Koldo, el hombre más buscado: "El rugby te puede ayudar a resolver problemas de todo tipo"
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Zabala, un barrio bilbaíno de clase obrera, vio crecer en la década de los setenta a la familia García-Izagirre, cinco de cuyos seis miembros llegaron a jugar al mismo tiempo en el equipo de rugby de Trápaga, un club vizcaíno ya desaparecido que militaba habitualmente en categoría regional. Ocurrió a mediados de los años noventa. Dos de ellos eran primeras líneas (pilieres), otros dos jugaban en la tres cuartos (centros), y el que falta, el mayor de la dinastía, lo hacía de número 8 en la melé (tercera línea). Se llama Koldo, y por distintos motivos relacionados siempre con sórdidos episodios de corrupción, su nombre aparece día sí y día también en las portadas de los periódicos. “Puedo decir que he tenido suerte en la vida porque he alcanzado todas las metas que me había propuesto”, afirma sin ambages.
Koldo, el hombre que ostenta el dudoso honor de ser, probablemente, el más buscado en España, accede a hablar con El Confidencial. El pacto con el protagonista es no aludir a su situación procesal. Pese a ello, y tal vez sin querer, establece durante la charla ciertos paralelismos entre el deporte y los turbios acontecimientos en los que se ha visto salpicado y que han puesto bajo sospecha la mayor parte de su trayectoria profesional. De ahí sus continuas referencias a ser plenamente consciente de que cuando uno toma decisiones en la vida, siempre cabe la posibilidad de que “a veces se pueda equivocar”.
Igual de tajante se muestra a la hora de hacer un diagnóstico sobre su futuro a corto y medio plazo que no parece muy halagüeño. “Con el tiempo se verá si ha habido errores o simplemente se ha hecho lo correcto a pesar de que se haya generado algún problemilla que otro”, subraya con vehemencia.
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A sus 55 años, Koldo lleva mucho tiempo alejado de Bilbao. De todos modos, se deja ver por el barrio cuando se lo permite su ajetreada vida laboral. Allí fue donde comenzó a practicar deporte en el colegio público Zabala. Ya de pequeño se atisbaba que podría ser un buen mozo, así que probó con el baloncesto. “Me gustaba, pero mi pasión siempre fue el rugby”, indica. Compartir vestuario con sus otros cuatro hermanos iba a tardar en llegar. Antes se introdujo en actividades relacionadas con las artes marciales y la defensa personal. Hasta que a los 17 años descubrió el boxeo “que me enseñó a ser persona y a sacrificarme”. Benito Canal, un púgil gallego afincando en el País Vasco y que llegó a ser campeón de España de los pesos pesados, fue su mentor. Aquello duró muy poco. Un par de combates como amateur, y nada más. “Es que mi padre no me dejó pasar a profesional, y como era menor de edad…”, se lamenta.
El hermano mayor de los García-Izagirre aparcó los estudios muy pronto para trabajar en empresas dedicadas al sector de seguridad privada. Esa actividad le llevó a estar mucho tiempo alejado del País Vasco. Fue en aquella época cuando coincidió con sus otros cuatro hermanos en el Trápaga Rugby Taldea. A la única chica nunca le dio por practicar el deporte del balón oval. Los menores de la saga ya llevaban un tiempo en el club manchando camisetas del barro que se formaba en el campo de arena donde disputaban los encuentros. “No es que me convencieran para jugar con ellos, es que se vieron obligados a dejarme de tanto insistir”, recuerda. Y es que Koldo tenía metido entre ceja y ceja practicar un deporte que siempre le había llamado “muchísimo” la atención.
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Otra cosa sería ver la cara de la madre cuando los cinco hijos regresaban a casa, deshacían sus bolsas de deporte y, para colmo, todos venían con mucha hambre. La vida de Koldo era por aquel entonces bastante estresante. No en vano, tuvo que hacer de escolta de Nicolás Redondo durante su etapa al frente de los socialistas vascos. Los “años de plomo” de la violencia etarra habían dado paso a una etapa donde cualquier cargo público de un partido constitucionalista se convertía automáticamente en objetivo de la organización terrorista. La Ertzaintza no daba abasto, así que las empresas de seguridad privada tuvieron que hacer idéntico papel que los agentes de la policía autonómica, aunque con mucha menos preparación. A pesar de todo, Koldo todavía sacaba tiempo para ir a los partidos “y para entrenar lo que podía siempre con la intención de ayudarles”. La presencia de miembros de la familia García-Izagirre en el club era tan abrumadora que equivalía a un tercio del equipo titular (cinco de quince).
El mayor de la saga solo duró un año por motivos laborales. El resto de hermanos se fueron yendo del Trápaga poco a poco a otros equipos. Joseba, que también está siendo investigado en la Audiencia Nacional en el mismo sumario que su hermano, estuvo una temporada jugando en el segundo equipo del Getxo Rugby Taldea. Sus más de 190 centímetros le delatan como el típico delantero rocoso. Hay quien le recuerda llegando a los entrenamientos con un “cochazo” y encorbatado. “Era una persona de muy buen trato”, indica un excompañero.
Muchos sabían que era escolta de un político de postín. En este caso, de la que fuera diputada del PP Marisa Arrue, que también residía en Getxo. Por subrayar la difícil tarea encomendada a Joseba en aquella época, las palabras de Ricardo Andrade, un concejal del PP en la localidad vizcaína, pronunciadas hace pocas semanas en el consistorio ante los ediles de EH Bildu resultan ahora atronadoras. Fueron 19 asesinatos cometidos allí por ETA. Este dato supone que, incluyendo heridos, secuestros y sabotajes, Getxo fue uno de los municipios más castigados por la violencia etarra.
Otros dos hermanos (los gemelos Andoni y Edorta) comenzaron en el equipo de los juveniles del Universitario XV, un club que años más tarde se fusionó con el Bilbao Rugby Club para formar el actual UBR. “Eran de estos pilieres lentos que a los 17 años ya pesaban más de 120 kilos”, indica un excompañero. Puede que de ahí venga su mote de “los gemelos voladores”. Hay quien cuenta historias de ellos que parecen un tanto exageradas, pero siendo de Bilbao adquieren más credibilidad. Por ejemplo, en la txosna que el Universitario XV puso hace años en las fiestas del barrio de Deusto “se comieron entre los dos una cazuela con más de tres kilos de chorizo como si fuera una bolsa de pipas”. Con estos datos resulta fácil intuir que, por aspecto físico, se parecían a Koldo. También por otras circunstancias de la vida. Y es que, por seguir la tradición familiar, ambos trabajaron durante varios años como porteros de noche en algunos night clubs próximos a la plaza de toros de Bilbao.
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El exasesor ministerial José Luis Ábalos no deja de seguir la actualidad del rugby. Le abstrae de los negros nubarrones que se ciernen sobre su complicada situación judicial. A diario entrena durante noventa minutos en una bicicleta elíptica debido a una lesión que tiene en el pie izquierdo “que me hace imposible realizar otro tipo de ejercicios como correr o saltar”. Ese tiempo lo aprovecha para ver “todos los días” un partido de rugby. “Sobre todo sigo a la selección española, como tiene que ser”, espeta. A nivel internacional se decanta por Escocia, sin dejar de lado a los míticos All Blacks neozelandeses. ¿Y qué tiene el rugby para Koldo? “Es un deporte que debería de estar mejor valorado en España”, sentencia.
Y no solo eso. También tiene sus ventajas: “Te puede llenar de muchas formas e incluso ayudarte a resolver problemas de todo tipo”, añade. Se le ve como una persona convencida de su filosofía y de sus valores porque “hacen que siempre puedas tirar de un compañero para empujar y tirar para adelante”. Es tal la afición por el rugby que lleva tatuados tres balones en un lugar “secreto” de su voluminoso cuerpo. Para Koldo, hacerse tatuajes es una cuestión “personal” que uno adopta por el significado que pueda tener, “y luego el que quiere los exhibe, y el que no quiere no”.
Su última actividad relacionada con el deporte se remonta al herri kirolak (deporte rural), en concreto a su etapa en Navarra como aizkolari (corte de troncos con hacha). “Siempre quedaba el último, pero estaba federado”. Eso no le privó de fotografiarse en 2015 durante la celebración del Día de la Rosa en Pamplona junto a Pedro Sánchez. Una vez bajada la persiana a su carrera deportiva, ahora le gusta ver cualquier partido por televisión. Y siendo de Bilbao, por supuesto, los del Athletic. Tanto su padre, que falleció hace dos años y que se ganó la vida como barnizador de muñeca, como su madre, que en la actualidad reside en la localidad alicantina de Benidorm debido a que el clima mediterráneo le ayuda a sobrellevar mejor los problemas de salud en sus piernas, son “acérrimos” del equipo vasco. Es más, cuando puede, le acompaña para ver juntos algún partido en su casa.
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Casualidades de la vida, el mismo día de hacer esta entrevista unos cacos habían entrado en casa de su madre para llevarse 50 euros y un anillo y el juez Leopoldo Puente había ordenado el ingreso en prisión de su otrora amigo Santos Cerdán. Aun así, mantuvo el compromiso adquirido dos días antes: “Tengo la manía de intentar quedar bien siempre bien con las personas, pero reconozco que estoy un poco cansado”. Nada mejor entonces que retomar el tema del Athletic. “La fidelidad al club es algo que no se puede discutir en la familia”, subraya. Lo que más la atrae de la entidad rojiblanca son sus tradiciones “y el hecho de jugar siempre con españoles, lo que causa mucho respeto a sus rivales y resulta positivo de cara a fomentar que jueguen más españoles en otros equipos”.
Como no podía ser de otra forma, el espinoso asunto del posible fichaje de Nico Williams por el Barcelona también ha sido objeto de discusión en el entorno familiar. Aquí Koldo lo tiene claro. “Hay que respetar las opiniones de todas las personas y, sobre todo, ponerse en su lugar para entender qué cosas hacen y por qué las hacen”, sostiene. El exasesor de José Luis Ábalos opina que el pequeño del Williams es un jugador “admirable” y “extraordinario”. Incluso defiende su actitud silente porque cree que, al final, “va a hacer lo que sea mejor para él”, y eso que a día de hoy aún no existe certeza alguna de que el Barça puede alcanzar el fair play financiero que le exige la Liga de Fútbol Profesional (LPF) para inscribirle. “Otra cosa es que luego se pueda equivocar o no, pero eso no lo puede saber nadie a ciencia cierta ahora mismo”, precisa.
Como amante de los deportes relacionados con las artes marciales y la defensa personal, Koldo no elude hablar de la polémica victoria del español Ilia Tupuria ante el brasileño Charles Oliveira tras golpearle dos veces seguidas con el puño cerrado en la cara cuando su rival ya estaba en el suelo. “Tal y como trata a sus contrincantes es un caballero y un señor como la copa de un pino”, sentencia. Alaba el carácter competidor que demuestra el luchador español en todos sus combates. Ahora bien, lo que más admira es que se trata de un deportista “muy bien” preparado tanto física como mentalmente “que sabe cuáles son sus metas y cómo las tiene que conseguir”.
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