Una sexy Cleopatra pone la guinda al ‘Giulio Cesare’ de Bieito en el Liceu

Con una ovación y de pie saludó ayer el público del Liceu al maestro William Christie y la nueva Orquestra Barroca del Liceu al final del estreno de Giulio Cesare, de Händel, que coproduce el teatro con montaje de Calixto Bieito. Su labor al frente de una treintena de músicos del teatro que por primera vez cogían instrumentos de época se saldó de manera ilusionante. “Aquí se demuestra la buena salud de la orquesta –comentaba el director general del coliseo lírico, Valentí Oviedo–: los músicos tienen afán de hacer cosas”. Pero no todos procedían de las filas liceístas. Sí que lo eran las trompas naturales, por ejemplo, pero abundaban colaboradores habituales, liderados todos por artistas de Les Arts Florissants, el conjunto de Christie que asumían bajo continuo, clave, arpa, tiorba, cello... En fin, una aventura con instrumentos originales que el Liceu superaba con nota en los ocho minutos de aplausos finales.

El contratenor Xavier Sabata es Julio César
Tenía mérito ayer traspasar el umbral del Liceu en plena tarde primaveral para encerrarse durante casi cuatro horas a ver una ópera del s. XVIII, por muy emblemático que fuera este Händel. Quienes acudieron al estreno demostraron militancia por la causa barroca, y más aún por el maestro Christie en su debut –a sus ochenta años– al frente de la Simfònica del Liceu que él mismo ha rebautizado ya Barroca. ¡Bravo!
‘Standing ovation’ para William Christie y la nueva Orquestra Barroca del Liceu, que se llevó el gato al aguaY acudieron, lógicamente, militantes de Calixto Bieito, que había dejado el listón alto con L’Incoronazione di Poppea de Monteverdi, en la que incrustó el foso en el escenario del Liceu. Sin ánimo de hacer spoiler, Bieito consigue quitarse una espina que lleva clavada, la de las letrinas de Un ballo in maschera del 2000 que tanta crítica negativa le reportó. Esta vez las pone de oro , como final jocoso de un montaje que logra ser diverso.

William Christie, en el foso del Liceu
Tampoco sería atrevido decir que ayer acudieron no pocos fans de Xavier Sabata, máxime en este papel de César que supone su debut escénico con Händel en el coliseo barcelonés. Debut que el contratenor catalán transformó en algo realmente sexy en complicidad in crime con la soprano Julie Fuchs, que en su papel de Cleopatra convierte esta parábola de la venganza, la violencia..., y hasta la necesidad de perdón en algo universalista y moderno, como demanda Bieito. Superados los momentos gore en que los restos de la cabeza de Pompeo se esparcen por la escena, la sexy girl francesa de bello timbre vocal adoptó aires de Cleopatra la nuit haciendo que la sensualidad lo domine todo. Fue la que se llevó el gato al agua en los aplausos, junto con Sabata, Teresa Iervolino, Helen Charlston y Cameron Shahbazi.
Y unas ruinas romanas en MirallsCoincidiendo con las funciones de Giulio Cesare, el público del Liceu se topará en el Saló dels Miralls –hasta el 7 de julio– con una nueva manifestación del Liceu de les Arts: El sueño de las báquides, esculturas textiles con las que el barcelonés Sergio Roger reinterpreta con delicadeza formal la antigüedad clásica. Lo que desde lejos parecen unas ruinas romanas de mármol, reminiscencia de un mundo perdido y añorado, son de cerca tejidos naturales, seda cruda, lino relleno de esponja. Una forma de dar la vuelta a los símbolos tradicionales y cuestionar la manera en que se lee el pasado y el ideal de la época grecorromana, del arte tradicional. “Esta es la idea del humanismo que se ve tanto en Giulio Cesare como en la pieza de Roger, que es una filigrana con una profunda carga conceptual”, apunta el director artístico del Liceu, Víctor García de Gomar.
El propio Bieito, que no ha podido montar personalmente la pieza en Barcelona, reconocía al equipo artístico del Liceu que la adaptación tiene un resultado más positivo que el de hace un par de años en Amsterdam, cuando se estrenó la coproducción. Y que su amigo Sabata –en quien pensó el teatro de la Rambla a la hora de armar el título– ha llevado el papel más lejos, haciendo que los artistas que ya estaban en el elenco original maduraran sus roles para explorar las luchas de poder desde una mirada contemporánea.

Julie Fusch es la sexy Cleopatra
No obstante, aquí se ha venido a cantar, lo que importa es el equilibrio y elegancia vocal de esta compleja, rica y refinada ópera que, de entre las 40 que compuso Händel, es la que está más viva, con arias célebres como Va tacito e nascosto , con la que Sabata arrancó los primeros aplausos, y en la que su personaje narra el momento en que, tras conocerse la derrota de Pompeo a las afueras de Alejandría, el tirano Tolomeo, hermano de Cleopatra, le tiende una trampa invitándolo a su palacio.
Respecto a la puesta en escena, Bieito saca rédito de la gran caja que vehicula la acción de muchas maneras, levantándose por extremos y sirviendo de pantalla para vídeos tan vacíos como los quehaceres de los nuevos ricos a los que quiere retratar. A pesar de las cuatro horas, nadie nunca se aburre.
lavanguardia