El Observatorio Vera Rubin revela las primeras imágenes de una 'película' del cielo nocturno que durará diez años

Es solo un 'aperitivo' de lo que viene, pero el Observatorio Vera Rubin ya ha hecho gala de su potencial para descubrirnos el cielo como nunca antes lo hemos visto. Este lunes ha mostrado sus primeras imágenes del universo (la 'primera luz' de un instrumento, según denominan los astrónomos), que son un inicio de un 'time-lapse' que se completará tras cartografiar el cielo austral durante una década. Algo así como la película de lo que ocurrirá en el cielo los próximos diez años, con lo que se podrán saber más datos sobre la escurridiza materia oscura, catalogar el Sistema Solar o descubrir la estructura e historia de nuestra galaxia.
Apodado por muchos como 'el Ferrari de los observatorios' y ubicado en Cerro Chile, en los Andes chilenos, el Observatorio Vera Rubin se encuentra en un lugar ideal para la observación astronómica debido a su altura, sequedad y oscuridad. La cámara del observatorio, con su espejo de 8,4 metros, es la más grande jamás construida para la astronomía, y permitirá a los científicos capturar detalles nunca antes vistos del cosmos.
Sus principales objetivos son comprender la energía y la materia oscuras -no en vano su nombre rinde homenaje a la astrónoma Vera Rubin, cuyas aportaciones fueron claves para descubrir estos esquivos fenómenos-, catalogar el sistema solar mediante la observación de millones de asteroides y cometas, explorar el cielo transitorio y cartografiar la Vía Láctea para descubrir la estructura y la historia de nuestra galaxia. Todo para crear la cartografía más completa del cielo, o Legacy Survey of Space and Time (LSST).



Entre los muchos expertos que contribuyen a esta misión se encuentran investigadores del ICE-CSIC y del IEEC, que han desempeñado un papel clave en el desarrollo científico y técnico del ambicioso proyecto del Observatorio Rubin. Particularmente, estos investigadores liderarán observaciones con el Gran Telescopio Canarias (GTC), telescopio de 10,4 metros de diámetro situado en el Observatorio del Roque de los Muchachos en la isla de La Palma, para el seguimiento espectroscópico de objetos transitorios descubiertos por el cartografiado LSST.
«Esta es la primera vez que se utiliza un telescopio de una apertura tan grande, de más de ocho metros de diámetro, dedicado por completo a realizar un escaneo del cielo durante diez años. Además de producir una película dinámica de todo el cielo austral a lo largo de esa década, permitirá combinar todas las imágenes para detectar los objetos más débiles jamás observados desde la Tierra. Para el estudio del universo transitorio, esto significa contar con la máquina de descubrimiento de supernovas y otras explosiones estelares más precisa y productiva, con más de cien mil alertas de nuevos objetos cada noche», comenta Lluís Galbany, investigador del ICE-CSIC e IEEC.
«El cartografiado LSST que se llevará a cabo en el Vera Rubin Observatory permitirá descubrir la naturaleza de la materia oscura y caracterizar la evolución de la energía oscura. Es una oportunidad extraordinaria de aumentar nuestro conocimiento sobre la física fundamental asociada a los problemas más acuciantes de la Cosmología», señala Juan García-Bellido, cosmólogo e investigador en el IFT-UAM/CSIC.
«Ver las primeras imágenes del LSST es increíblemente emocionante y esto es solo el principio. Estamos viendo los primeros fotogramas de una película del universo de una década de duración, que cambiará nuestra forma de estudiar el cosmos», afirma Jorge Carretero, científico de proyectos de cosmología y soporte de datos del PIC.
El equipo del PIC, operado a través de un acuerdo de colaboración entre el CIEMAT y el IFAE, está implementando un Centro de Acceso a Datos Independiente (IDAC, por sus siglas en inglés) impulsado por CosmoHub, que ofrece a la comunidad científica un portal potente y fácil de usar para explorar y analizar la gran cantidad de datos producidos por el telescopio.
«El Observatorio Rubin marca un antes y un después en astronomía. Ya no dependeremos de la suerte para observar supernovas, detectar nuevos asteroides o variabilidad en la luz de las estrellas. Su manera de mirar el cielo nos permitirá rastrear cualquier cambio con precisión y constancia sin depender de las casualidades», apunta Laura Toribio San Cipriano, investigadora en el grupo de cosmología del CIEMAT.
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