Los nombres que mecen a un Nobel

La LitAg, la zona de la Feria del Libro de Frankfurt donde se reúnen agentes literarios y editores todo el mundo para comprar y vender derechos de nuevos títulos, es un lugar digno de admirar, como mínimo, una vez en la vida. El ajetreo que allí tiene lugar para hacerse con el próximo best seller y para tener en los catálogos a los mejores escritores es cuanto menos llamativo. No hay tiempo para el descanso y, pese a que hay un bar a pocos metros que sirve cafés, bagels y ensaladas, son muchos los que terminan comprando algo rápido cuando el carrito móvil pasa por las distintas mesas. “No hay tiempo que perder. Tenemos citas cada media hora”, cuenta Laurence Laluyaux, de RCW Literary Agency, a La Vanguardia . Lleva años viniendo y se conoce de memoria el ritmo frenético. Pero este año lo es todavía un poco más, si cabe. Es la agente literaria del último premio Nobel de Literatura: el húngaro László Krasznahorkai.
En Frankfurt, la cara del escritor está en todas partes. En carteles, folletos, pantallas y, por supuesto, libros en diferentes idiomas. Que eso sea posible, más allá de por supuesto por su obra, se debe al trabajo de un conjunto de personas que, unidas, conforman un engranaje perfecto y dotan al escritor de una enorme visibilidad: agente, editores, traductores.
“Mi satisfacción es que, tras anunciarse el Nobel, la gente lo pudo encontrar en librerías”, admite LaluyauxSe supone que Krasznahorkai iba a ser el invitado estrella de la ceremonia inaugural pero, a última hora, anunció que se retiraba por problemas de salud, el mismo motivo que le ha llevado a retirarse esta semana del festival de literatura Kosmopolis, que se celebra del 22 al 26 de octubre en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona ( CCCB). Pero, lo cierto es que, aunque no hubiera tenido planes de venir a la feria alemana, lo más probable es que su rostro hubiera lucido igual en todas las paredes, pues cada año el Nobel despierta el interés del sector.

El Nobel László Krasznahorkai junto a su agente literaria, Laurence Laluyaux
Laurence LaluyauxEdiciones pasadas llegaba incluso a coincidir el anuncio del premiado con este gran encuentro editorial, lo que todavía hacía más excitante la experiencia, pero hace un tiempo que eso quedó atrás, aunque no quita que Laluyaux sea estos días una de las mujeres más ocupadas del mundo. Está acostumbrada, pues en su cartera tiene más premios Nobel que representa desde antes de ganar el premio: la coreana Han Kang, la polaca Olga Tokarczuk. Su jefe, Peter Straus, lleva a Kazuo Ishiguro y a Abdulrazak Gurnah.

László Krasznahorkai junto a Sandra Ollo, su editora en castellano, en 2018
Acantilado“Con László llevo diez años. ¿Cuál es el truco para haber empezado a trabajar con él y otros Nobel antes de que lo ganaran? No sé si existe. Solo puedo decir que somos una agencia que pensamos en el autor en su conjunto y no solo en los libros de éxito. Por eso, intentamos para ellos siempre buscar editoriales que sabemos que mantendrán sus libros impresos y que constantemente piensan en cómo conseguir nuevos lectores, hacer reimpresiones y otros formatos como el bolsillo”. Su objetivo –añade – es “que tengan presencia, para mí no hay mayor satisfacción que saber que, horas después de anunciarse el nombre de Krasznahorkai, los lectores de un montón de países pudieron ir a las librerías a hacerse con tres, cuatro incluso cinco de sus títulos o más”.
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La próxima meta –desvela la agente – es “llegar todavía a más lugares e idiomas y, en los que ya se ha llegado, que se traduzcan más obras”. En eso está Adan Kovacsics, el hombre que hace posible que leamos a László en castellano. Se consideran amigos, pues la relación entre ambos empezó en Budapest (Hungría) hace 25 años, cuando tradujo Melancolía de la resistencia para la editorial Acantilado. “Me maravilló desde el primer momento porque me enseñó que existía un nuevo mundo novelístico y creativo posible”. Tanto es así, que siempre pensó en la posibilidad de que algún día ganara el Nobel, pues considera que “es un autor grande que quedará en la literatura. Aunque yo sabía desde hace tiempo que iba a quedar igual, lo ganara o no”.

El Nobel László Krasznahorkai y su traductor al castellano, Adan Kovacsics
TxistiKovacsics, que en este tiempo ha seguido la evolución del autor, pues “he visto como se ha ido radicalizando y encontrando su lenguaje”, confirma a este diario que tiene nuevos encargos de traducción, como también imagina que puede tener en breve Carles Dachs, su traductor al catalán, que acaba de lanzar al mercado su Tango satànic de la mano de Edicions del Cràter. “Mucha gente no me cree cuando digo que esta novela ha sido mi primera traducción. ¡Y va y gana el Nobel! Es un orgullo, aunque admito que el proceso fue todo un reto, por las frases interminables tan características del autor pero tan complejas en catalán, pues es un idioma que tiende más a las oraciones cortas. He consultado a muchos húngaros para encontrar el tono y también me ha ayudado mucho el hispanista y catalanista húngaro Kálmán Faluba”, cuenta Dachs.
“En 25 años he visto como László ha ido encontrando su lenguaje”, señala el traductor KovacsicsLos editores que han hecho posible que al Nobel se le pueda leer en España son Sandra Ollo, en castellano, y Mariona Bosch y Oriol Ràfols, en catalán. Estos últimos, las caras de Edicions del Cràter, un microsello con mucha vista que nació en plena pandemia, reconocen que “era extraño que un escritor como él no estuviera traducido al catalán, así que decidimos dar el paso, pues todo el mundo merece conocer su prosa hipnótica. La tirada inicial fue de 700 ejemplares y ahora volvemos rápido a imprimir, esta vez dos mil”.
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Por su parte, tanto Ollo, al frente de Acantilado, como el ya fallecido editor Jaume Vallcorba, hace tiempo que comprendieron que el autor húngaro que pedía constantemente que la realidad la filtren los poetas tenía que estar en su catálogo, pues, como recuerda Ollo, “su singularísima obra, que es diferente a todo, ha sido comparada a menudo con la de otros autores únicos en su especie, como Kafka–su héroe literario–, Gógol, Beckett o Bernhard”, concluye.
¿Para cuándo una cita con el Nobel?El festival literario Kosmopolis, que se celebra esta semana en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), era el escenario perfecto para que algunas de las personas que forman parte del bautizado como engranaje László Krasznahorkai, y que garantizan que sus obras lleguen a los lectores, se conocieran. Si bien Sandra Ollo, su editora en castellano, y el traductor en el mismo idioma, Adan Kovacsics, hace años que se ponen cara –sin ir más lejos, en el premio Formentor 2024–, el equipo en catalán no ha tenido todavía la oportunidad. “Hasta la fecha hemos tratado con él a través de su agente, Laurence Laluyaux. Nuestra oportunidad era ahora, en el Kosmopolis, pero tendremos que esperar”, lamentan tanto sus editores, Mariona Bosch y Oriol Ràfols, como el traductor Carles Dachs, debido a que el Nobel no podrá venir a Barcelona por problemas de salud.
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