Las estructuras cerebrales se activan cuando se observa y evalúa una obra de arte

Las estructuras cerebrales se activan cuando se observa y evalúa una obra de arte
Esas experiencias afinan el pensamiento abstracto, necesario para tomar decisiones racionales: estudio
▲ Imágenes creadas por la empresa de inteligencia artificial Meta IAFoto
Eirinet Gómez
Periódico La JornadaJueves 22 de mayo de 2025, p. 6
Más de la mitad de las estructuras cerebrales se activan cuando una persona observa una obra de arte y evalúa su contenido, revela una investigación liderada por el neurocientífico Francisco Fernández de Miguel, del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El hallazgo se desprende de un estudio pionero en el campo de la neuroestética en México, que analiza las respuestas cerebrales de personas expuestas a murales prehispánicos de Cacaxtla, Tlaxcala, y del barrio de Tetitla, en la zona arqueológica de Teotihuacan.
La experiencia artística no sólo estimula la vista: involucra zonas profundas del cerebro relacionadas con el placer, la memoria visual, la empatía y la toma de decisiones racionales
, explicó Fernández de Miguel.
A través de técnicas como la electroencefalografía –que permite observar la actividad cerebral en tiempo real–, su equipo explora qué zonas del cerebro se activan cuando los participantes observan estas obras: ¿Qué regiones funcionan cuando algo nos gusta?¿Cuáles cuando no nos gusta?
Imágenes restauradas
El protocolo del experimento consistió en presentar imágenes digitalmente restauradas de los murales; demostrar detalles específicos, eliminar o invertir los colores, y solicitar a los participantes que respondieran si la interpretación les parecía bella, violenta, cálida o fría. Con estas respuestas, los investigadores construyeron una red semántica para vincular emociones, lenguaje y actividad cerebral.
Usamos muralismo prehispánico porque tiene muchas ventajas: tiene una cromática de contrastes, no tiene sombras, no tiene volumen
, explicó Fernández de Miguel.
Entre 2011 a 2017, el equipo recolectó información de más de mil voluntarios en el Museo de Tlatelolco, en la Ciudad de México, gracias a una invitación de María Teresa Uriarte, coordinadora del proyecto La Pintura Mural Prehispánica en México
, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.
El público participaba voluntariamente. Se les ponía un casco de electroencefalografía y registrábamos las señales eléctricas de su cerebro
, recordó el investigador.
Experiencia estética
En 2021, los datos fueron complementados con registros obtenidos en el Museo Mural de Diego Rivera, durante la exposición Imagografías de diversidad: el entre-medio de la cultura, curada por Adolfo Mantilla, coordinador académico de la Academia de Artes.
La experiencia estética, detalló Fernández de Miguel, comienza con la visión: la información entra por los ojos, pasa al tálamo y luego a la corteza visual, desde donde se distribuye a otras zonas cerebrales. Sin embargo, el juicio sobre una obra es más complejo, pues involucra regiones internas del cerebro, como el sistema límbico, donde se regulan emociones como el miedo, la ansiedad o el gusto.
El investigador subrayó que aunque el desarrollo de las técnicas de neuroimagen ha sido clave en este tipo de estudios, aún hay limitaciones. La resonancia magnética no ve directamente la actividad cerebral, sino la oxigenación del cerebro. Y los registros de superficie no nos permiten acceder con facilidad a las estructuras profundas
, advirtió
Pese a ello, considera que la neuroestética –el campo en el que se inscribe esta investigación–, es una buena herramienta para tratar de entender justamente las respuestas cerebrales a obras que producen distintos tipos de percepción.
No tenemos una técnica perfecta, la electroencefalografía tiene desventajas y la resonancia magnética también. Pero nos están acercando y, sobre todo, nos están forzando a generar protocolos de investigación interdisciplinarios, que nos acercan y nos marcan la pauta
, consideró.
Aunque aún falta evidencia para trasladar estos conocimientos a contextos educativos o terapéuticos, Fernández de Miguel considera que los beneficios del arte para la mente son claros. No todos tenemos que ser artistas, pero dibujar, crear, contemplar algo que nos gusta nos organiza el cerebro y afina el pensamiento abstracto. Eso también es necesario para tomar decisiones racionales
, concluyó.
jornada