Así es cenar a la luz de los cirios en una iglesia de Ibiza

Esta vez vamos a contarles una historia: la talla una joven mártir cristiana de tiempos del emperador Diocleciano, Inés, atraviesa el mar traída por creyentes y toca tierra la noche víspera de san Bartolomé. Desembarcan en la costa oeste de una isla mediterránea donde en aquella latitud se venera a San Antonio. No nos negará el lector que promete una historia que comienza a tejerse con tres nombres del santoral pero de distintas épocas que coinciden en el mismo lugar.
Continuemos: la talla de la mártir que devendría en santa arribó al oeste de Eivissa hacia el siglo IV y los lugareños dieron en venerarla en una cueva, el primer santuario paleocristiano de la isla y refugio contra asalto de piratas. Mucho tiempo después, en el siglo XVIII, los descendientes de aquellas gentes deciden que ya es hora de erigir una capilla para honrar a la santa y comienzan a construir el edificio que se conoce como Sa Capella, en el pueblecito de Santa Agnès, que pertenece al municipio de Sant Antoni de Portmany. Y aquí arranca la leyenda.
Las mejores carnes y pescado del día Cenar en Sant Antoni de Portmany en un lugar de leyenda
La capilla, vista desde el exterior.
Nico Fernandez Mari
La brasa es la esencia de este restaurante.
Luana FaillaRecoge el Periódico de Ibiza y Formentera que Pepe Costa, Vicent Roselló y Carlos Sorá, tras rehabilitar la vieja iglesia, la convirtieron en restaurante por primera vez en 1978. Y que comenzó a ejercer su atracción como tres siglos atrás. Allí han cenado de Don Juan a Julio Iglesias y de Tom Hanks a Bruce Springsteen y Sting. Desde hace dos años, Sa Capella lleva el sello de Grupo Mambo y conseguir mesa no es fácil. Hablamos con su director, Mateo Latorre. “Le damos mucho protagonismo al pescado: ya que estamos en una isla y tenemos un gran producto del mar, lo trabajamos con menos artificio –preferimos una presentación rústica que una espuma sobre el plato– para resaltar solo el producto. En Sa Capella creemos que menos es más. En cuanto a las carnes, nuestra carta es dinámica con diferentes opciones y cortes premium –entraña, vacío, lomo bajo, solomillo, chuletón– de distintas latitudes: rubia gallega, Nebraska, Wagyu, Black Angus… También nos enfocamos en trabajar con producto de temporada, sobre todo en las verduras –el 80 % son producto de la isla y cambian según la estación– buscando el encaje perfecto: claro que el cliente puede hallar un corte premium en un buen restaurante, pero ese maridaje con verdura de la tierra donde estás, da un plus. Sumemos que cada noche tenemos sobre nosotros 400 años de historia: ¿cuántos restaurantes pueden decir eso?”.
No llegó a ser consagrada La iglesia que acoge al restaurante no llegó a ser consagrada a causa de ciertos fenómenos inexplicables que relataban los albañiles
Pata de pulpo a la brasa.
Luana FaillaAun sin conocer la historia que guardan silenciosas las piedras y capillas de esta iglesia –y en la que enseguida entraremos– la impresión del comensal será fascinante. Leen bien: Sa Capella es un restaurante en el que se cena a la luz de los cirios: el rosetón que se eleva sobre la puerta de entrada, con tenue iluminación escarlata, recuerda aquel episodio de aquella serie que el lector ya sabe; Materia y espíritu, subyugante talla en olivo de Antonio Hormigo Escandell, domina su ábside; pequeñas capillitas a los lados son rincones íntimos para cenar y una brasa que hubiese codiciado Hefestos dora, marca y tuesta las mejores carnes del mundo. La escena está envuelta por escogida música intimista que un –excelente– DJ deja manar desde lo alto del lugar que pudo ocupar un santo.
Lista de espera Sa Capella no alcanzó el estatus de templo religioso para ser hoy uno de los más exclusivos en el sector gastronómico
En cuanto a carnes, encontramos cortes premium –entraña, vacío, lomo bajo, solomillo, chuletón– de distintas latitudes: rubia gallega, Nebraska, Wagyu, Black Angus…
Sa CapellaSeguimos con la historia: la iglesia que acoge al restaurante no llegó a ser consagrada a causa de ciertos fenómenos inexplicables que relataban los albañiles. Al terminar la jornada, dejaban sus herramientas en el centro de la planta de cruz latina y al regresar al día siguiente habían cambiado de lugar o incluso desaparecido. Una explicación más convencional a la leyenda es que los pescadores eran devotos de la iglesia de San Antonio, tocando la costa, por lo que boicoteaban la construcción de un templo que podría ser competencia de su santo y pleiteaban con los partidarios de aquella Inés que halló refugio en la vieja gruta. Así, la autoridad eclesiástica acabó abandonando el proyecto y Sa Capella nunca alcanzó el estatus de templo… religioso, para ser hoy uno de los más exclusivos en el sector gastronómico del oeste de Eivissa.
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