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«No querían pagarlo»: el condado de Texas de las riadas optó por no instalar un sistema de alerta con sirenas

«No querían pagarlo»: el condado de Texas de las riadas optó por no instalar un sistema de alerta con sirenas

Un sistema de sirenas, similar al que se usa cuando llegan tornados, podía haber estado en funcionamiento en el condado de Kerr, en Texas, que ha sido devastado por las inundaciones del río Guadalupe y de arroyos aledaños en la madrugada del pasado viernes. Pero, pese a las frecuentes riadas que sufre la zona, no se hizo nada al respecto y las alertas convencionales -la mayoría, por mensaje de móvil- no evitaron una factura mortal disparada, la mayor tragedia por inundación fluvial en décadas en EE.UU.

Hasta el domingo por la noche, madrugada del lunes en España, el número de víctimas contabilizadas llegaba a 81 en ese condado y en otros de los alrededores. Pero había decenas de desaparecidos todavía, y, con el paso de las horas, la esperanza de encontrarlos con vida era cada vez menor. Al menos 28 de los fallecidos son niños. La mayoría son chicas que participaban en Camp Mystic, un campamento cristiano de verano en la ribera del Guadalupe, donde se concentran cerca de 750 menores cada semana durante los meses vacacionales. Quedan diez niñas de ese campamento desaparecidas, además de una de sus monitoras.

De forma paralela a la búsqueda frenética de supervivientes, crecen las preguntas de por qué los sistemas de alerta no funcionaron mejor, lo que quizá pudo haber evitado muchas muertes. Una de las cuestiones es el porqué de la inexistencia de ese sistema de alerta por sirena, que quizá podría haber tenido un impacto positivo dadas las condiciones en las que se produjo la catástrofe natural. El desborde del Guadalupe ocurrió de forma violenta y a primera hora de la madrugada, cuando la mayoría de la gente estaba durmiendo. La crecida del río fue histórica: pasó de un cauce de 2 metros por encima de lo habitual a casi nueve metros por encima de lo habitual en apenas tres horas.

El Servicio Meteorológico Nacional (NWS, en sus siglas en inglés) envió avisos de cautela ante la posibilidad de inundaciones desde la tarde del jueves, con predicciones de lluvias fuertes. Después, cuando la situación empeoró desde la medianoche del jueves al viernes, mandó mensajes de alertas por riada. Y poco después de las cuatro de la mañana, una alerta urgente por posibilidad de daños catastróficos y amenaza severa a la vida humana. Muchos vecinos ni se enteraron. Algunos han asegurado a la prensa local que no les llegó ningún aviso a su teléfono. Otros, que les pilló durmiendo y no lo escucharon. Y otros que sí lo vieron, no hicieron mucho caso, porque las inundaciones son habituales en esta región.

«Un problema con eso es que para la mayoría de la gente en esa zona, una riada significa otra cosa, no lo que ocurrió», defendió en rueda de prensa el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott. «Hay una posibilidad de una riada, pero no se esparaba un muro de agua de casi nueve metros de alto», dijo.

«Lo que se necesita es un sistema externo, como un aviso de tornado que dice a la gente que tiene que salir de inmediato», dijo a la agencia AP Christopher Flowers, un vecino que despertó cuando empezó a escuchar chispazos en su casa, cerca del Guadalupe, cuando el agua entró en los sistemas eléctricos. Él y su familia se salvaron subiéndose a la azotea, pero cree que más podían haber hecho lo mismo con las sirenas. Y pudo haber sido una realidad que nunca se materializó. Las autoridades del condado de Kerr plantearon en 2017 instalar un sistema de sirenas. La razón fue una tragedia por otra riada, que ocurrió dos años antes en un condado cercano.

Rob Kelly, el juez del condado de Kerr y su autoridad más alta, aseguró que no se hizo porque era demasiado caro. El condado tiene un presupuesto de unos 67 millones de dólares al año, y no consiguieron una subvención que hubiera proporcionado un millón de dólares para pagar parte del proyecto. «Los contribuyentes no querían pagarlo», dijo Kelly a 'The New York Times'. Un comisionado del condado de entonces votó en contra de gastarse 50.000 dólares en el estudio de ingeniería para analizar el proyecto. «Todo eso es un poco extravagante para el condado de Kerr, con sirenas y tal», dijo entonces a la prensa local.

Pero la ausencia de las sirenas no acaba con el escrutinio de la actuación de las autoridades. Por ejemplo, se cuestiona por qué no se impuso la evacuación de los campamentos que están en la ribera de Guadalupe, como es el caso de Mystic Camp. El director general de la localidad de Kerrville, Dalton Rice, evitó explicaciones sobre qué tipo de alertas emitió la localidad o por qué no se evacuó al campamento. Se limitó a decir que habrá una «revisión completa» de lo sucedido y que «por desgracia, la lluvia cayó en el momento más inoportuno y en las áreas más inoportunas».

También hay dudas sobre el sistema de avisos del NWS, una agencia federal que proporciona información a las autoridades locales. La secretaria de Seguridad Interior del Gobierno de Donald Trump, Kristi Noem, aseguró que la NSW utiliza un «sistema anciano» y defendió que la actual Casa Blanca está trabajando para mejorar su tecnología.

Pero, al mismo tiempo, este es el tipo de servicios que está sufriendo recortes, tanto a nivel federal como a nivel estatal en Texas. El propio Trump fue preguntado al respecto este domingo cuando regresaba a Washington a bordo del avión presidencial. Defendió que los recortes no tienen nada que ver con lo sucedido. «El sistema viene de Biden, no es nuestro sistema», dijo en referencia a su antecesor, Joe Biden, aunque no tardó en evitar responsabilizar a la anterior Administración. «Pero yo tampoco echaría la culpa a Biden. Es una catástrofe de las que ocurre una vez cada cien años, es horrible para todo el mundo», dijo el presidente, que anunció que visitará la zona afectada en Texas este viernes.

ABC.es

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