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Por qué el país donde menos se trabaja de Europa es de los más ricos por mucho: la clave no es más sino mejor

Por qué el país donde menos se trabaja de Europa es de los más ricos por mucho: la clave no es más sino mejor

La relación entre el tiempo de trabajo y renta parece directa y lineal. A cualquier persona que se le pregunte si trabajar más horas genera una mayor producción y un mayor beneficio (ya sea para el empresario, para el empleado o para ambos) tenderá a contestar que sí. Sin embargo, la teoría económica y la realidad demuestran que esta relación no es cómo parece, puesto que hay otro factor que influye mucho más. Buena prueba de ello son los países europeos, sus horas de trabajo semanales y su renta per cápita. Precisamente el país donde se trabajan menos horas semanales por persona de toda Europa es una de las economías con una mayor renta per cápita (en la zona euro solo está por detrás del curioso caso de Irlanda). La clave está en una elevada productividad por hora trabajada y en una elevadísima tasa de ocupación (trabajan pocas horas, pero trabajan casi todo).

Hace escasas semanas, la agencia de estadística Eurostat publicó un llamativo mapa con el número de horas de trabajo por país. Aunque correlación no siempre implica causalidad, lo cierto es que en los países en los que más horas se trabajan a la semana suelen ser los que ocupan las últimas posiciones de renta per cápita (salvo excepciones) y viceversa. El mejor ejemplo es el de Países Bajos, donde las horas de trabajo a la semana apenas superan las 32, cuatro horas menos que en España, por ejemplo. Pese a que en Países Bajos se trabajan muchas menos horas, el PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo de los 'holandeses' es el segundo más alto de toda la zona euro, solo por detrás de Irlanda (cuya contabilidad nacional cuenta con algunos problemas para arrojar datos que se ajusten a la realidad).

La gran diferencia entre Países Bajos y España (y otras muchas economías donde se trabajan más horas por semana) está en la elevada producción por hora de los 'holandeses' y en la capacidad de la economía para llevar el empleo a todas las esquinas del país. Según los últimos datos publicados por la OCDE (correspondientes a 2024), los holandeses logran producir por cada hora de trabajo el equivalente a algo más de 82 dólares en paridad de poder adquisitivo, prácticamente el mismo nivel que los estadounidenses. Mientras tanto, los españoles producen unos 60 dólares por hora trabajada. Esto muestra que muchas veces la clave no es más, sino mejor.

Como explica la propia OCDE, el PIB por hora trabajada es una medida de la productividad laboral que evalúa cómo de eficiente es la combinación del factor trabajo (empleados) con los otros factores de producción (capital, tecnología y tierra) que se utilizan en el proceso. Para ello, se divide el PIB entre todas horas trabajadas en el país. La relación entre la producción o PIB y las horas de trabajo depende en gran medida de la maquinaria usada, la formación de los trabajadores, los insumos intermedios, los avances técnicos, organizativos, de eficiencia y las economías de escala.

Es decir, relacionar productividad con esfuerzo y tiempo de trabajo no tiene sentido. Un empleado holandés puede trabajar cuatro horas recostado en su oficina y producir mucho más que un español 'sudando la gota gorda' durante 10 horas de trabajo intenso sin descanso. Por desgracia, la productividad muchas veces depende muy poco de la predisposición y del esfuerzo del factor trabajo (empleado) y mucho del capital (maquinaría, tecnología) a su disposición y cualificación del propio trabajador.

Productividad en transporte y finanzas

Este rendimiento excepcional se explica por factores estructurales: una economía pequeña, pero altamente desarrollada e integrada en las cadenas globales de valor, un entorno empresarial innovador con alta adopción tecnológica, y una fuerza laboral muy cualificada, según revelaba un informe del FMI. Además, el país cuenta con instituciones sólidas e infraestructura de primera clase (puertos, transporte, redes digitales) que fomentan la eficiencia. Históricamente, Países Bajos ha mantenido costes laborales unitarios relativamente bajos frente a la media de la eurozona, reflejo de su elevada productividad y contribuyendo a su competitividad. Sectores clave y contribución a la competitividad. La ventaja productiva neerlandesa se manifiesta en varios sectores especializados de su economía.

En agricultura de alta tecnología, los Países Bajos se han convertido en el segundo exportador mundial de productos agroalimentarios gracias a innovaciones como invernaderos automatizados, genética avanzada y robótica. El sector de logística es otro pilar: el puerto de Róterdam es el más activo de Europa (y top 11 mundial en volumen), y junto con el aeropuerto de Schiphol posiciona al país como hub de comercio global, reduciendo costos y tiempos de transporte para las empresas. En la industria manufacturera, Países Bajos sobresale en nichos de alto valor añadido y tecnología punta (maquinaria, electrónica, química); por ejemplo, la empresa ASML, buque insignia nacional, domina más del 90% del mercado global de equipamiento litográfico para semiconductores, ilustrando la enorme productividad de su sector tecnológico.

Finalmente, los servicios financieros con centro en Ámsterdam (también el hub del transporte marítimo de Róterdam) aportan competitividad mediante un potente sector bancario y de gestión de activos internacionales, facilitando la financiación de la economía. En conjunto, estos sectores altamente productivos y especializados apuntalan la competitividad general de Países Bajos y explican su excepcional nivel medio de productividad. No obstante, el crecimiento de la productividad se ha estancado en años recientes (la productividad por hora cayó un 0,2% en 2024, tras disminuir 1,3% en 2023), lo que señala un desafío para revitalizar las ganancias de eficiencia sin perder su alto nivel absoluto.

Un mercado laboral curioso

No solo eso. Países Bajos mantiene una elevada productividad al mismo tiempo que tiene una de las tasas de empleo más altas de toda Europa. Esto quiere decir que de la población que está en edad de trabajar casi todos tienen un empleo, aunque sea de unas pocas horas. La tasa de empleo del país es del 83,5%, la más alta de la UE y a años luz de la de España, que es del 71,4%, por ejemplo.

Más allá del buen funcionamiento del mercado laboral holandés, una de las claves es el elevado trabajo a tiempo parcial voluntario. Es decir, personas que trabajan de forma voluntaria menos de 35 horas semanales. Lo de forma voluntaria es clave si se compara con otros países donde el trabajo a tiempo parcial es casi en su totalidad involuntario, son personas que querrían trabajar a tiempo completo (para ganar un mayor salario) y no pueden. En el caso de Países Bajos, el 39% de todo el empleo es a tiempo parcial. De todo el empleo a tiempo parcial, solo el 1,9% es involuntario. En el caso de España, por ejemplo, el empleo a tiempo parcial supone el 13% de todo el empleo (menos que en Países Bajos), pero el 49% de todo ese empleo es involuntario.

Con todo, la renta per cápita de Países Bajos es las más altas de todo el euro, solo por detrás del extraordinario caso de Irlanda. El PIB per cápita de los holandeses es de 63.030 euros, una renta que supera en 11.000 euros a la de los austriacos y en 13.000 euros a la de los alemanes... y que casi duplica a la de España. Esto demuestra o evidencia que trabajar pocas horas o el trabajo a tiempo parcial no son negativos per se para la economía, pese a que la lógica parece señalar lo contrario.

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eleconomista

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