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‘Ralph Azham’, la divertida odisea de un insolente antihéroe en un mundo de fantasía heroica

‘Ralph Azham’, la divertida odisea de un insolente antihéroe en un mundo de fantasía heroica

Existen los antihéroes y luego existe Ralph Azham, que está un peldaño por debajo. Ralph Azham es indisciplinado e insolente. Tiempo atrás, pensaron que sería el “Elegido”, pero ahora le consideran un paria y lo castigan en la pocilga. Es difícil caer más bajo. Y eso que Ralph Azham tiene un don: puede ver los hijos que tiene una persona y hasta saber si una mujer está embarazada. En realidad, conoceremos muchos personajes con poderes en este cómic, y a cada cual más absurdo.

Ralph Azham (Yermo Editorial), con traducción de Fernando Ballesteros, es el primer tomo de un díptico escrito y dibujado por Lewis Trondheim, creador del personaje Lapinot y de la saga La Mazmorra, lanzada junto a su amigo Joann Sfar. De alguna manera, el universo de Ralph Azham conecta con el de La Mazmorra pues estamos ante una aventura de género fantástico atravesada por lo sobrenatural y protagonizada por unas criaturas antropomórficas, como es norma en el autor.

‘Ralph Azham’, de Lewis Trondheim

Primera página del cómic ‘Ralph Azham’

Yermo Editorial

Evidentemente, Trondheim juega a fondo con el repertorio del género. No faltan los pueblos y parajes imaginarios, la magia y los hechiceros, las criaturas míticas y las aventuras épicas. El pueblo donde vive Ralph Azham está amenazado por unos invasores y el insensato Ralph decide marcharse y combatir. Ahí empieza una aventura con muchas dosis de fantasía, humor y hasta un punto de reflexión filosófica que se hará más palpable -y más pesimista- a medida que el relato toque a su fin en la siguiente entrega.

Se nota que Trondheim conoce bien los códigos de la fantasía heroica y que disfruta con la libertad que le da este universo donde las normas no existen. Eso le permite explorar una de las cosas que mejor sabe hacer como guionista: introducir nuevas caras a medida que avanza la historia, cambiar constantemente de escenarios y sorprender al lector con giros de guion inesperados.

‘Ralph Azham’, de Lewis Trondheim

Página de ‘Ralph Azham’ en su edición integral en dos tomos

Yermo Editorial

A veces, esta acumulación de sorpresas que hace tan ameno el relato puede hacernos pensar que el autor no sabe hacia dónde va, pero en realidad, Trondheim controla en todo momento la trama. Por eso, la lectura de Ralph Azham mejora cuando podemos disfrutar de muchas páginas de un tirón, como en este tomo. Así comprendemos mejor el comportamiento de los personajes, sus reacciones y el valor de pequeños detalles que parecen anecdóticos y luego resultan ser capitales.

También juega a favor el que estemos ante un cómic con principio y final. Trondheim abre hilos narrativos pero sabemos que los acabará cerrando, cosa que no ocurre en las series abiertas, esas que no tienen fin. En Ralph Azham, el propio protagonista sufre una evolución notable, al inicio es un joven inmaduro y luego, sin abandonar su tono sarcástico, se convertirá en un adulto consciente de sus responsabilidades. Le acompañan secundarios como Zania y Yassou, que contribuyen a enriquecer la trama.

‘Ralph Azham’, de Lewis Trondheim

Una viñeta de ‘Ralph Azham’, de Lewis Trondheim

Yermo Ediciones

Gráficamente, Trondheim muestra un excelente nivel. Su dibujo amable y de contornos blandos puede confundir y hacer que parezca sencillo algo que no lo es. Es un gusto disfrutar con viñetas llenas de detallismo en los paisajes, tanto naturales como urbanos: las casas, los tejados, los accesorios. Se nota que dibujar estos detalles forma parte, para Trondheim, del placer de hacer estas historietas.

‘Ralph Azham’, de Lewis Trondheim

Portada del primer tomo (de dos) de ‘Ralph Azham’, de Lewis Trondheim

Yermo Editorial
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A esto se suma el trabajo en el color de Brigitte Findakly, con una riqueza en los tonos y en la iluminación que contrasta con la economía gráfica de su marido. Además, Findakly agrega unas texturas sutiles que contribuyen al acabado del conjunto. Tan solo lamentar, acaso, que en algunos ejemplares de la edición española el color, precisamente, salga un poco de registro en algunas páginas.

Que nadie se deje engañar por los entrañables personajes con aspecto de animal que dibuja Lewis Trondheim en Ralph Azham. Esta es una historia más cínica y oscura de lo que parece. Pero sobre todo es una gran aventura, ideal para jóvenes y adultos a los que les guste la fantasía heroica.

lavanguardia

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