Los 4 Fantásticos: primeros pasos: ¿La familia Marvel? Bastante mejor, gracias (***)

La historia es conocida. Los 4 Fantásticos nacieron en 1961 con la sana intención de salvarnos a todos. No solo a la casa de cómics Marvel que andaba por entonces en sus momentos más bajos, sino a la humanidad entera de las amenazas de casi siempre: la prepotencia, el abuso de poder, el exhibicionismo testosterónico, la arrogancia y los malos guiones. En la familia disfuncional compuesta por una mujer invisible (aquí, el subconsciente jugó una mala pasada), un tipo listo y, por ello, muy flexible (esto bien), un joven demasiado fogoso (la metáfora se antoja obvia), y un individuo tan tierno por dentro como rocoso por fuera (el mejor y más torturado, sin duda), todos eran superhéroes, pero menos. Eran, en definitiva, unos tipos extraordinarios cuyo mayor poder andaba muy cerca de su mayor debilidad. Jack Kirby y Stan Lee leyeron perfectamente el signo de los tiempos y confeccionaron un mito a su altura. Tal cual.
Los 4 fantásticos de Matt Shakman hacen suyo el desafío original y, como entonces, también ellos llegan a la cartelera con la misión de rescatar al Universo Cinematográfico de Marvel de la desidia más absoluta en la que ahora mismo se encuentra. Digamos, para adelantar el resultado, que lo logra y lo hace sin alardes, consciente de que sus héroes son lo que son y más pendiente de todos los errores a evitar que de una solución espectacular con la que apabullar a la audiencia. Y esto, que dicho así puede parecer poco entusiasta, en verdad es la mejor noticia posible. No se trata ni de imitar por enésima vez las simas turbias y existenciales de El Caballero Oscuro al estilo Christopher Nolan y su Batman; ni de refundar desde sus cimientos la esencia original del cómic al modo James Gunn y su recién estrenado Superman; ni de montar un circo de 30 pistas en el que perderse a la manera de los hermanos Russo y sus Vengadores pendientes de una inminente resurrección.
Ahora, la cosa es mucho más sencilla. Shakman lo fía todo a una puesta en escena deslumbrante localizada en unos idealizados años 60 infectados de un optimismo contagioso. Por momentos, la película respira más el espíritu de Star Trek que de ninguna otra saga conocida. Los 4 Fantásticos: primeros pasos discurre de la mano de un guion dispuesto en línea recta que se diría pensado para la contemplación antes que la acción en su sentido más mostrenco. Lejos de insistir otra vez en los orígenes, ahora la historia habla de un embarazo tardío y del temor a las complicaciones habida cuenta de las anomalías genéticas de los padres. Y así hasta que el voraz devoramundos que es Galactus manda a su heraldo (sorprendente Julia Garner) para complicar aún más la gestación de la criatura.
Como ya hiciera en Bruja Escarlata y Visión --lo mejor de lo que ha sido capaz Marvel hasta la fecha--, Shakman juega a los mundos duplicados; a los programas clásicos de televisión que replican las formas de otro tiempo por fuerza mitificado; a los cómics transformados en elementales series de dibujos animados; a la propia película como espacio de representación de las primera viñetas de los superheroes. Representación de la representación. Sin abusar, pero con mucho cuidado de mimar la memoria del espectador, lo que surge es una película que es esencialmente evocación, misterio y cuento. Solo eso.
Lo que seduce es, por contradictorio que pueda parecer, la renuncia explícita al entusiasmo. Los efectos especiales deslumbran por su cariño y respeto a la imaginación, sin insistir en el ritual sangrado de retinas CGI y dejando de lado las muy masculinas ensaladas de puñetazos freestyle. Y lo mismo vale para un sentido del humor dosificado, no invasivo y muy lejos del regocijo solo apto para fans. Puede resultar ingenuo, o solo alucinado, pero plantear una historia de superhéroes desde la aparente (solo aparente, que la broma ha costado 200 millones) humildad de una comedia familiar y agradable se parece bastante a replicar la jugada original de Kirby y Lee.
--
Dirección: Matt Shakman. Intérpretes: Pedro Pascal, Vanessa Kirby, Joseph Quinn, Ebon Moss-Bachrach, Julia Garner. Duración: 130 minutos. Nacionalidad: Estados Unidos.
elmundo