Incluso bajo la presidencia de Donald Trump, Estados Unidos sigue fiel a sus planes de instalar armas de mediano alcance, como el misil de crucero Tomahawk, en Alemania a partir de 2026.

"Durante mis recientes conversaciones en EE. UU., se reafirmó una vez más el compromiso de dotar a la unidad de sistemas de armas de largo alcance", declaró el inspector general Carsten Breuer a la revista "Der Spiegel". Breuer se reunió recientemente por primera vez con el general Dan Caine, el nuevo jefe del Estado Mayor del ejército estadounidense desde abril. Alemania y Estados Unidos acordaron, en el marco de la cumbre de la OTAN en Washington en julio de 2024, que el Ejército estadounidense desplegaría armas convencionales de mediano alcance, como el sistema Tomahawk, en Alemania por primera vez desde el final de la Guerra Fría. Los Tomahawks, con un alcance de hasta 2.500 kilómetros, son una "contribución a la disuasión europea", decía entonces el acuerdo. Rusia lleva mucho tiempo desplegando un gran número de misiles de mediano y largo alcance, por ejemplo en el enclave de Kaliningrado, y desde allí puede alcanzar prácticamente cualquier objetivo en Europa. Tras el cambio de administración en Washington, en Berlín había considerables dudas sobre si el presidente Trump cumpliría la promesa hecha por su predecesor, Joe Biden.

El objetivo con el despliegue de una unidad estadounidense con sistemas Tomahawk es cubrir el período hasta que la Bundeswehr disponga de armas de largo alcance que se están desarrollando conjuntamente con Gran Bretaña. Breuer indicó que la Bundeswehr debe adquirir sistemas correspondientes a corto plazo. "Es posible que necesitemos una variante disponible en el mercado para cubrir esa necesidad", afirmó. Esto se está discutiendo actualmente.