Migración | Controles fronterizos: Cuando se simula una emergencia

La Oficina Federal de Estadística ha proporcionado cifras que no justifican suficientemente la continuación de los controles fronterizos. El año pasado, el número de refugiados registrados en Alemania aumentó tan solo un 4,1 % en comparación con el año anterior. A finales de 2024, aproximadamente 3,3 millones de personas en busca de protección residían en el país. La mayoría de ellas habían huido de Ucrania (alrededor de 1,1 millones). Les siguieron 713.000 personas procedentes de Siria, que sufrió el régimen de Asad, y 348.000 de Afganistán, donde los talibanes aún gobiernan.

Sin embargo, estas cifras se interpretan políticamente de forma diferente. Los partidos CDU/CSU, en particular, consideran que la admisión de personas que huyen de la guerra, la violencia o la persecución política sobrecarga el estado del bienestar y agrava los problemas de seguridad. Esto contrasta con la política de Angela Merkel, quien en 2015 proyectó confianza y humanidad ante la afluencia de refugiados durante la guerra de Siria. Merkel no consideraba que el país estuviera sobrecargado.

El gobierno federal de la CDU/CSU-SPD, en cambio, aplica una política significativamente más restrictiva. Se imponen cada vez más obstáculos a quienes buscan protección, con el objetivo de minimizar sus incentivos para entrar en el país. Inmediatamente después de asumir el cargo en mayo, el gobierno federal amplió los controles fronterizos. Desde entonces, la policía federal ha rechazado cada vez más a quienes buscan protección.

Las críticas a la práctica actual también provienen de las propias filas del país. La excanciller Angela Merkel se distanció de esta práctica durante el fin de semana. "Si alguien pide 'asilo' aquí en la frontera alemana, primero debe someterse a un trámite. Justo en la frontera, si se quiere, pero un trámite", declaró la demócrata cristiana en una reunión con exrefugiados. "Así es como entiendo el derecho europeo".

El poder judicial también comparte esta valoración jurídica: en un caso concreto, el Tribunal Administrativo de Berlín declaró ilegal el rechazo de tres somalíes. Una joven de 16 años había llegado al puente fronterizo cerca de Fráncfort del Óder en mayo. Tras semanas de huida, ella y otros dos refugiados somalíes se encontraban en estado crítico. Debido a sus heridas, apenas podía moverse, informó la organización de derechos humanos Pro Asyl.

A pesar de su estado crítico, se le negó la entrada y fue enviada de regreso a Polonia. Solo con el apoyo de la sociedad civil y la intervención de un abogado, se logró impugnar el rechazo. Sin embargo, el Ministerio del Interior de Alexander Dobrindt (CSU) considera que esta decisión se toma caso por caso y mantiene su práctica de rechazar refugiados.

El jefe de la Cancillería, Thorsten Frei, de la CDU, reiteró la postura del gobierno el lunes en el programa "Morgenmagazin" de ARD. Citó el Reglamento de Dublín, que regula qué Estado miembro de la UE es responsable de las solicitudes de asilo. "Si a alguien ya se le ha concedido asilo en algún lugar de Europa, obviamente no se trata de una persona fugitiva, sino de personas que provienen de países seguros".

Sin embargo, el Instituto Alemán de Derechos Humanos de Berlín adopta una postura jurídica fundamentalmente distinta: los rechazos no examinados en la frontera violan tanto el derecho de la UE como los derechos humanos, según afirma en una declaración de doce páginas. El gobierno alemán no puede desviarse de esta evaluación individual alegando una emergencia, concluye el instituto, ya que tal revisión ni siquiera existe.

No se observa un aumento drástico en el número de solicitantes de asilo que justifique tal medida. Las cifras del nuevo año tampoco lo justifican. Entre enero y abril de 2025, se registró incluso un descenso significativo : el número de solicitudes iniciales se redujo casi a la mitad en comparación con el mismo período del año anterior, hasta los 53.000 solicitantes.

Sin embargo, la práctica de los rechazos generales implica que los solicitantes de asilo sean deportados a lugares donde enfrentan persecución, argumenta el instituto. Esto es especialmente cierto si enfrentan deportaciones en cadena, es decir, nuevos rechazos del país declarado seguro. Por lo tanto, sigue siendo necesaria una revisión caso por caso.

Con Friedrich Merz, la CDU experimentó un giro significativo hacia la derecha. El partido se distanció claramente de las políticas de inmigración de Merkel, que dominaron la campaña electoral a principios de año. Ahora, la excanciller ha vuelto a intervenir en el debate. Declaró que no debemos dejarnos llevar por la AfD en materia de política migratoria.

Los tiempos han cambiado, replicó el ministro Frei de la Cancillería. Ahora está perfectamente claro que debemos hacer más para mantener el orden, controlar y, sobre todo, limitar la migración. No especificó el fundamento jurídico sobre el que actúa el gobierno.