Carga de coches eléctricos mientras se conduce: ¿el futuro de la movilidad eléctrica u otro pozo de dinero?

¿Cargar un coche eléctrico mientras conduces? Suena ingenioso, y además funciona, pero es caro y complicado. Por qué la idea aún ofrece esperanza.
¿Qué pasaría si pudieras cargar tu coche eléctrico mientras conduces? Se acabaron los problemas de autonomía: las baterías serían más pequeñas y, por lo tanto, consumirían menos de los elementos de tierras raras que aún requieren hoy en día. La carga inductiva para coches eléctricos ya no es tan compleja, y varias startups están investigando su implementación. ¿ Revolucionará la carga inductiva mientras conduces la movilidad eléctrica ?
Un estudio realizado en la ciudad bávara de Hof, entre otros lugares, llega a una conclusión diferente. Sí, el principio funciona técnicamente. El flujo de energía es estable y los vehículos pueden, al menos en teoría, funcionar con baterías significativamente más pequeñas.
Pero las cifras cuentan otra historia: la viabilidad económica del sistema solo puede demostrarse con un esfuerzo considerable y en condiciones favorables. Solo cuando se integran sistemas fotovoltaicos y sistemas locales de almacenamiento de energía, los costos operativos se reducen significativamente, en aproximadamente un 20 % en un escenario. Sin estas incorporaciones, la conducción inductiva es, ante todo, cara.
A nivel internacional, la competencia por la carga mientras se conduce ha estado en marcha desde hace tiempo. Por ejemplo, la empresa israelí Electreon , en colaboración con EnBW, ha construido una pista de pruebas en la autopista A6 donde los vehículos eléctricos pueden cargarse por inducción mientras conducen. El liderazgo tecnológico es indiscutible: los sistemas funcionan con una eficiencia de alrededor del 64 %, algo impresionante para la transferencia de energía sin contacto. Sin embargo, entre bastidores, los desafíos siguen siendo considerables.
Un sistema de este tipo es complejo. Las bobinas deben colocarse bajo el asfalto con precisión milimétrica, y cada vehículo requiere una tecnología de recepción especial que exige una alineación precisa. Incluso las desviaciones más pequeñas, por ejemplo, debido a cambios de carril, pueden reducir drásticamente la eficiencia. Además, su instalación es costosa. Solo el proyecto piloto Electreon en la A6 recibirá una financiación de unos tres millones de euros, para tan solo un kilómetro de pista de pruebas. Se estiman cantidades similares para sistemas urbanos como los de Hof o Bad Staffelstein.
¿Y cómo está reaccionando la industria automotriz? Con escepticismo. Si bien ha habido intentos iniciales en el pasado —BMW probó la carga inductiva para híbridos enchufables y el sistema "Primove" de Bombardier se probó en rutas de autobús individuales en Mannheim y Braunschweig—, falta un compromiso significativo. Los departamentos de desarrollo de los principales fabricantes de equipos originales (OEM) consideran que los estándares son demasiado caros, ineficientes y poco claros.
El marco político tampoco se ha establecido aún. Faltan normas vinculantes, por ejemplo, para la detección de objetos extraños bajo el asfalto o para la exposición a campos magnéticos. Aún es necesario desarrollar sistemas de facturación del consumo energético, así como un marco regulatorio uniforme. Aunque institutos de investigación como el Fraunhofer FfE y la empresa francesa Vedecom están trabajando en soluciones, el impulso sigue siendo escaso.
La tecnología sin duda tiene potencial, especialmente en el transporte público. Las líneas de autobús con rutas fijas, velocidades bajas y altas frecuencias podrían beneficiarse de los sistemas inductivos. Se evitan las largas cargas en las estaciones, el desgaste de los enchufes y la falta de infraestructura de carga visible en el paisaje urbano . Pero es precisamente aquí donde los presupuestos municipales son particularmente ajustados y el esfuerzo tecnológico, particularmente alto.
En resumen: la carga inductiva ya no es una utopía. La tecnología ya está aquí, funciona y mejora con cada proyecto. Sin embargo, aún quedan muchos obstáculos por superar antes de que pueda implementarse de forma verdaderamente generalizada. Mientras el coste por kilómetro se calcule en millones y las pérdidas de energía sean significativamente superiores a las de las estaciones de carga convencionales, la carga desde el vehículo sigue siendo, ante todo, una idea fascinante con un realismo limitado. Al menos por ahora.
businessinsider