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Netanyahu daña a Gaza y a Israel; sí es genocidio

Netanyahu daña a Gaza y a Israel; sí es genocidio

La otra guerra que sostiene el primer ministro Benjamin Natanyahu es multilateral.

Ha quemado puentes con Naciones Unidas, es decir, con el derecho internacional. Sudáfrica acusó a Israel de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el órgano judicial principal de las Naciones Unidas con autoridad para emitir fallos vinculantes entre Estados y opiniones consultivas sobre el derecho internacional.

En respuesta, el presidente Donald Trump lanzó una serie de duras críticas en contra del Gobierno sudafricano del presidente Cyril Ramaphosa, acusándolo de llevar a cabo una limpieza étnica en contra de población blanca, en un claro intento de erosionar la credibilidad de Ramaphosa.

Una democracia como la israelí está obligada a cumplir obligaciones con su propia población y con la ONU. Los regímenes teocráticos no entran en esta categoría ni mucho menos los grupos terroristas como Hamás.

La invasión de terroristas en Israel el 7 de octubre de 2023 es condenable y atroz, es decir, inhumana. Todos los terroristas deberían de ser llevados a la Justicia para pagar sus actos criminales. Sin embargo, el Gobierno de Netanyahu eligió el camino de la venganza (ojo por ojo) y no el de la Justicia democrática vinculada al derecho internacional, es decir, al de organismos multilaterales.

Son ya más de 53 mil muertos de palestinos en la Franja de Gaza. Miles de ellos niños y mujeres.

La ruta crítica para investigar posibles genocidios o crímenes de guerra es larga por la delicada conclusión a la que se puede llegar, sin embargo, varios funcionarios del Gobierno de Netanyahu han facilitado las investigaciones.

Es común la inexistencia de declaraciones provenientes de miembros de un Gobierno que posiblemente se encuentre llevando a cabo un genocidio, pero personajes como Itamar Ben Gvir, un colono condenado en 2007 por incitación al racismo, y que fue nombrado por Netanyahu como ministro de Seguridad Nacional, rompe con la tradición.

“No debemos darle oxígeno a nuestros enemigos”, comentó la semana pasada Ben Gvir, en relación a la entrega de ayuda alimentaria a los gazatíes.

Uno de los funcionarios ultrarreligiosos es el Ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich. El año pasado pidió una “destrucción absoluta” en Rafah, frontera con Egipto en donde se concentraban en ese momento más de un millón de gazatíes.

Es responsabilidad de Netanyahu no solo de lo que ocurre en el presente. Gracias a él, Israel tendrá que afrontar en el futuro una terrible culpa colectiva por los crímenes que ha ordenado a su ejército ejecutar.

La culpa de los nazis ha dejado una cicatriz al pueblo alemán. Han pasado ya 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, y la cicatriz sigue presente. Son más de 6 millones de judíos los que fueron asesinados.

Las nuevas generaciones de alemanes no son culpables de los hechos, sin embargo, funcionarios como Ursula von der Leyen, prefieren guardar silencio de lo que ocurre en la Franja de Gaza. Posiblemente se sienta culpable por lo ocurrido hace 80 años. Error.

Ni Merkel, Scholz y Merz deben de ponderar lo ocurrido hace 80 años para tomar decisiones en función de lo que ocurre en el siglo XXI. Particularmente Scholz, y ahora Merz.

No es antisemitismo señalar al Gobierno de Netanyahu como ultrarreligioso y ultraderechista; tampoco lo es defender el derecho internacional para que actúe en su contra.

Sin la ONU, volverán las piedras para agredir al otro. La barbarie que ocurre en la Franja de Gaza debe de ser denunciada en todos los foros multilaterales.

Netanyahu, Smotrich y Gvir, entre otros, están dañando el futuro de Israel al cometer un genocidio en Gaza.

Eleconomista

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