Marc Migó, el compositor feliz que gusta a Martha Argerich

Marc Migó (Barcelona, 1993) es ya a sus 32 años un auténtico activista de la escena musical, capaz de levantar empresas que otros con más edad verían improbables. Es lo que tiene vivir con un pie en la tan dinámica Nueva York, donde se estableció desde que fuera alumno de composición en Juilliard. ¿Que hay que impulsar una fundación para promover la música contemporánea y el repertorio de calidad? Ahí está él, insuflando vida a la reciente Fundació Vera Música.
El compositor de moda de la escena catalana se ha convertido así en consejero artístico, gestor de música, eventual programador que da apoyo a jóvenes artistas... Y aunque su intención no es en absoluto usar la Fundación de trampolín para su carrera personal –“no quiero dar la imagen de compositor mediocre que se autoprograma”–, las circunstancias que se han dado ahora justifican que el primer concierto que organiza la entidad –hoy en el Palau de la Música, 20 h– sea en realidad el estreno nacional de su Carnaval de las Indias, porque se lo estrena nada menos que Martha Argerich, a quien conoció a través de un buen amigo común, el también pianista Alan Kwiek.
Acabamos haciendo un bestiario en el que cada movimiento retrata una criatura mitológica de Latinoamérica: el Pájaro loco, la Llorona, el Vampiro...”
“Hace tiempo que teníamos intención de hacer algo conjuntamente con Martha –explica Migó–, pero un día estando en su casa de Ginebra con Alan, conocí a su hija, Annie Dutoit-Argerich, actriz y doctora en literatura, con quien hubo una conexión instantánea. Y de aquel brainstorming a tres surgió la idea de escribir una obra que reflejara nuestras raíces latinas. De entrada yo quería hacer un bestiario de animales extintos, pero a través del director del Teatro Cervantes de Buenos Aires, Gonzalo Demaría, autor del texto, acabamos haciendo un bestiario en el que cada movimiento retrata una criatura mitológica de Latinoamérica: el Pájaro loco, la Llorona, el Vampiro...”
La obra, en cierta manera un reflejo deformado del Carnaval de los animales de Camille Saint-Saëns, se la dedicó Marc a Alan y a Annie, quien además actúa de narradora, una figura que también aparece en el Carnaval de los animales. “Y después he tenido el gran privilegio de conocer a Martha, de que le guste la obra y que la esté tocando. Es como la guinda del pastel de un proyecto casi de familia, de una troupe de amigos”.

Marc Migó
Andre GrilcEl Carnaval de las Indias vio la luz en Sarasota (Florida), Buenos Aires, Buffalo y Ottawa. Y llega a Barcelona compartiendo programa con a una obra del compositor de la Juilliard Philip Lasser (por la conexión entre EE.UU. y Europa) y con el Concierto para dos pianos de Poulenc, cuyo refinamiento armónico y melódico es un modelo para Lasser y Migó. Y todo ello junto a la Orquestra del Reial Cercle Artístic de Barcelona, dirigida por Glen Cortese.
Migó, que es también pianista, no había tenido ocasión de escuchar en directo a Argerich hasta los ensayos en BarcelonaCuriosamente, Migó, que es también pianista, no había tenido ocasión de escuchar en directo a Martha Argerich hasta que se han encontrado esta semana pasada en Barcelona para los ensayos. “Nunca me quise hacer ilusiones, pero la primera parte la compuse pensando en ella como intérprete, inspirándome en su pianismo, no necesariamente en su virtuosismo sino en sus colores, esa cosa íntima, la expresividad, el fraseo. Y es muy curioso ver sus reacciones: puedes pensar que determinado pasaje no la desconcertará, pero sí, la desconcierta. Es fascinante ver en qué cosas se fija y las que ella enfatiza, Es mágico”.
Lee tambiénRaramente toca Argerich música nueva. Hacía años que no estrenaba nada nuevo, y menos aún de un compositor español o catalán. Es un hecho extraordinario. Pero esta obra le gusta, la encuentra por momentos difícil, “lo cual demuestra su perfeccionismo, porque luego la toca perfectamente”. Por otra parte, este Carnaval es una fiesta grotesca de diferentes criaturas que van dialogando entre ellas, lo cual le permite a la pianista ser juguetona, ser esa actriz y alquimista que conjuga todos esos espectros. Pues la obra tiene mucho de realismo mágico, “como si quisiera trasladar esa manera de entender la literatura a la música”, apunta Migó. Y contiene ese juego de máscaras que le permite citar la obra de Saint-Saëns, su acuario, sus canguros... que a su vez es muy metamusical, advierte, porque está llena de citas y espejismos.
Quise seguir el ejemplo de Saint-Saëns, pues creo que una de las cosas más atractivas que se pueden hacer con la música de hoy es jugar con los estilos”
“Quise seguir el ejemplo, pues creo que una de las cosas más atractivas que se pueden hacer con la música de hoy es jugar con los estilos, estar abierto a una gran fuente de todas las influencias que uno puede escuchar hoy en día. En este sentido, también el carácter latino está muy presente, con los ritmos, las danzas, el carácter, los ataques de los acordes, las armonías”, advierte el propio compositor barcelonés, quien confiesa estar muy influido por el legado de Nadia Boulanger y el de Narcís Bonet, el compositor catalán fallecido recientemente, “por ese modo de entender la música en la que la armonía es vital, o la belleza de los acordes y de la conducción de las voces”, pero además, dados sus estudios en Nueva York, Migó tiene también una vena neo-romántica que le lleva a la emoción y a conectar con la audiencia.
Lo último que ha hecho Marc Migó ha sido reimaginar la Carmen de Bizet para La Fura dels Baus, en un espectáculo que inauguró el festival Los veranos de la villa en Madrid hace un par de semanas. Y en agosto se escuchará su Sonata para violín en el Festival de Santander, si bien es en el extranjero donde mayormente se programa su obra.
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