Está en Netflix y tienes que verla: dirigida por Peter Jackson, ganó tres Oscar y es un 'remake' de un clásico de Hollywood
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El Hollywood dorado vivió en 1933 uno de sus mayores hitos cinematográficos con el estreno de King Kong, una aventura que dejó huella gracias a sus revolucionarios efectos especiales. Aquel gorila gigante animado con la técnica de stop-motion conquistó al público y a la crítica por igual, subiendo a lo más alto del Empire State con Ann Darrow entre sus manos y entrando, para siempre, en la historia del cine. Con modelos de apenas 45 centímetros, retroproyecciones y maquetas, King Kong logró lo impensado: dotar de vida a una criatura imposible.
La idea nació del deseo del productor Merian C. Cooper por retratar en la gran pantalla su fascinación por animales salvajes, como los babuinos y los dragones de Komodo. Así surgió la leyenda del simio que arrasa Nueva York por amor, una suerte de fábula sobre el choque entre naturaleza y civilización, reforzada por un final tan trágico como icónico. El rugido de Kong, mezcla de león, tigre y elefante, se convirtió en símbolo de una época. Y la imagen del monstruo en lo alto del rascacielos, atacado por biplanos, pasó a ser una de las más reconocidas del cine clásico.
Décadas después, en 2005, Peter Jackson, recién salido del éxito arrollador de El Señor de los Anillos, decidió rendir homenaje a esta joya. Lo hizo a lo grande, con una superproducción de tres horas que actualizaba el mito con una fidelidad minuciosa y efectos visuales de última generación. El resultado fue una nueva King Kong que mantuvo intacto el espíritu del original, pero que añadía épica, ternura y un apartado técnico deslumbrante. Ahora, esta versión está disponible en Netflix y no hay excusa para no revivir este clásico con mirada moderna.
De la jungla a Nueva York: así es la historia del nuevo KongDurante la Gran Depresión, Ann Darrow, una actriz sin trabajo, se cruza con el excéntrico Carl Denham, un director de cine en busca desesperada de una protagonista. Ambos embarcan rumbo a una isla desconocida junto al guionista Jack Driscoll, con la excusa de rodar una película. Pero lo que encuentran allí supera cualquier guion: criaturas prehistóricas, rituales tribales y un gorila colosal que domina la selva. Kong, temido y venerado, secuestra a Ann, pero en lugar de matarla, la protege.
Jackson potencia la conexión emocional entre la mujer y la bestia, humanizando al gorila y convirtiendo su relación en el eje del relato. La historia, aunque conocida, gana en escala y emoción. El regreso a Nueva York y la posterior captura de Kong desembocan en una trágica persecución por Manhattan, que culmina en lo alto del Empire State. Kong, en su último aliento, mira a Ann una vez más, antes de caer al vacío. Un final que mantiene su poder simbólico intacto más de 70 años después.
Las críticas del momento fueron variadas. La mayoría elogió la dirección de Jackson, los efectos especiales, que le valieron tres premios Oscar, y la interpretación de Naomi Watts, especialmente por su habilidad para interactuar con un personaje generado por ordenador. Otros, sin embargo, señalaron su larga duración y algunos excesos sentimentales. A pesar de ello, la película supo conjugar aventura, emoción y espectáculo, ganándose un lugar propio entre las grandes revisiones cinematográficas del siglo XXI.
Un reparto de altura para una leyenda del cineEl elenco encabezado por Naomi Watts brilla en esta versión moderna. Ella encarna a Ann Darrow con sensibilidad y carisma, construyendo una relación creíble con Kong pese a las dificultades técnicas de rodar con una criatura digital. Jack Black interpreta al director Carl Denham con una mezcla de ambición y cinismo, mientras Adrien Brody, en el papel del escritor Jack Driscoll, aporta un tono más introspectivo al conjunto.
'King Kong' no solo es un homenaje a una época dorada del cine, sino también una prueba de que los clásicos pueden renacer con fuerza
Andy Serkis, experto en captura de movimiento, fue el encargado de dar vida a Kong. Su trabajo físico y expresivo resulta fundamental para que el espectador conecte con el personaje. El resto del reparto, que incluye a Thomas Kretschmann, Colin Hanks y Jamie Bell, complementa una historia coral con personajes secundarios bien definidos. Todos ellos ayudan a elevar una cinta que, sin dejar de ser un espectáculo visual, respeta la esencia trágica y mítica del original de 1933.
El Confidencial