José Cueli: El hambre: revolución

José Cueli
E
n el espléndido libro Los tarahumaras, Antonin Artaud (Barral Editores, Barcelona, 1972) enfatiza la danza de la crueldad. ¿Qué más crueldad que el hambre, la hambruna? Ritma esa reconstrucción que trata de encontrar un lugar opuesto a la civilización occidental. La realidad no está constituida todavía porque los órganos verdaderos del cuerpo no están todavía compuestos ni situados.
‘‘El teatro de la crueldad” acaba ese emplazamiento, acomete una nueva danza del cuerpo del hombre; una nada coagulada. En el silencio de las palabras es como mejor podemos escuchar la vida. Sintaxis que regula el encadenamiento de las palabras, gestos que no serán ya gramática de la predicación ni lógica del espíritu claro.
Las huellas inscritas en el cuerpo, ‘‘el hambre”, no serán incisiones gráficas, sino heridas recibidas en la destrucción de Occidente. La metafísica, estigmas de una implacable guerra. ‘‘El estigma y no el tatuaje: así, en la exposición de lo que habría tenido que ser el primer espectáculo del teatro de la crueldad’’ (la Conquista de México), que encarna la ‘‘cuestión de la colonización”, que habría ‘‘hecho revivir de manera brutal, implacable, la siempre viva fatuidad de Europa” (El teatro y su doble, IV, p. 152), el estigma sustituye al texto: ‘‘De este choque del desorden moral y la anarquía católica con el orden pagano, pueden surgir inauditas conflagraciones de fuerzas e imágenes, sembradas aquí y allá de diálogos brutales. Esto a través de luchas de hombre a hombre que llevan consigo, como estigmas, las ideas más opuestas” (A. Artaud). ‘‘La palabra soplada” en la Escritura la diferencia (Derrida, editorial Anthropos).
Se habla de la crueldad que ejercen los poderosos sobre los débiles en truculento juego sadomasoquista, pero no se puntualiza que el hambre es quizá la peor de las crueldades que podemos infligir al otro. Negar al individuo la posibilidad de acceder a la más primaria de las necesidades biológicas es el peor de los crímenes.
La cultura, aunadas el hambre, la desesperanza, los sujetos pierden la dimensión humana, se lanzan a matar o morir en fallido intento por escapar a la infrahumana calidad de vida. Se requiere ahondar en el estudio de la crueldad humana (la colonización) como hacen Artaud, Derrida y sus variantes, sobre todo en aquella (¿la Conquista de México?) que conduce a someter al semejante a una muerte lenta, agonía prolongada, muerte por hambre, depauperación no sólo del cuerpo, sino del espíritu que se repite y nulifica la anterior. La hambruna fue generadora de las revoluciones francesa, mexicana, española…
jornada