Política exterior | Merz se reúne con Trump: Mala señal

El hecho de que sus compañeros de partido felicitaran al canciller Friedrich Merz (CDU) el viernes por poder exponer sus argumentos durante su visita inaugural a Donald Trump forma parte de la política nacional. Pero si no ser humillado por el anfitrión y su equipo en el Despacho Oval se considera un éxito, demuestra principalmente lo bajas que son las expectativas.

La buena voluntad de Washington tiene un precio más alto que regalar un palo de golf: Trump celebra el masivo rearme de Alemania como un éxito, al igual que los generosos pedidos de gas a Estados Unidos. Merz sigue el mismo cálculo que su compañera de partido, Ursula von der Leyen, como presidenta de la Comisión Europea: evitar cortar el vínculo con Washington en política exterior y agravar los conflictos comerciales para alcanzar un acuerdo, especialmente porque Estados Unidos tiene una influencia ligeramente mayor. Los nuevos aranceles punitivos al acero también lo demuestran. Así, Trump pudo, una vez más, ofrecer sus peculiares opiniones sin oposición en la reunión pública, mientras que Merz lo dejó hablar con frialdad. Las cosas podrían haber sido algo diferentes en la parte extraoficial, ya que los intereses de exportación siempre son una prioridad para los políticos alemanes. Las últimas cifras sobre la disminución de las exportaciones no deben exagerarse, ya que se trata de un efecto estadístico tras los pedidos anticipados previos de los importadores estadounidenses, pero podrían iniciar una tendencia.

Hay que tener presente algo: además de los desacuerdos tan citados, existen bastantes similitudes entre el miembro conservador de la CDU y el republicano de ultraderecha. Esto se demuestra por su trato severo a los refugiados, en el que ni siquiera permiten la intervención de los tribunales, o su desconocimiento de la política climática y la ayuda al Sur global. Por lo tanto, que no se produjera un alboroto en el Despacho Oval no es una buena señal, sino una mala.