Bofetada, charla basura, lesión: Cuando la desagradable patada de Boateng catapultó a Michael Ballack al fuera de juego

Ballack con muletas: el principio del fin.
(Foto: imago sportfotodienst)
Hace quince años, un momento desafortunado puso patas arriba la carrera de Michael Ballack. Una patada de Kevin-Prince Boateng lo lesionó tan gravemente que primero se perdió el Mundial y luego dejó el Chelsea. Y tan solo dos años después, puso fin a su carrera.
"Mantén la calma durante 48 horas, pase lo que pase". El anuncio impreso de un desodorante con la imagen de Michael Ballack obviamente se había reservado hacía mucho tiempo, pues sonreía a los lectores amantes del fútbol en todas las revistas durante el Mundial de 2010. Pero para Michael Ballack, debió parecer una burla. Porque en el Mundial de Sudáfrica, el nativo de Görlitz fue un simple espectador. Involuntariamente. Y aunque intentó mantener la compostura y la calma, comprensiblemente no lo logró en todas las situaciones. La importancia de aquel fatídico 15 de mayo de 2010 se le fue haciendo cada día más clara.
Apenas un mes antes del inicio del Mundial en Sudáfrica, el Chelsea FC y el Portsmouth FC se enfrentaron en la final de la FA Cup en el estadio de Wembley de Londres ante 88.335 espectadores. Los recién coronados campeones de la capital tuvieron un comienzo contundente contra el Portsmouth, que no era favorito. Los londinenses estrellaron cinco disparos en la madera solo en la primera parte. Pero los momentos clave se produjeron entre el capitán de la selección alemana, Michael Ballack, y el berlinés Kevin-Prince Boateng. Ambos chocaron repetidamente sobre el terreno de juego durante la primera parte. Primero verbalmente, luego Ballack le propinó una "pequeña bofetada" a su oponente, como rezaba la crónica del partido en "Kicker".
Pero no terminó ahí. En el minuto 36, Kevin-Prince Boateng golpeó tan fuerte en el tobillo al capitán de la selección alemana que Ballack requirió un largo tratamiento y fue sustituido minutos después, con el rostro contorsionado por el dolor. El diagnóstico conmocionó no solo al propio Ballack, sino a toda una nación futbolística: una rotura del ligamento medial y una rotura parcial de la sindesmosis del tobillo. Los médicos le recetaron una escayola de cuatro semanas y esperaban una recuperación que durara al menos seis semanas. El Mundial, por el que el capitán de la selección alemana había trabajado tanto y con el que había soñado, había terminado. El sueño del título había terminado. Pero al final, esta patada y la lesión significarían mucho más.
"Se han cruzado los límites"Pero antes, la selección alemana de fútbol quedó conmocionada. Boateng, precisamente, había lesionado al capitán de la selección alemana de tal gravedad poco antes del torneo que lo dejó fuera de juego. Naturalmente, esto tuvo consecuencias, como declaró Kevin-Prince Boateng a "Sport Bild" dos semanas después del incidente: "Lo que está sucediendo es ir demasiado lejos. Algunos han logrado involucrar a mi familia en todo el asunto y proyectar una mala imagen del enemigo. Por otro lado, otros están trivializando y ocultando la bofetada a Michael Ballack. Se han cruzado los límites".
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Años después, el internacional ghanés escribió en su libro "Yo, el príncipe Boateng" las siguientes líneas sobre las escenas que se siguieron comentando en toda Alemania: "Ballack se planta frente a mí y me da una bofetada. Normalmente, me habría sacado la tarjeta roja, pero Inglaterra... Después, se desató la típica polémica. La bofetada no fue solo una bofetada, fue una bofetada de verdad. Cinco minutos después, el tren pasó por el centro del campo".
Para Michael Ballack, este "tren" pasajero significó inicialmente perderse el Mundial. Pero no fue suficiente. El astro del mediocampo no logró llegar a un acuerdo para renovar su contrato con su anterior club, el Chelsea FC, por lo que regresó a su antiguo club, el Bayer Leverkusen. Allí, su nuevo entrenador, Jupp Heynckes, lo recibió con gran entusiasmo y profetizó: "Michael Ballack aún tiene dos años de mucho éxito por delante". Pero esta predicción no se cumpliría. Tras apenas unas semanas en Leverkusen, Ballack sufrió una fractura de la tibia en un partido contra el Hannover 96 en la tercera jornada, lo que lo dejó fuera de la primera mitad de la temporada y no regresó hasta enero de 2011.
Y además de los renovados problemas de lesiones, surgieron amargos comentarios desde dentro de la industria, como informó una importante revista deportiva alemana. Un ejecutivo anónimo de un club de la Bundesliga fue citado diciendo: "Balack solía hacer el doble Axel desde la barrera de tres metros, pero hoy solo sirve para un clavado desde la de uno". Pero eso no fue suficiente. El entrenador del Bayern de Múnich, Uli Hoeneß, le aconsejó a Ballack que se retirara de la selección nacional incluso después de su recuperación: "Aunque sea amargo: hay que reconocer el momento en que ya es suficiente".
Y, de hecho, Michael Ballack nunca volvería a jugar con la selección alemana. El excapitán de la selección alemana solo disputó 35 partidos con el Leverkusen en dos años. El 2 de octubre de 2012, Michael Ballack puso fin a su carrera futbolística. El 15 de mayo de 2010, la carrera de Michael Ballack dio un vuelco. "Mantén la calma durante 48 horas, pase lo que pase". Aunque el eslogan le pareció una burla en aquel momento, Ballack se mantuvo asombrosamente tranquilo a pesar de las dramáticas consecuencias de la patada de Kevin-Prince Boateng.
Fuente: ntv.de
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