El Gobierno respira: el FMI postergó la revisión de metas y Javier Milei gana tiempo

La misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que debía llegar a Buenos Aires a mediados de junio para revisar el cumplimiento de metas del nuevo programa financiero por US$20.000 millones finalmente aterrizará en el país en julio. La postergación no es menor: otorga aire al Gobierno de Javier Milei, que enfrenta dificultades para alcanzar el objetivo de reservas comprometido con el organismo multilateral.

El cambio de fecha representa un alivio para el equipo económico de Milei, que no llegaba con los números en regla. De acuerdo a datos de la agencia NA, la meta original establecía que las Reservas Internacionales Netas (RIN) debían ubicarse en US$ -500 millones para el 30 de junio, partiendo desde un piso de US$ -4.900 millones al 31 de marzo. Con esta prórroga, el Gobierno gana semanas clave para acercarse a esa meta sin necesidad de tensar aún más el mercado cambiario.

Desde que se implementó el nuevo régimen de flotación administrada, el Banco Central dejó de intervenir en el mercado para comprar dólares, con el objetivo de mantener a raya el tipo de cambio y evitar presiones inflacionarias. Sin embargo, esa decisión ha dificultado la acumulación de reservas. En lo que va del último mes, las reservas cayeron unos US$ 1.500 millones, ubicándose esta semana en torno a los US$ 37.800 millones.

En este contexto, el Tesoro echó mano a una alternativa para conseguir divisas sin intervenir directamente: colocó bonos en pesos a inversores extranjeros que ingresan dólares para suscribirlos. A cambio, el Gobierno se compromete a pagar esos títulos en moneda local. Esta maniobra, si bien no soluciona el problema de fondo, permitió sumar dólares frescos y ganar tiempo frente al FMI.

El aplazamiento de la auditoría del Fondo también ayuda a descomprimir la tensión política que generaría un eventual incumplimiento. El Gobierno necesita mostrar signos de cumplimiento frente a los organismos internacionales, en un escenario donde la estabilidad financiera todavía pende de un hilo y las expectativas de recuperación económica son frágiles.

Con más margen y menor presión en el corto plazo, el oficialismo ahora se enfoca en avanzar con otras reformas que condicionan futuros desembolsos del FMI. Sin embargo, el desafío de fondo sigue en pie: recomponer reservas de forma sostenible sin alterar el delicado equilibrio inflacionario y sin recurrir a mecanismos que comprometan la credibilidad del plan económico.