'No son 500 años, son miles': Gunna Chaparro, líder arhuaca, pide que se reconozca la memoria ancestral en Santa Marta

Gunna Chaparro, de 28 años, estudia Derecho en la Universidad del Magdalena y se ha convertido en una de las líderes de la comunidad arhuaca tras su participación en la COP28, celebrada en Dubái el año pasado.
“No se trata de esperar a que te deleguen algo, sino de asumirlo como propio y llevarlo”, le dijo a EL TIEMPO Gunna Chaparro al terminar una charla en la que participó durante el ‘Hay Festival Presenta’, realizado en Santa Marta en el marco de los 500 años de la ciudad.
Gunna se ha destacado por defender los derechos territoriales, culturales y espirituales de los pueblos originarios, especialmente en un contexto en el que, como ella misma ha señalado, los 500 años de la fundación de ciudades como Santa Marta invisibilizan miles de años de historia ancestral.
En entrevista con este diario, Gunna Chaparro alza su voz para defender la memoria ancestral y reclamar un lugar propio en la historia.
¿Qué significa para usted representar la voz del pueblo arhuaco en espacios como el Hay Festival Presenta?El pueblo arhuaco necesita buenos parlantes. Me refiero a que podamos aprovechar un espacio donde la voz mía pueda llegar a muchas más personas porque se amplifica, y eso implica que el mensaje llegue a los jóvenes, a las personas que tienen otras visiones sobre el pueblo arhuaco y sobre la Sierra. Afortunadamente, llegaron personas a escuchar. Me hubiera gustado que también hubieran venido jóvenes (al ‘Hay Festival Presenta’), porque creo que hay una narrativa muy parcializada. El Hay Festival propicia estos espacios para que contemos nuestra propia historia. Siempre quedamos en manos de otros para que la cuenten, y no nosotros mismos. Como pudiste darte cuenta, cada uno tiene una posición sobre el tema de la conquista, pero ahora es bueno hablar desde nuestra versión, desde nuestra propia vivencia. Visibilizar y posicionar un pensamiento, eso es lo más importante en espacios como este.
En ese sentido, ¿qué cree que la literatura y el pensamiento contemporáneo pueden aprender del pensamiento indígena?El pensamiento arhuaco es oral. Nuestra forma de aprendizaje es oral, por eso estamos obligados todo el tiempo a escuchar. Esa es nuestra biblioteca. Somos una biblioteca ambulante. Se habla mucho del Archivo General de la Nación, del Archivo de Indias o ahora todo se digitaliza, se va a GPT o a Google, pero eso tiene un tiempo, una interpretación. Quien escribe interpreta. En cambio, cuando escuchamos al mamo, que transmite el conocimiento, hay varios escuchándolo. No es algo que él se inventa. Es conocimiento de su papá, de su abuelo, de su tatarabuelo. Ese conocimiento se transmite de generación en generación. No se le quita ni se le pone. Es la interpretación de la naturaleza, del agua, de la tierra. Ese conocimiento se mantiene en el tiempo. Creo que eso es lo que la literatura podría mirar en los pueblos indígenas.
¿Cuál cree que es el riesgo de hablar de conocimiento ancestral en lenguajes que no siempre respetan su profundidad espiritual? ¿Cuál es el peligro?El liderazgo. Porque se habla mucho de la hispanidad, de los 500 años como si eso fuera el avance, el boom de las cosas, y se omite una parte de la historia, del pensamiento que ya existía desde antes. No sería la celebración de 500 años, porque lo que se debe celebrar son los miles de años que ya lleva existiendo ese pensamiento. Esa forma de entender la Sierra. Lo peligroso es eso: omitir la historia. Relevar una parte y bajar la otra. Eso es peligroso. Porque entonces la gente dice: yo prefiero ser blanco, no quiero tener raíces indígenas. Eso es peligroso.
¿Qué significa para ustedes esta conmemoración de los 500 años?Hay que entender la realidad. Ya existe un mestizaje. Hay ancestros españoles que se mezclaron con la matriz indígena, la matriz femenina indígena. El producto de eso es que hay costeños, cachacos, de todo. Esa es una realidad que no se puede omitir. Me parece importante que esta coyuntura sirva para generar fuentes de diálogo, de comunicación. Que se puedan unir capacidades. Aquí no es solo la capacidad hispana, también hay capacidad indígena, capacidad de diálogo.
¿Cómo puede Santa Marta, y en general las ciudades con relación con pueblos indígenas, reconciliar su historia colonial con las voces originarias que aún luchan por reconocimiento y respeto?Más que lucha, diría causa. Porque uno de los desafíos es cómo convertir el conocimiento de la Sierra en un conocimiento de interés general. Que no se diga que ese conocimiento solo le sirve a quienes viven en la selva. No, ese conocimiento permite que uno pueda abrir la llave y tener agua, porque la naturaleza no se cuida sola. Hay veladores. Es importante tener esa nocón. Hay que acercarse culturalmente. Existen elementos tangibles gracias a los guardianes. Entonces, desde la Sierra podemos aportar, visionar Santa Marta. No solo desde lo urbano. El mayor desarrollo se da en la parte rural.
Por esa vía que mencionas, ¿crees que estas conmemoraciones oficiales reflejan bien la visión de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada?Falta un ejercicio mucho más profundo. Está bien, pero se puede hacer mejor. Y más cuando el liderazgo del pueblo de la Sierra no empezó hace 500 años. Empezó mucho antes.
¿Cómo se convertió en esa voz femenina líder de tu pueblo? ¿Cómo lo logró?Todo es un aprendizaje. Es un camino. Uno con la experiencia improvisa. Desde pequeña, incentivada por mi mamá, por mi familia. Siempre resalto a mi madre y también a mi compañero. Aprendí mucho de él. Creo que una forma de darle propósito individual y colectivo a la vida es ser útil. Pensar: yo puedo aportar esto. No esperar a que te deleguen, sino asumirlo como propio y llevarlo.
¿Cómo se proyecta en los próximos años? Quiero ser mayor aporte. Yo soy un puente. Quienes tienen el conocimiento de la Sierra son otros, yo solo transmito lo que escucho. Me gustaría ampliar ese ligaje, que mi voz llegue a todos los rincones de Colombia y del mundo. Que se unan amigos, filántropos, personas de izquierda, de derecha, todos. Que vean la Sierra como un referente, un eje articulador. Y que mi voz pueda contribuir a eso. Me gustaría mucho.
CAMILO PEÑA CASTAÑEDA - EDITOR VIDA DE HOY
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