Pedro Haces fiesta

“Nosotros tenemos que dar el ejemplo de que no es el consumismo, no es el ir a restaurantes, el andar viajando, no es el mejor ejemplo para un servidor público o servidora pública; ni andar en camionetotas. ¿Qué es eso de andar con una cuantos guaruras y ahora ir… bueno ya no voy a seguir…. Todas esas cosas que cuestan carísimo, y la ropa de marca, y no se qué, no, nosotros venimos de un movimiento popular”. Esto lo dijo la presidenta Claudia Sheinbaum el pasado 10 de abril y viene al caso por la fiesta de lujo con la que celebró su sexagésimo aniversario el líder sindical y coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, Pedro Haces.
Por supuesto que el legislador, como cualquier ser humano, tiene derecho a festejar un año más de vida que, visto en cuenta regresiva, es un año menos, pero hay formas de festejar y sitios para hacer la fiesta; sobre todo tratándose de un político correligionario —supuestamente— de la Presidenta de la República y, por ende, solidario con la austeridad que ella pregona.
El festejo del diputado Haces al que acudieron diputados de diferentes bancadas, se celebró en el exclusivo club privado Caroline's 400 dentro del Hotel St. Regis, ubicado en el Paseo de Reforma. “Descubre Caroline's 400 el nuevo speakeasy en el Corazón de la Ciudad de México, espacio que evoca la sociedad neoyorkina de la edad dorada” —escribió Alex Ocaña, redactor de estilo de vida de la revista ¡Hola! México. El restaurante Caroline's, “donde la exclusividad cobra vida” tiene acceso limitado a miembros y una oferta culinaria de alta gama cuyos precios oscilan entre los 320 y los 9,900 pesos.
Hasta donde sé, el señor Haces, líder de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México, es una persona económicamente pudiente de modo que puede gastar su dinero en lo que él considere adecuado o le proporcione satisfacción, como faltar al pleno de la cámara para viajar a Madrid a presenciar las corridas de toros de la feria de San Isidro el año pasado. O dejar su voto en forma de holograma cuando se votó la iniciativa de Supremacía Constitucional y él se encontraba en Estados Unidos —pero no así su fantasma— a donde fue a hacer una visita, como las que hace mensualmente, a la oficina que su Confederación tiene en Washington, según su decir. Aunque hay quien dijo que su ausencia se debió a su presencia en Nueva York en el último juego de la Serie Mundial de Beisbol. (De su viaje en helicóptero —su herramienta de trabajo— con su jefe Ricardo Monreal, luego hablamos).
Una muestra de cómo el poder transforma la personalidad de quien lo usufructúa es que el otrora abogado de las causas populares, el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, hizo suyas las criticas dirigidas a su compañero de partido y respondió así: “Pues si es mi derecho, faltaba más. Yo viajo como quiera; hago una fiesta como quiero; compro lo que quiero; es mi dinero, es producto de mi trabajo, eso qué tiene que ver con la políticas públicas de austeridad. No tiene que ver absolutamente nada. Ahora resulta que tienes que vivir en una colonia precaria porque eres del movimiento de transformación”. Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre, querido senador, se trata de seguir la línea de austeridad marcada por la presidenta.
En una ocasión, al salir de un evento el precitado legislador abordó una camioneta de marca sueca: “No es mía me la prestó la Volvo —dijo a la manera de disculpa— porque la mía lleva, sin exagerar, cuatro meses en el taller. Volvo es una gran marca pero las refacciones vienen desde Suecia”. Ojalá y ya haya llegado la pieza para que el senador ya se transporte en la camioneta Volvo de su propiedad. ¡Larga vida para la camioneta del compañero Fernández Noroña!
Eleconomista