Éxito, miedos y un artista en boca de todos: Carlos Ares se adentra en 'La boca del lobo'
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A sus 28 años, Carlos Ares se está convirtiendo en uno de los músicos más relevantes del nuevo panorama nacional. Artista gallego afincado en Madrid, lleva casi una década lanzando canciones y produciendo música, y desde el año pasado se ha abierto paso definitivamente con su álbum debut Peregrino, que recientemente ha sido reconocido como el mejor álbum de pop de 2024 en los Premios MIN de la Música Independiente. Además, ha sorprendido a muchos con unos conciertos en los que, rodeado de una amplia banda de músicos que también son multinstrumentistas, transmite un carácter y una energía que cada vez está dando más que hablar.
En esta cresta de la ola, esta semana llega su segundo disco, que todo apunta a que le consagrará durante este año: La boca del lobo (también editado por BMG España), que continúa explorando ese universo de pop folk repleto de matices, con sonidos evocadores y letras personales e introspectivas, que esta vez abordan temas como la identidad, la exposición, las ganas de vivir o las contradicciones del éxito.
Como adelantos del disco, que ha salido este viernes, el artista ha lanzado durante estos últimos meses varias canciones que han ido elevando las expectativas: la mordaz Importante, una crítica directa a la vanidad del ego; Autóctono, un auténtico temazo que es una oda a sus raíces y a su "sangre celta"; la afligida Días de perros, en la que da voz al dolor emocional de otra persona; y Páramo, un inspirador canto a la vida que expresa con firmeza y optimismo la voluntad de disfrutar de las cosas buenas y valorar lo que tenemos, por muy hostil que sea el mundo que habitamos.
Con el disco ya completo, y aunque ciertamente sigue los pasos de Peregrino, es indudable que Ares no deja de experimentar para abrir nuevos caminos en su música con este La boca del lobo, como puede comprobarse en el ambicioso tándem que forman Un beso del sol y Con un solo dedo, que se alejan de las estructuras convencionales y se desarrollan con una libertad prácticamente progresiva. Forman un collage musical y un viaje por diferentes pasajes sonoros, llegando incluso a recordar en algún momento al Dark Side of the Moon de Pink Floyd.
Si Peregrino era un viaje interior con un hilo sonoro más uniforme, La boca del lobo amplía el mapa emocional y estilístico de Ares sin perder el centro. Ya desde la canción que abre el álbum y que le da nombre, La boca del lobo, habla de "arriesgarlo todo" y de mover ficha "por mucho que me haga daño", dando rienda suelta a su filosofía personal y a su manera de entender la vida.
Es importante recordar también que Carlos Ares produce su propia música, dando forma personalmente a sus discos y canciones. En esta labor, ha ganado músculo a lo largo de los últimos años trabajando también en la producción de otros artistas de estilos tan diversos como Marc Seguí, Paula Cendejas o Maximiliano Calvo.
Para presentar sus nuevas canciones, que se unen a un repertorio ya muy sólido, Carlos Ares y su banda se encuentran inmersos en una gira que durante los próximos meses les llevará a festivales como Tomavistas (Madrid), BBK Live (Bilbao), Sonorama Ribera (Aranda de Duero), Vida Festival (Vilanova i la Geltrú) o La Mar de Músicas (Cartagena), entre muchas otras fechas. Su público es cada vez más numeroso, y parece evidente que La boca del lobo va a contribuir enormemente a seguir profundizando en esa conexión creciente con la audiencia.
Hemos hablado con él en la semana en que lanza este nuevo álbum, y nos ha transmitido sus sensaciones ante esta nueva etapa de su trayectoria artística y de su vida como músico.
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P. ¿Qué significa para ti entrar en la boca del lobo?
R. Es meterme por voluntad propia en un lugar que no sé si me hace demasiada gracia. Supongo que es el momento actual en el que estoy, exponiéndome cada vez más, y trabajando parece que con mucha insistencia en ganar popularidad. Son un poco las consecuencias de mi trabajo: en este caso, a medida que te va conociendo más gente te metes cada vez más en un personaje público y no sé si eso me hace del todo gracia, es un poco como el miedo al éxito. Es esa contradicción de trabajar para tener éxito, pero al mismo tiempo que te dé miedo.
P. ¿Qué nuevas influencias y elementos has incorporado en el nuevo disco, respecto a Peregrino?
R. He tratado de llevar una misma línea creativa y una dirección artística continuista. Al final está bastante inspirado en Peregrino, pero al mismo tiempo no he querido dejar de ser alternativo y experimental, ni dejar de encontrar nuevas sonoridades y nuevos formatos de canciones. Así que, aunque hay una continuidad, al mismo tiempo considero que para La boca del lobo no hace falta escuchar Peregrino, es una obra con valor propio e independiente.
"Entrar en la boca del lobo es la contradicción de trabajar para tener éxito y que te dé miedo"
P. En Autóctono reivindicas tu identidad gallega y tu herencia celta. ¿Qué lugar ocupa eso en tu forma de sentir y de crear?
R. Pues creo que es algo que está ya incorporado, forma parte de mi naturaleza, que inevitablemente lleva un poco de Galicia o del carácter de donde yo soy, pero mi intención nunca fue fusionar música de raíz gallega con nada, sino que creo que forma parte de mi personalidad y la gente lo percibe en la música. Sin embargo, en el caso de la letra de Autóctono, sí es totalmente una oda a Galicia: es la única canción, de hecho, que he escrito directamente a mi tierra, porque al final me daba la sensación de que se percibía siempre un algo celta o un recuerdo a Galicia. Aun así, nunca había hecho una canción específicamente sobre ese tema o propia para homenajear al carácter y a la gente de mi tierra, y me apetecía hacerlo, porque realmente Galicia es algo muy importante en mi vida y es mi refugio por encima de todo.
P. ¿Cómo surgió la colaboración con Begut (Beatriz Gutiérrez, que también forma parte de la banda) en la canción Un beso del sol del nuevo disco?
R. Pues Bea ya es una parte mítica de mi banda y de mis conciertos. Es una artista que admiro muchísimo, y realmente este álbum lo he diseñado un poco a sabiendas de cuál iba a ser ya mi formación en los directos de este año y del que viene, y Bea forma parte de ellos. Quería que tuviese un momento de protagonismo, porque me parece que lo merece y que enriquece muchísimo el concierto. Es una voz con una grandísima personalidad, y quería aprovechar el talento maravilloso que tiene ella para que no se limitase únicamente a hacer coros y tal, sino que tuviese un momento en el que agarrase el micrófono principal y destacara por encima de todos.
P. Empezaste a hacer música desde muy joven. ¿Cómo te acompañó la música en tu infancia y en tu adolescencia, y qué significó para ti en aquellas etapas?
R. En mi infancia, tristemente no recuerdo mi relación con los instrumentos. Sé que disfrutaba la música, porque mi madre me ponía canciones y yo me emocionaba muchísimo, mi padre también me puso mucha música de todo tipo y también la disfrutaba mucho. Es cierto que luego, en mi preadolescencia, no me gustaba del todo estudiar: no era un gran estudiante, por lo menos de piano clásico en el conservatorio, que fue lo que yo estudié. Me generaba un poco de frustración, y creo que era porque no estaba muy de acuerdo con la metodología que tenían allí o con la filosofía o el trato que tenían hacia la música.
Fue más adelante cuando me empecé a relacionar con la música como a mí me apetecía: me puse las clases que yo quería, me armé yo mi propio calendario y me empecé a formar en lo que de verdad me interesaba, que era más la música moderna, la armonía moderna, componer, la producción, todo este tipo de cosas que he ido desarrollando a lo largo de los años. Y por supuesto, en esta última etapa, mi relación con la música ha sido mucho más satisfactoria y mucho más feliz, porque ya me he estado dedicando a lo que a lo que verdaderamente me gusta.
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P. ¿Hubo un momento concreto en el que decidiste que querías dedicar tu vida a la música?
R. No recuerdo un momento concreto, recuerdo una temporada de mi vida en la que sentí que mi futuro iba ligado a la música porque me hacía muy feliz, porque consideraba que se me daba bien y porque la gente también me lo decía y me animaba. Tuve la suerte de contar con el apoyo de mis padres y de gente cercana, que desde un inicio me dieron alas y me apoyaron, me dejaron claro que veían como una buena idea que yo siguiera por ahí o que al menos lo intentara, y estuvieron conmigo. Gracias a eso, yo tenía una creencia y sentía que podía dedicarme, pero fue en realidad gracias a ellos que me animé a intentarlo en serio. Supongo que fue cuando tenía 13 o 14 años, por ahí.
P. Tú mismo produces tus discos. ¿Qué te aporta asumir todo el proceso creativo y cómo influye en el resultado final del disco?
R. Bueno, es un poco motivo de las circunstancias actuales de mi proyecto. No me gusta nada depender de nadie en los tiempos: a la hora de desarrollar algo no me gusta nada tener que esperar a que otra persona haga algo o me entregue algo, así que casi siempre termino haciéndolo yo, un poco por impaciencia. Creo que aprendí a producir, de hecho, porque no me gustaba esperar a que los productores me pasaran la producción o la versión final. Entonces, preferí prescindir de ellos. Y lo mismo con los vídeos: me gustó el mundo del vídeo y decidí aprender a montar, a dirigir y a guionizar un clip, porque me desesperaba tener que esperar o depender de un equipo de trabajo.
Al final producir un álbum me da total libertad e independencia, y puedo hacerlo realmente con los tiempos y con los ritmos que a mí me vienen bien. Por supuesto, luego le da una identidad el hecho de que pase todo por mis manos: supongo que yo tengo una manera de hacer las cosas que dota a las canciones de esa personalidad.
"Tuve la suerte de contar con el apoyo de mis padres y de gente cercana, que me dieron alas y me apoyaron"
P. Además, también has producido la música de otros artistas de estilos muy distintos. ¿Cómo enfocas cada uno de esos proyectos?
R. Son oportunidades para aprender a trabajar otro tipo de sonidos, de texturas y, en el caso de la escritura, también de jergas. Es bonito, porque te configura la cabeza de una manera distinta y piensas de maneras que no harías habitualmente. No buscarías esos recursos o no utilizarías ciertas herramientas o ciertas palabras si estuvieras escribiendo para ti. Es muy bonito experimentar eso, y también es muy sorprendente, porque hay muchas cosas que te llaman la atención y que dices: 'pues esta me la voy a quedar yo para cuando trabaje mi propia música'.
P. ¿Entonces te ha pasado que haciendo esas producciones te ha hecho replantearte también cómo producir tus propios temas?
R. Sí, sí, sin duda. Yo he bebido mucho de trabajar con otra gente, y he aprendido mucho de los métodos que tienen los otros artistas y autores a la hora de escribir, a la hora de componer, a la hora de interactuar con una canción en el proceso creativo. Todo eso es precioso, porque cada uno lo hace de una manera casi totalmente distinta. Hay algunas que te cuadran más y que te gusta aplicarlas a tu proceso creativo y hay otras que menos. Pero vamos, yo he mejorado mucho como compositor, como productor y como autor gracias a colaborar y a trabajar con otra gente.
P. ¿Cómo has vivido el reconocimiento del Premio MIN?
R. Fue precioso y totalmente inesperado, la verdad. Yo iba convencido a la gala de que mi premio iba a ser la oportunidad que me habían dado de actuar, y estaba convencido de que no me iba a llevar nada. Pero bueno, fue precioso y además concretamente en la categoría de Mejor Álbum Pop: me pareció halagador porque yo a mi música nunca la he considerado sencilla, y creo que el pop, si algo significa, es que es música con un código sencillo o fácil de entender por el pueblo, por la gente. Así que me pareció bonito saber que, dentro de un código que yo utilizo, que en ocasiones puede ser un poco más enrevesado, complejo, alternativo o experimental, la gente del jurado de los Premios MIN consideró que tenía también algo de sencillez, eso me pareció muy bonito.
P. En estos últimos años está habiendo una gran explosión de nuevos artistas gallegos, como tú. De esta nueva hornada tan potente, ¿cuáles son los que más conectan contigo y cuáles te parecen más interesantes?
R. Baiuca me parece la bomba, me encantaría hacer algo con él. Creo que ha sabido llevar de una manera muy elegante y muy fina la tradición gallega a la música electrónica, y además tiene un show espectacular con Xosé Lois, que es un percusionista que toca unos instrumentos que la gente alucina: si alguien no ha ido nunca a un concierto de Baiuca, probablemente nunca haya visto alguno de los instrumentos que toca. Y también están las chicas de Aliboira, que son las cantareiras que cantan con él y que tienen muchísima personalidad. Sin duda, Baiuca es alguien que destacaría de la nueva oleada de artistas gallegos.
"De la nueva oleada de artistas gallegos, Baiuca me parece la bomba, me encantaría hacer algo con él"
P. ¿Crees que hay una sensibilidad gallega común, aunque cada uno tenga su estilo?
R. No lo sé, no sé si hay una sensibilidad común. A lo mejor hay algo similar en el carácter, porque creo que la gente de allí, en Galicia, tenemos un carácter un poco más duro, somos a veces muy honestos o muy directos, o un poco serios. Creo que todo eso, a lo mejor, se percibe de alguna manera en la música, y puede ser que nos haga tener ciertas similitudes entre los artistas gallegos.
P. Tienes muchas fechas en festivales para este verano. ¿Te veremos luego también en muchas salas?
R. Sí, anunciaremos unas cuantas salas que vamos a hacer a finales de año. En realidad se van a empezar a anunciar mucho antes, pero las fechas empiezan ahí, a finales de año: en octubre, noviembre, diciembre, por ahí. Y serán conciertos propios, extenderemos un poquito más el concierto, será un momento muy especial para todos nosotros después de llevar todo el año trabajando en festivales, que al final es un circuito un poco más hostil, más complicado. El llegar a las salas significa llegar a casa, porque toda la gente que va al concierto se supone que es porque realmente quiere verte a ti, y es siempre súper agradecido para el artista.
P. ¿Y cómo estáis planteando esta gira?
R. A ver, esta gira en realidad forma parte de la gira anterior, que fue el año pasado. Fue mi primera gira, y nunca consideré que se terminara, porque hubo un periodo de tiempo bastante breve que no hicimos conciertos y cambiamos el show, pero sigue siendo un poco la misma propuesta. Voy con la misma banda, voy con una puesta en escena muy similar, y a lo que damos protagonismo principal es a las canciones por encima del show y la parafernalia escénica, que yo ahora mismo no me la puedo permitir por una cuestión económica. Tengo que decidir: puedo llevar una parafernalia escénica brutal e ir yo solo, o no llevar ninguna parafernalia y llevar a seis músicos conmigo, que es lo que prefiero. Lo que le puedo ofrecer a la gente es músicos tocando música, y disfrutando y conectando entre ellos.
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P. Si pudieras hablarle al Carlos que estaba haciendo Tiemblo en 2017, ¿qué le dirías?
R. Que tuviera mucha paciencia, porque todavía le faltaba un trecho largo del camino, y que se lo tomara con calma, porque a veces te entran las prisas y te da la sensación de que se te pasa el arroz. Yo creo que lo mejor que hice fue esperar hasta estar seguro de que tenía algo con lo que me sentía coherente sobre un escenario, como lo fue Peregrino. Me atreví a llevarlo al escenario gracias a que entendía todo el concepto y me sentía muy identificado con él. Así fue que hasta entonces nunca hice conciertos, nunca hice giras, nunca saqué ningún disco.
P. ¿Qué música has estado escuchando últimamente? ¿Sueles escuchar más música nacional o internacional?
R. Internacional, y ahora estoy con artistas africanos. Estoy con una banda tuareg que se llama Tinariwen, brutales. Y estoy también con Ali Farka Touré, Oumou Sangaré, son artistas de por allá que me molan mucho. Me meto en una especie de trance y disfruto mogollón de su música. De hecho, a Tinariwen les he escrito por Instagram, a ver si hacemos una colaboración en algún momento.
El Confidencial