Julio Camba, el periodista anarquista que se pasó al bando franquista (y vivió en el Palace)
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El periodista gallego Aser Álvarez siempre ha tenido una obsesión: su paisano Julio Camba (Vilanova de Arousa, 1887- Madrid, 1962). Lleva más de 20 años detrás de él. De su vida, de sus artículos, de la impronta que ha dejado en el periodismo. A él mismo le llevó a este oficio y a través del género del documental periodístico ha intentado desentrañar el gran desconocimiento que hay hoy del columnista y corresponsal mejor pagado de su tiempo, allá por la primera mitad del siglo XX. Fue el periodista que llegó a vivir en el Hotel Palace de Madrid (en la habitación 303) y fue muchas cosas más. Para conocerlo ahí está el documental Julio Camba, el hombre que no quería ser nada, que se puede ver ahora en Filmin y en preparación Álvarez y su productora Arraianos Producións tienen Entre Julio y Camba, más subjetivo y autoral. El ajuste de cuentas de la obsesión.
Llama la atención al ver el primero de los documentales que un tipo con un vida tan agitada y que fue tan conocido e importante en su época se haya prácticamente diluido como un azucarillo. Nada que ver con un coetáneo como el catalán Josep Pla, del que incluso recientemente se ha publicado una aplaudida biografía. Algo de culpa tiene el mismo Camba como sostienen la veintena de personas que hablan de él en esta cinta.
“Él era amigo de Ortega y Gasset, de Unamuno, de Joaquín Pla… y nadie se atrevió nunca a escribir su biografía, mucho menos él. Yo creo que un poco el secreto de Julio Camba es ese. Él lo dice muy bien en una entrevista que le hacen, le preguntan su secreto y él dice, el secreto no es tratar de condensar la vida entera en una columna. El secreto es el secreto y si se contase dejaría de ser secreto. Yo creo que un poco el suyo es que nos escribe desde el personaje que él se crea, llamado Julio Camba, y de la persona se sabe muy poco”, comenta Álvarez por teléfono a este periódico.
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De ahí que todo en este documental tenga cierto halo misterioso, pese a que es muy didáctico, perfecto para aquellos que no sepan absolutamente nada del personaje. No solo gracias a los testimonios de los que más le han leído y le han investigado sino también por las imágenes de archivo, no de él, puesto que las únicas que nos han llegado son las de su entierro y está dentro del féretro, sino del Buenos Aires de principios del XX donde recaló como polizón y se metió en el movimiento anarquista; o el Madrid del anarquismo de Mateo Morral, el que le puso la bomba a Alfonso XIII el día de su boda en Madrid, y que Camba llegó a conocer. Es más, Morral le llegó a ofrecer financiar El rebelde, el periódico que había montado en la capital… Y el periodista tuvo que ir a declarar en el juicio contra el terrorista. No se le impuso ningún tipo de pena.
Por la película también aparecen los lugares en los que Camba acabaría como corresponsal para distintos periódicos -estuvo en El País y en El Mundo (los de aquellos años) para acabar casi toda su carrera en ABC con algún interludio de tiempo en El Sol-, como fueron Estambul, París, Londres, Múnich y Berlín (y además ponía verde en sus artículos a ingleses, franceses, alemanes…). Una verdadera fantasía vivir en aquellos lugares antes y después de la I Guerra Mundial (pero sobre todo antes). También podemos ver su cuarto en el Palace, el hotel en el que viviría en los últimos años y desde donde enviaba sus columnas de periodista estrella… Camba era el más leído y también el mejor pagado.
El anarquista Morral le llegó a ofrecer financiar el periódico que había montado y el periodista tuvo que ir a declarar en el juicio contra el terrorista
Esta última imagen es la que más ha quedado de él y de la que más se sigue hablando. La del baño diario en el hotel (otro hilo conductor del documental). Aquellos últimos años en los que el periodista que, si bien en su juventud había militado con los anarquistas y había defendido la revolución anarquista -tuvo también relación con Juan Montseny, padre de Federica, la que sería ministra de Sanidad durante la II República- acabaría defendiendo al bando nacional durante la Guerra Civil y anclado en posiciones conservadoras. Desde el Palace.
“Detrás de todos los grandes artistas, hombres o mujeres, siempre hay contradicciones, siempre hay una evolución, siempre hay un camino y el camino de Julio Camba es sorprendente. Desde su juventud revolucionaria y su caída bajo el sutil y poderoso veneno que decía que era la anarquía, hasta que después de algún modo rechaza los postulados anarquistas”, explica Álvarez, que no obstante también defiende que Camba siguió siendo siempre “un libertario”, un “radical libre”, alguien que iba por su cuenta. Por ejemplo, le encantaba practicar nudismo y lo hacía siempre que podía en la ría de Arousa. “Es un tipo bastante difícil de cazar, pero es que eso es el secreto y ya sabemos que sin misterio no hay poesía”, resume. Sí se incide en el documental que la I Guerra Mundial y la Guerra Civil española causaron estragos en él y en su forma de ver el mundo. Con ambos conflictos, Camba, que era un viajero, un curioso, alguien a quien le interesaba todo de cualquier parte del mundo, un cosmopolita, dejó, en gran parte, de ser Camba.
Más allá de sus posicionamientos políticos, a Aser Álvarez lo que le gustaría, realmente, es que Camba fuera completamente exhumado y leído porque hay mucho que recuperar. Que el lector pudiera llegar a este observador de los detalles (que es donde está el verdadero diablo, según el famoso refrán). “Lo que hay publicado se vende muchísimo, pero no hay unas obras completas. Esto es un trabajo que habría que hacer, de hecho este documental es un paso más en este camino. Es un tipo al que realmente hay que reivindicar, porque es un clásico, pero es un clásico muy desconocido. Y habría que rescatar muchos de sus artículos inéditos en la biblioteca”.
"Lo que hay publicado se vende muchísimo, pero no hay unas obras completas. Esto es un trabajo que habría que hacer"
También para conocer el humor de su prosa. Camba era de esos columnistas que sabía meter el dedo donde hay que meterlo, pero lo hacía con mucha gracia, sin mala leche ni inquina, que es lo que parece que prima ahora. “Sí, y así nos va. El humor es el bálsamo que hace mucho más digerible lo absurdo de la vida, lo injusto. Y Camba eso lo tenía muy claro. Utilizaba el bálsamo del humor como lo usaban sus paisanos en la aldea [había nacido en Vilagarcía de Arousa]. En este sentido es un aldeano cosmopolita, un galaico universal que escribió en castellano siempre y que por eso fue rechazado. Tampoco fue reivindicado evidentemente ni por el nacionalismo ni por el galleguismo porque él era un furibundo antiprovincianista. Aunque admiraba a Rosalía de Castro, admiraba a algunos autores, de hecho, él escribió algunos poemas en gallego. Pero tiene un valor extraordinario por su capacidad para el uso de la palabra y para hacerlo siempre con un sentido del humor que entronca totalmente con la cultura gallega, con la tradición celta”, admite Álvarez.
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Se leen varios artículos en el documental y todos los entrevistados recomiendan su lectura. Hoy en día hay varias compilaciones publicadas, como
“Yo recomendaría leer a Camba con cuidado porque es droga dura, es muy adictivo. Hay que leer un día un par de artículos, tres, pero no más. El único libro real suyo es
El Confidencial