Liga MX Femenil – Culpable de Desigualdad Sistémica y Falsa Pobreza

Ganan 150 veces menos que los hombres, pero les exigen la misma pasión. La Liga MX Femenil está en el banquillo, acusada de explotación laboral disfrazada de «falta de rentabilidad». El veredicto: culpables de una injusticia histórica.
En el gran escenario del deporte profesional, hay verdades que son tan incómodas como irrefutables. Y la verdad de la Liga MX Femenil es una de ellas: es un sistema construido sobre una base de desigualdad económica alarmante, justificada con argumentos que se desmoronan bajo el más mínimo escrutinio.
Este tribunal no está aquí para debatir si las futbolistas deben ganar «lo mismo» que los hombres. Está aquí para juzgar un hecho concreto: si un salario promedio de 3,645 pesos mensuales es una remuneración digna para una atleta profesional de élite o una forma de explotación laboral. El cargo contra la Liga y los dueños de los clubes es claro: perpetuar una brecha salarial abismal bajo el falso pretexto de la pobreza.
Las cifras son la prueba más contundente. No admiten interpretación. Son un golpe directo a la conciencia de una industria multimillonaria.
| Métrica | Liga MX Varonil | Liga MX Femenil | Diferencia Abismal |
|—|—|—|—|
| Salario Promedio Mensual | $609,239 MXN | $3,645 MXN | 167 veces menos |
| Salario Máximo Anual | ~$109.2 MDP ($9.1M/mes) | $1.8 MDP ($150k/mes) | ~60 veces menos (5,966%) |
| Ingresos Promedio/Club (Anual) | Cientos de millones | $5.3 MDP | N/A |
| Inversión en Marketing | Prioridad estratégica | 2% de los gastos | Abismal |
| Años de Historia Profesional | ~100 años | ~7 años | N/A |
La defensa de la Liga, articulada por su presidenta Mariana Gutiérrez durante los debates de la ley de salario base, es que la competencia «no es rentable». Afirman que el 80% de los equipos femeniles pierden dinero y que imponer un salario digno llevaría al colapso del torneo. Este argumento es una falacia peligrosa.
El argumento de la «no rentabilidad» es un círculo vicioso creado por la propia Liga. Es una profecía autocumplida.
* Se pagan salarios de subsistencia: Con 3,645 pesos al mes, es imposible que una jugadora sea una profesional de tiempo completo. Debe tener otros trabajos, lo que limita su tiempo de entrenamiento, descanso y desarrollo.
* El producto se estanca: Al no poder dedicarse al 100%, la calidad del espectáculo en la cancha, aunque ha mejorado por puro talento y corazón, no puede alcanzar su máximo potencial.
* La inversión es mínima: Los clubes no invierten en marketing (solo el 2% de los gastos), ni en crear experiencias de día de partido que atraigan a más público.
* Los ingresos no crecen: Como resultado de un producto subdesarrollado y mal promocionado, los ingresos por taquilla, patrocinios y derechos de TV (solo el 20% de los ingresos ) se mantienen bajos.
* Se justifica el salario bajo: La Liga entonces usa estos bajos ingresos para justificar los salarios de miseria, completando el ciclo.
La historia de la liga varonil, con sus 100 años de subsidios, inversión y construcción de marca, es convenientemente olvidada. Se le exige a la liga femenil, con apenas un lustro de vida, ser autosuficiente desde el día uno, un estándar que ninguna empresa o liga deportiva en el mundo podría cumplir.
Este tribunal declara a la Liga MX Femenil y a los dueños de los clubes del fútbol mexicano culpables de mantener una estructura de desigualdad sistémica y de utilizar el argumento de la «falta de rentabilidad» como una cortina de humo para enmascarar una flagrante falta de visión e inversión.
La sentencia es clara: al negar un salario base digno —una propuesta tan modesta como 50,000 pesos mensuales que fue recibida con críticas — no solo cometen una profunda injusticia social que obliga a las atletas a un retiro prematuro , sino que actúan como pésimos hombres y mujeres de negocios. Están saboteando su propio potencial de crecimiento económico, dejando sobre la mesa un mercado global en auge por aferrarse a un modelo de austeridad que solo beneficia sus bolsillos a corto plazo. La desigualdad no es un problema de costos; es un problema de voluntad. El caso está cerrado.
La Verdad Yucatán