24 horas en los Sanfermines

Nunca un delirio de 24 horas me ha parecido tan sensato y oportuno. ¿Harto de todos nosotros? Haga lo que Charo, telefonista jubilada de la Casa de Misericordia de Pamplona, cuando llamaba algún bromista (leído en Diario de Navarra ): tomarse las cosas a risa. La Casa –tres siglos albergando ancianos– es la organizadora de la feria taurina, su sustento, y Charo atendía las consultas más insólitas en julio. “¿Sabe usted si a los Toros en Familia puedo acudir con los amigos y sin la familia?”.
A chunga se toman las peñas las corridas y algunas son tan antitaurinas que silban al matador cuando coge la espada. Se fue Concha Velasco, pero los tendidos de sol siguen berreando la Chica ye yé o No te quieres enterar. La presidenta socialista de Navarra, por cierto, está estos días fuera de Pamplona.
“¿Sabe usted si a los Toros en Familia puedo acudir con los amigos y sin la familia?”Cena en el Alhambra. Negocio familiar a lo grande, como las trastadas de Iñaki Idoate, uno de los hermanos. Años atrás, se fue a París con un amigote y decidieron gastarle una broma al anticuario Jean Marie Rossi: el nuevo rico –Iñaki hacía de formal– tenía cien millones de pesetas para gastar en cuadros para una finca hortera. En dos días de “negociación, Rossi les invitó a los mejores sitios. Horas antes de cerrar el trato, alegaron un asunto familiar para dar el piro...
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La churrería La Mañueta es de los mejores del mundo, amigos de Joaquín Ausejo, dueño del hotel Alma. Sexta generación. Solo abren en San Fermín y por fidelidad a los ancestros. No son las cuevas del sado, sólo lo parecen. Victor Gómez Pin, filósofo y residente en Consell de Cent, desliza mientras observa la mezcla artesanal–ni un grumo–:
–En mi barrio han abierto una churrería gourmet...
La Casa del Libro, en Estafeta, Quinta avenida del encierro. ¡Hay prensa! Y corredores que aún llevan el diario enrollado para citar al toro. “El otro día un extranjero creía que era para zurrar al animal”. Suspiran. Compro Hemingway en los Sanfermines, de Miguel Izu, para desmentir todas esas placas “Aquí comió (o pernoctó o se emborrachó) Ernest Hemingway”. Me lo temía: el Nobel sólo asistió a nueve Sanfermines. Y ya en el primero, 1923, la prensa local estimaba que venían muchos, demasiados turistas a las fiestas...
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