente Nayib Bukele, quien ha ejercido una autocracia desde 2019, para gobernar de forma permanente. Ha aprobado una enmienda constitucional que permite la reelección ilimitada del jefe de Estado. La Constitución salvadoreña es clara: la reelección directa está prohibida. Excluir la reelección directa o permitir un máximo de dos mandatos son disposiciones que se han incorporado a las constituciones de varios países latinoamericanos, precisamente con base en la experiencia histórica con dictaduras.
La decisión del parlamento no sorprende; es "solo" un paso más hacia la abolición de la democracia en El Salvador. El partido Nuevas Ideas de Bukele ha ocupado 54 de los 60 escaños del parlamento salvadoreño desde 2024. Tres escaños están en manos de aliados, y solo tres miembros de la oposición pertenecen a la oposición. Durante años, los parlamentarios han aprobado todos los proyectos de ley, y la Corte Suprema ha seguido a Bukele sin supervisarlo. Con una mayoría de dos tercios en el parlamento, Bukele ha abolido en gran medida la separación de poderes desde 2021. Al hacerlo, el parlamento servil destituyó a los jueces de la Corte de Constitucionalidad que se habían opuesto a Bukele en el pasado. Esto allanó el camino para su reelección inconstitucional en 2024. Con esa mayoría de dos tercios, la Corte Suprema también fue reelegida y el fiscal general, quien había investigado presunta corrupción gubernamental, fue destituido. El poder judicial ha sido socavado y el legislativo sigue las instrucciones de Bukele, el ejecutivo de facto.
La aprobación de Bukele, de 44 años y autoproclamado el dictador más cool del mundo, se mantiene alta, a pesar de que las encuestas fluctúan entre el 55 % y alrededor del 80 %. La razón es simple: superficial y estadísticamente, Bukele ha mejorado enormemente la situación de seguridad en El Salvador. Durante su primer mandato, de 2019 a 2024, la tasa de homicidios se redujo de 36 a 2,4 por cada 100.000 habitantes. Para muchos salvadoreños, esto es más importante que la separación de poderes o los principios constitucionales. Y esto anima a Bukele a seguir eliminando cualquier cosa que pueda amenazar su permanencia en el poder. Esto no augura nada bueno para el futuro de El Salvador.
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