Parada final

Katharina Huber apenas había empezado a trabajar en la residencia cuando vio los pies que sobresalían del baño. Huber corrió al pasillo y se echó en brazos de una compañera. "¿Qué pasó?", preguntó. Huber quiso responder: "El hombre está muerto". Pero no pudo articular palabra. Cuando recuperó la compostura, un pensamiento cruzó por su mente que, tarde o temprano, probablemente asalta a todo recién llegado a este lugar: ¿Cómo puede alguien soportar este lugar, donde...?
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