Seleccione idioma

Spanish

Down Icon

Seleccione país

Spain

Down Icon

‘Un menú tancat’: ¿los hombres nunca lloran?

‘Un menú tancat’: ¿los hombres nunca lloran?

Al principio de la función, uno de los personajes suelta: “Lamine Yamal y Raphinha estuvieron espectaculares”. Son tres hombres y hablan de fútbol, pero la obra no va nada de fútbol y sí de hombres. De tres hombres que son amigos de toda la vida, que se encuentran para comer juntos cada dos meses en la cocina del restaurante de uno de ellos, con dos estrellas, que cierra el establecimiento para poder estar bien tranquilos. Porque ¿de qué hablan los hombres cuando están solos?

Esta es una de las muchas preguntas que aparecen en la obra Un menú tancat, de Jordi Casanovas, que llega a La Villarroel después de haber hecho 40 funciones por toda Catalunya. Llàtzer Garcia dirige a estos tres amigos, que interpretan Roger Coma, Òscar Muñoz y Joan Arqué.

“El llanto es la última frontera de la vulnerabilidad”, afirma el autor, que coloca a tres personajes en crisis

Casanovas explica de dónde surge este texto: “Después de escribir Jauría, que me sacudió como autor y me cuestionó muchas cosas sobre la masculinidad, quise escribir esta pieza, que parte de la pregunta: ¿Por qué nos cuesta llorar tanto a los hombres?”.

El autor considera que “hoy, con generaciones de jóvenes que quieren volver al pasado, es muy necesaria esta obra”. Y apunta: “Los hombres heterosexuales tienen más facilidad de expresar una alegría o un llanto con un partido de fútbol que con respecto a sus sentimientos”. Por eso uno de los personajes, el del cocinero que interpreta Arqué, les pregunta: “¿Cómo no nos hemos visto nunca llorando?”.

Una imagen de 'Un menú tancat'

Una imagen de 'Un menú tancat'

David Ruano

El actor se pregunta: “¿Qué legitimidad tengo yo para colocarlos en ese sitio que abre una herida que los pone en cuestión como amigos? ¿Cómo gestionamos nuestra vulnerabilidad? Buscando una solución para él, todo acaba yendo mucho más allá”, asegura Arqué. “En la obra hablamos de feminismo y somos honestos de cómo se habla: es una obra muy sincera. No hay fingimiento, lo que es políticamente correcto es muy poco interesante, y en el teatro se necesita el conflicto”.

Casanovas afirma que “el llanto es la última frontera de la vulnerabilidad”. Por eso coloca a tres personajes “en una cierta crisis personal”. “Hay uno que intenta adaptarse, otro que no tiene las herramientas para adaptarse y, finalmente, el cocinero, que no sabe qué pasa a su alrededor”. La obra es una comedia dramática, porque “detrás de cada broma siempre hay alguna verdad que no es tan graciosa”. El dramaturgo razona el porqué de una cocina como escenario: “ En la cocina catalana hay muchos cocineros de éxito, pero lo han heredado de su madre. Y una cocina es un lugar de intimidad”.

Lee también Luchar contra el legado enfermizo del suicidio Magí Camps
Un dels moments de l'espectacle 'Anatomia d'un suïcidi'

En esta ocasión no es el autor quien dirige, sino que ha sido Garcia quien ha tomado las riendas, con la ayudantía de dirección de Maria Salarich, una visión femenina necesaria, coincide el equipo artístico, porque, según Tania Brenlle, directora de La Villarroel, “hablar de los sentimientos de los hombres es como un oxímoron”.

“Es una comedia que toca lugares que a veces no son tan cómicos y hay momentos en los que los personajes se abren y cuentan sus sentimientos o lo intentan, que ya es una manera de abrirse”, manifiesta Garcia, que asegura que “algunos hombres, cuando la han visto, no sabían qué hacer con esta obra, no sabían dónde colocarse”.

Sobre la masculinidad de cada personaje, Muñoz declara que el suyo “llega con un trabajo previo, porque no sabe si lo ha hecho por él mismo o para gustar a alguien más”. Mientras que el de Coma tiene “una masculinidad construida en los años ochenta, se encuentra muy a gusto y no ve ninguna necesidad de moverse de donde está”.

lavanguardia

lavanguardia

Noticias similares

Todas las noticias
Animated ArrowAnimated ArrowAnimated Arrow