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De Borges a los Pornosonetos: Pedro Mairal inauguró el ciclo de Diálogo con un repaso por su obra

De Borges a los Pornosonetos: Pedro Mairal inauguró el ciclo de Diálogo con un repaso por su obra

En una Sala Victoria Ocampo casi colmada, luego de la presentación a cargo de Verónica Abdala, periodista y curadora de este ciclo, ocurrió ayer por la noche la apertura del ciclo Diálogo de Escritora y Escritores de Argentina, uno de los platos fuertes de la 49.º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires desde hace ya varias ediciones. El anfitrión, a cargo de moderar la charla, fue el escritor y editor Mauro Libertella. El autor de Mi libro enterrado, El invierno con mi generación y El estilo de los otros, entre otros, conversó casi una hora con el escritor Pedro Mairal.

El autor de cuatro novelas –todas de renombre y destacadas por la crítica: Una noche con Sabrina Love, que ganó el Premio Clarín Novela en 1998, El año del desierto, Salvatierra y La Uruguaya–, cuentos, y libros de poesía erótica escrita –sus famosos Pornosonetos– profundizó sobre varias de sus obras, habló de su método de composición y entra varias citas de Borges compartió con generosidad hacia un público que se acercó con interés algunos detalles de su propio universo. Uno que lo tiene, según cuenta, en medio de la escritura de una próxima novela y muy contento de poder ver toda su obra editada de una manera muy prolija y estéticamente elegante bajo el sello Seix Barrial con ilustraciones a cargo de Gastón González.

“Voy arrancando con el interrogatorio”, arrojó Mauro Libertella y daba pie a una de las primeras risas de la noche. Durante el transcurso de la conversación se sucederían varias más.

La primera pregunta buscó indagar sobre sus momentos como lector. Mairal describió una memoria de infancia: “Recuerdo un momento de gran felicidad. En el colegio podías elegir cursar literatura de manera extracurricular. Recuerdo haber estado leyendo “La forma de la espada” de Borges, un cuento que se da vuelta en la última frase y sonreír pensando: qué bien lo hizo. Fue un momento muy fundacional. También leí sólo el Martín Fierro, me interesaba el mundo rural: el folklore, José Larralde, Yupanqui. Esa fue una conexión con mi costado folklórico".

Lecturas con lápiz en mano

Mairal recordó sus estudios truncos de Medicina en la facultad y contó que no se animaba a decirles a sus padres que había dejado la facultad. "Entonces seguí yendo a la cafetería. Me llevaba cosas para leer. Leí Borges, Cortázar (Todos los fuegos, el fuego). Los leía con lápiz en mano para ver cómo habían hecho el truco. La literatura fue un lugar donde poder atar los cabos sueltos a los diecinueve, completamente extraviado. ¿Quién soy? No lo sé ahora, a los 54”, confesó arrancando algunas sonrisas tímidas que estallaron con la siguiente anécdota: “Con mis padres hice una gran psicopateada: los mandé a ver la película La sociedad de los poetas muertos. Allí un joven se suicida porque no lo dejaban estudiar teatro. Mis padres volvieron consternados. Recuerdo que me dijeron: es importante que vos estudies lo que quieras”.

Apertura de los Diálogos con escritoras y escritores de Argentina con Pedro Mairal. Foto: Martín Bonetto.Apertura de los Diálogos con escritoras y escritores de Argentina con Pedro Mairal. Foto: Martín Bonetto.

Así es que tomó el rumbo deseado y se apuntó en Letras. "El paso por esa carrera me volvió un lector especializado. Te convertís en un lector al que no se le escapa nada. Es tan así que muchos dejaban de escribir, se abrumaron”, describió.

En base a este último comentario, Libertella preguntó si el autor aún era capaz de meterse en una trama y dejarse llevar. “No me cuesta –afirmó– me resulta muy absorbente. Un poco como el personaje de “Continuidad de los parques”. Tengo algunos defectos de lector/escritor. El papel me resulta muy definitivo, me calma la ansiedad. Me da mucha ansiedad cuando me mandan un texto digital que lo puedo leer como corrigiéndolo todo el tiempo”, señaló.

Libertella le preguntó a partir de la reedición de su obra bajo la misma colección, cómo el carácter de lo definitivo entra en juego. “¿Tenés la tentación de modificar algo?”, disparó. El autor comentó que le parece “una experiencia muy linda” y destacó como una reseña del propio Libertella inspiró una de las ilustraciones de las tapas, a cargo de Gastón González: “Vos habías hecho una reseña de Salvatierra muy interesante cuyo título había sido "Los rollos del padre". Se lo comenté y eso inspiró la tapa en donde se ve a un hombre con rollos en la cabeza. Con mi editora, Mercedes Güiraldes, pensamos los libros otra vez. Esto me obliga a revisitarlos”.

En ese sentido, Mairal reveló un detalle que modificó y admitió que fue “por pura ignorancia. En La Uruguaya usé la palabra autista como metáfora de estar perdido. Me escribieron varias madres de chicos diagnosticados en el espectro autista diciéndome que se habían sentido ofendidas. Entonces lo modifiqué”.

También describió cómo se siente alejado de muchas cosas que escribió: “Por ejemplo, de Una noche con Sabrina Love. Pienso que fue algo que escribió un tipo de 28 años. Pero no comparto la idea de sacarlo de circulación. En todo caso, servirá para ver cómo se pensaba en una época”, advirtió.

La charla continuó con una pregunta acerca de la creación. Libertella citó a Ricardo Piglia, cuando decía que había dos tipos de escritores: quienes siempre estaban escribiendo el mismo libro a lo largo de su obra y quienes escribían siempre un libro diferente. Ubicó a Mairal dentro de esta última categoría y le preguntó: "¿Cómo hacés a la hora de escribir un nuevo libro, tenés los anteriores en la cabeza?".

Apertura de los Diálogos con escritoras y escritores de Argentina con Pedro Mairal. Foto: Martín Bonetto.Apertura de los Diálogos con escritoras y escritores de Argentina con Pedro Mairal. Foto: Martín Bonetto.

“No demasiado”, admitió y dio un ejemplo: “El protagonista de La Uruguaya, me di cuenta después que era Daniel Montero, el protagonista de Una noche…, pero con 40 años. Si lo hubiera visto en un principio, tal vez, nunca la hubiese escrito. Prefiero no ser muy consciente. Me salió una novela en sonetos pero no la volvería a escribir”. Elogió también la versatilidad de la novela, algo que lo impulsa a innovar: “Hay momentos en donde se avanza a gran velocidad o en cámara lenta, momentos ensayísticos o de guión de cine. Es difícil repetir recursos”, comentó.

El pintor mudo

Libertella también abrió el diálogo sobre algunos títulos puntuales. Elogió Salvatierra, el cual admitió que era su libro favorito de Mairal; la historia de un pintor mudo del interior que está pintando toda la vida un largo rollo que termina siendo una especie de autobiografía.

Preguntó sobre el origen de esta idea y el escritor contó que le surgió a partir de estar viendo un documental sobre el artista Jackson Pollock: “Al tipo cuando le sacaron una foto para la tapa de la revista Life, en ese momento se congeló y no pintó más. Me imaginé lo contrario, un Anti Pollock, que pintase durante toda su vida. También venía trabajando sobre el poeta inédito César Mermet. De ahí la idea de que toda una obra te caiga encima. Después se fue armando el policial: falta un rollo. Ahí surgió la intriga”.

También fue muy interesante cuando contó en detalle cómo trabajó durante nueve meses en la investigación para El año del desierto, quizás su mejor novela, en donde narra cómo Buenos Aires va desapareciendo hacia atrás hasta llegar al momento de su fundación. Todo en un tono posapocalíptico que comienza durante la crisis del 2001. “¿Cómo trabajaste con los indicios, la información?”, preguntó Libertella.

Primero, lo inspiró el contexto: “Todo era una sensación de rebobinado: hijos de inmigrantes se iban a Europa. Todo estaba en el aire. Había una sensación distópica. Como decía Borges en el poema "Insomnio": leguas de pampa basurera. Vi primero la imagen de un pastizal, la novela tiene que llegar hasta ahí. Cuando me cayó esa imagen, me tumbé en la cama. Pensé: esto lo tengo que hacer de a poco. Dividí 500 años de historia en doce meses. En esa época alquilaba una oficina y quienes me visitaban creían que era una comisaría porque tenía mapas de Buenos Aires y Gran Buenos Aires colgados en la pared, con un compás tracé círculos concéntricos y fui pensando cómo se va borrando Buenos Aires”, relató.

Apertura de los Diálogos con escritoras y escritores de Argentina con Pedro Mairal. Foto: Martín Bonetto.Apertura de los Diálogos con escritoras y escritores de Argentina con Pedro Mairal. Foto: Martín Bonetto.

Destacó un libro de Adrián Gorelik, La grilla y el parque, que le resultó clave y sus excursiones al Archivo General de la Nación: “Veía fotos de 1850 y la gente estaba viva. Estaban los gomeros de la Recoleta y no había nada. Abajo del asfalto está todavía el descampado” y resumió cómo esa novela resultó transformadora para él: “Se me transformó la mirada sobre la actualidad. El presente no es sólo el presente, parece estático pero se está moviendo”. Libertella, al advertir que el autor indaga sobre la temporalidad en varias de sus novelas, lanzó: “Al final sí estabas escribiendo el mismo libro, lo acabamos de descubrir”. “El libro del tiempo, buen título pero ya debe existir”, respondió Mairal, entre más risas.

Libertella preguntó acerca de su vida como columnista y escritor por encargo, oficio que desempeñó durante varios años en el diario Perfil y que luego decantó en dos libros (Maniobras de evasión, Esta historia ya no está disponible). “Lo que rumiaba durante la semana no salía muy bien, me salía mejor lo que escribía dos horas antes del cierre, donde pensaba que iba a venir Jorge Fontevecchia a golpearme la puerta”, confesó mientras el público reía una vez más.

Destacó esta gimnasia: “Es un gran ejercicio. Recomiendo la escritura bajo ciertas pautas, con fecha de cierre. Te baja del pedestal”, agregó. “Me gusta la idea de Kafka: hoy Alemania invadió Polonia. Por la tarde fui a nadar. Me gusta mirar por debajo del agua la actualidad”, señaló.

Sonetos pornográficos

Surgió la pregunta por los Pornosonetos, aquellas composiciones formadas por catorce versos endecasílabos que reúnen lo más atrevido y explícito del autor, los cuales comenzó publicando con pseudónimo. “Recuerdo que Washington Cucurto una vez me había pedido unos textos y yo tenía estos pornosonetos que escribía cuando me trababa con El año del desierto. Se los mandé y me dijo: buenísimo, salen mañana. A mí me daba pudor. Entonces inventamos Ramón Paz. Fue muy liberador”. También contó por qué, tiempo después, decidió publicarlos con su nombre: “Cuando ya me empezaron a decir: me gustan los sonetos de Ramón Paz, no aguanté”.

Sobre el final, el público hizo algunas preguntas interesantes acerca de lecturas actuales, su faceta musical (tiene un dúo de guitarra y voz llamado Pensé que era viernes con el también escritor Rafa Otegui) y qué hace cuando se bloquea, lo cual respondió con algunos consejos que pueden resultar útiles a más de uno: “Esperar. Moverte a distintos géneros: si me trabo con una novela, ¿qué pasa si escribo un cuento? Escribir a borbotones. ¿Qué me da miedo? ¿Por qué no puedo escribir? Escribir la pregunta. Escribir en un cuaderno y decir que esto después lo vas a quemar. Que la palabra salga para afuera. Incluso cuando salgan cosas muy oscuras. La palabra guardada es medio tóxica. Nunca escribir hace mal. Puede hacerle mal a otros, pero eso ya es otra cosa”.

Clarin

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