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Séptimo encierro de San Fermín | Tres corneados por los toros de La Palmosilla en un encierro muy veloz y peligroso

Séptimo encierro de San Fermín | Tres corneados por los toros de La Palmosilla en un encierro muy veloz y peligroso

Mira que es difícil tener fama de toros veloces en Pamplona, con toda la competencia que hay, pero los de La Palmosilla se han hecho con esa etiqueta en apenas cinco participaciones. Parece la receta de la organización de los sanfermines para contra la masificación dominguera: la rapidez.

Y así se han comportado. Pero también es cierto que hubo un torero al que atribuyen mil anécdotas y sentencias, que dijo que a él no le daban miedo las balas, sino la velocidad que llevaban. Y los toros de La Palmosilla han sido balas en este séptimo encierro de San Fermín.

Ya se ha visto en Santo Domingo: pronto uno de los ejemplares negros ha ganado la cabeza del grupo y ha impuesto un esprín brutal, imposible de seguir, echando la cabeza abajo buscando presa. Así ha sido con un corredor que se ha encontrado justo en el centro de la calle con un periódico en la mano, que ha visto llegar al animal como una locomotora. No lo ha arrollado, sino que lo ha empitonado y le ha provocado una cornada en el muslo: la voltereta ha sido tremenda, cayendo sobre la espalda contra el suelo como si fuera de goma. Y menos mal que el toro ha resbalado en sus cuartos traseros, porque ha hecho intención de volver a buscar al mozo.

El toro castaño de La Palmosilla ha tomado el relevo en la dirección del encierro, y ante él otro corredor se ha dado una de las carreras del año y seguro que de su vida. La cara y la cruz de este tramo del encierro tan puro y tan peligroso.

En la entrada a la curva de la Estafeta se ha producido otra situación muy comprometida con un corredor habitual de este tramo, que se ha visto atrapado por los animales cuando intentaba abandonar la carrera. Uno de ellos ha echado la cara arriba y lo ha atrapado ya en el vallado, arrastrándolo de la camiseta roja hasta el suelo.

Desde ahí la manada ha salido con cuatro morlacos por delante, dando muchas oportunidades a los corredores de la Estafeta. Oportunidades, que no facilidades. Había que buscar la culata del cabestro o de alguno de los toros que iban por delante para tratar de lograr hueco entre las astas. Algunos parecía que lo iban a conseguir, pero se trastabillaban y eran arrollados por toda la manada, como le ha ocurrido a un corredor habitual con camiseta rosa.

Otro clásico de este tramo, sin embargo, lo ha conseguido y no se ha retirado de la cara del toro hasta que ha sentido su pitón izquierdo entre el costado y la axila. Muchas atropellos, muchas caídas alrededor, nada sencillo con tanta masa y tanto corredor alrededor.

En el tramo de Telefónica se han dado escenas ya habituales en el lado derecho del encierro. Algún día habrá una desgracia terrible con alguno de esos muchachos que se quedan parados, agarrados al vallado de madera como quien espera la llegada del autobús en una marquesina. Varios han sido arrollados, golpeados, empitonados... Y los animales ahí llevan la cara alta, con lo que las puntas astifinas de los de La Palmosilla pasaban golpeando o rozando pechos y cuellos como quien no quiere la cosa.

Finalmente el parte de heridos habla de al menos tres corneados.

Toros de La Palmosilla para Jiménez Fortes, Fernando Adrián y Ginés Marín.

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