Qué implica que Colombia tenga menos nacimientos y la gente viva más tiempo

Las recomendaciones para alcanzar la longevidad.
iStock
Colombia ya está en la transición del cambio demográfico, un factor que ya no es una proyección futura, es una realidad que ya está transformando la economía, la sociedad y las finanzas del país.
Más allá del envejecimiento poblacional y menos nacimientos, como fenómeno estadístico, lo que está en curso es un cambio estructural en la forma como se organizan las relaciones entre generaciones, se asignan los recursos y se configuran las oportunidades.
Lea: Lo dice la ciencia: esta es la edad en la que el cuerpo empieza a 'deteriorarse'Un informe especial de Bancolombia señala que los efectos del cambio demográfico no serán homogéneos, ni se sentirán al mismo tiempo en todos los sectores. Pero sí están entrelazados. Las decisiones que tomemos en vivienda, pensiones, salud, empleo y sistema financiero no solo deberán responder a una población más longeva, sino también anticiparse a nuevas trayectorias familiares, patrones de consumo más estables y esquemas de ingreso más fragmentados.
Los riesgos son claros. Una base laboral más estrecha, mayores presiones sobre el gasto social, crecimiento potencial en descenso y un modelo de desarrollo que aún gira en torno a una población joven.
Pero también hay oportunidades. El envejecimiento puede convertirse en una nueva ventaja productiva si se acompaña de políticas públicas mejor focalizadas, instituciones más adaptables y sectores capaces de innovar para atender a una sociedad con nuevas necesidades.Este fenómeno genera tensiones en varios sectores, pero también las áreas con potencial transformador: servicios de cuidado, educación continua, turismo senior, seguros patrimoniales, vivienda adaptada, mecanismos de ahorro para la vejez y canales financieros inclusivos.Según el informe de Bancolombia, en la actualidad, uno de cada siete colombianos tiene más de 60 años, y para mediados de siglo serán más de uno de cada cuatro. Esta transformación refleja tanto un aumento sostenido en la esperanza de vida como una reducción acelerada y persistente en la fecundidad. Colombia ha transitado desde tasas cercanas a tres hijos por mujer a niveles por debajo del umbral de reemplazo, y todo indica que este descenso continuará. La nueva pirámide poblacional es más angosta en la base, más ancha en la parte superior y más plana en su zona media, lo que anticipa una mayor presión sobre sistemas de salud, pensiones y servicios de cuidado.
A diferencia de otros países que vivieron este cambio de forma paulatina, en Colombia el proceso parece haberse acelerado por la interacción de múltiples factores. Una hipótesis relevante apunta a la coincidencia entre el descenso de la fecundidad y el retorno de población migrante, que hasta hace pocos años ayudaba a compensar el envejecimiento. La salida progresiva de migrantes, en particular desde Venezuela, dejó al descubierto una estructura demográfica más envejecida, fragmentada y conmenor capacidad de renovación por vía natural.

Niños y niñas
iStock
El informe de Bancolombia dice que esto plantea nuevas preguntas sobre el papel de la migración como variable demográfica y económica. ¿Podrá mitigar el envejecimiento si se gestiona adecuadamente? ¿O solo disimular temporalmente la profundidad del cambio estructural? Más allá del efecto coyuntural, el comportamiento migratorio está redefiniendo el tamaño, la composición y la localización de la población en Colombia, lo cual exige ser incorporado con mayor rigor en la formulación de políticas públicas.En paralelo, los sectores económicos comienzan a percibir esta transformación. Disminuye la presión sobre servicios infantiles, mientras aumentan las demandas de atención médica, cuidado, infraestructura adaptada y bienes patrimoniales. La transformación también impacta el mercado de trabajo, la vivienda y los patrones de consumo, imponiendo nuevos desafíos para la productividad, lainversión y la equidad.Comprender la magnitud de esta transformación demográfica es crucial para anticipar riesgos y diseñarpolíticas sostenibles. No se trata solo de gestionar los efectos de una población que envejece, sino de repensar el modelo de desarrollo bajo un nuevo marco demográfico.
Gobernar con enfoque demográfico implica rediseñar la arquitectura institucional, mejorar la eficiencia del gasto público y adaptar la oferta de servicios a una sociedad con prioridades distintas. Colombia aún cuenta con una ventana de oportunidad para actuar, pero aprovecharla exige decisiones estructurales, señala el informe de Bancolombia.
Consumo, brechas de género e ingresos
Hábitos de alimentación y físicos de niños y adolescentes
iStock
El envejecimiento poblacional no solo cambia la estructura etaria de la sociedad, también transforma de fondo las relaciones económicas entre generaciones. Las decisiones de ingreso, consumo, ahorro ygasto público ya no pueden entenderse sin considerar la creciente proporción de personas mayores y la reducción relativa de la población joven. Las Cuentas Nacionales de Transferencia (CNTR) permiten visualizar esta transformación al revelar cómo varía la dependencia económica a lo largo del ciclo de vida, haciendo visibles tensiones estructurales que ganan protagonismo en medio de una transición demográfica acelerada.
En Colombia, los ingresos laborales per cápita superan el consumo solo entre los 29 y 52 años. Fuera de este rango, tanto la infancia como la vejez dependen de transferencias familiares, estatales o de mecanismos de aseguramiento. Este patrón revela una doble dependencia: de los jóvenes respecto al sistema educativo y del cuidado, y de los mayores frente a las pensiones, el ahorro acumulado o el apoyo familiar. Las cifras más recientes disponibles (2021) siguen siendo útiles como aproximación estructural, ya que reflejan patrones estables en el tiempo, incluso con los cambios poblacionales más recientes.A diferencia del ingreso, el consumo muestra una trayectoria más estable a lo largo de la vida. Incluso en edades avanzadas, hombres y mujeres mantienen niveles similares de gasto, lo que sugiere una presión creciente sobre el ahorro pensional, los servicios sociales y las redes de soporte familiar. Este desajuste entre ingreso y consumo es especialmente crítico en un entorno de informalidad laboral persistente, baja cobertura pensional y fragmentación familiar creciente. El resultado es una mayor exposición a vulnerabilidades financieras en la vejez, muchas veces invisibles para las estadísticas agregadas.La desigualdad de género profundiza estas tensiones. Las mujeres enfrentan trayectorias laborales más cortas, ingresos más bajos y menor acceso a mecanismos de protección, producto de barreras estructurales, segregación ocupacional y carga de cuidados no remunerados. Esto limita su capacidad de acumulación patrimonial, reduce su autonomía económica y amplía su dependencia en edadestardías, especialmente en hogares unipersonales o sin redes de apoyo.
Para Bancolombia, el desafío no es únicamente compensar la creciente proporción de personas mayores. Es rediseñar las estrategias de empleo, ahorro y protección con una mirada intergeneracional. Aumentar la inclusión laboral de mujeres y adultos mayores, expandir el acceso a esquemas previsionales flexibles y diversificar las fuentes de ingreso para la vejez son medidas clave. La transición demográfica obliga a anticiparse, no solo para contener riesgos fiscales o sociales, sino para transformar la longevidad en un activo económico que aporte al desarrollo sostenible.
El ejemplo de 'países envejecidos'Ciertas economías avanzadas, como Japón, Corea del Sur y países de la Unión Europea (UE) ya se enfrentan a los retos de una población envejecida. Durante décadas, estos países han experimentado caídas en las tasas de fecundidad y aumentos sostenidos en la expectativa de vida de su población.

¿Cómo saber cuántas semanas tiene cotizadas?
iStock
Como consecuencia, se han consolidado a nivel mundial como pioneros en la formulación de políticas públicas que integren soluciones en diversos frentes, tales como los sistemas pensionales y de salud, la recomposición del mercado laboral, tendencias migratorias y presiones sobre las finanzas públicas.El cambio de la tasa de dependencia de niños vs. adultos mayores desde mediados del siglo XX da cuenta sobre la acelerada transición demográfica de estas economías. Por un lado, la cantidad de niños (menores de 15 años) como proporción de la población en edad de trabajar se ha reducido en promedio 59,8% entre 1960 y 2023 en Japón, dice el informe de Bancolombia,Corea del Sur y la UE; fenómeno particularmente marcado en Corea del Sur, donde la caída fue del 79,1%. En contraste, la cantidad de adultos mayores (de más de 65 años) como proporción de las personas en edad de trabajar en estos países ha aumentado 318,0% en el mismo periodo, con Japón como el país con el crecimiento más acelerado (464,1%).En línea con estas tendencias, las autoridades de cada país se han puesto en la tarea de formular paquetes de política que aseguren la sostenibilidad de sus economías en el largo plazo de la siguiente manera:
• Japón: ha combinado aumentos en la edad de retiro con automatización productiva, estrategias de inclusión de adultos mayores y mujeres en la fuerza laboral, y aumento de impuestos para financiamiento del gasto social.
• Corea del Sur: ha optado por implementar acciones de fomento de la educación, bonificaciones pornacimientos, atracción de migración calificada y ampliación del empleo femenino.• UE: la Comisión Europea presentó en 2023 una “caja de herramientas” para hacerle frente a la transición demográfica desde 4 frentes:
1) apoyo a padres, 2) empoderamiento de la juventud, 3) mejor política laboral para el adulto mayor y 4) atracción de migrantes calificados.Estos programas, según el informe de Bancolombia, han estado acompañados de aumentos en el gasto público, especialmente para los rubros de salud y apoyo a la vejez. En promedio, el gasto en vejez pasó de 5% del PIB en 1990 a 8,9% del PIB 2021 en los casos de Japón, Corea del Sur, Alemania e Italia; mientras que el gasto en salud de estos países pasó de 3,8% del PIB en promedio a 8,2% del PIB en el mismo periodo.

Educación y empleo
iStock
Las experiencias internacionales dejan lecciones valiosas para los países que apenas comienzan la transición demográfica. Si bien en estos países ya se comienzan a materializar los efectos del envejecimiento de la población –menor crecimiento potencial, presiones sobre los sistemas de pensiones y salud, y cambios en las tendencias de consumo y ahorro-, sus experiencias dan cuenta desoluciones basadas en la adaptación del modelo económico a una nueva realidad poblacional.
Efectos sectorialesLa transición demográfica está reconfigurando la economía desde su núcleo, modificando los ciclos de ingreso y consumo, transformando los patrones de gasto y redibujando el perfil de los sectores con mayor potencial de crecimiento o riesgo estructural. Las curvas de consumo y de ingresos del trabajo por edad muestran tres momentos definidos: una etapa temprana y otra avanzada de déficit, y un tramo intermedio superavitario que, en Colombia, se extiende aproximadamente entre los 29 y los 52 años. Este tramo es cada vez más estrecho en términos relativos, lo que aumenta la carga fiscal y económica sobre una base contributiva proporcionalmente menor.
Desde esta óptica, dice Bancolombia, el análisis sectorial revela implicaciones claras. Entre los sectores más expuestos a riesgos se encuentran aquellos cuya dinámica depende del crecimiento poblacional joven, la alta natalidad o el tamaño de los hogares. La educación básica, el comercio minorista tradicional, la industria de bienes de consumo masivo, el entretenimiento juvenil y, en menor medida, la construcción de vivienda enfrenta presiones estructurales por la caída sostenida en la fecundidad y el envejecimiento progresivo de la población.
En este contexto, también se observa un crecimiento del comercio minorista de bienes de segunda necesidad, impulsado por consumidores más sensibles al precio y más conscientes del impacto ambiental. Este segmento, que incluye ropa usada, electrodomésticos reacondicionados y muebles reutilizados, se posiciona como una alternativa viable en un entorno de menor dinamismo económico ycambios en los hábitos de consumo. En contraste, los sectores con exposición directa al envejecimiento activo, la longevidad y la ampliación del ciclo vital presentan oportunidades sostenidas. Salud y cuidados prolongados, vivienda adaptada, seguros y servicios financieros para la vejez, educación continua, tecnologías para la edad y turismo especializado se perfilan como ejes de crecimiento. Adicionalmente, sectores como el inmobiliario(a través de formatos intergeneracionales), las telecomunicaciones, la energía y algunos nichos delcomercio digital pueden verse beneficiados si logran adaptar su oferta a una población con mayor estabilidad económica, hábitos de consumo más constantes y una esperanza de vida más alta.La agroindustria enfrenta tanto oportunidades como desafíos. Existe una posibilidad estratégica para que el sector de alimentos trabaje con la industria farmacéutica en el desarrollo de productos nutracéuticos enfocados en salud y bienestar. Al mismo tiempo, el agro tradicional, como el cultivo de café, banano, flores y frutas de exportación, sigue dependiendo de mano de obra, lo que lo hace vulnerable ante la disminución de la población laboral. Además, las empresas de alimentos dirigidas a niños enfrentan dificultades por la baja natalidad y cambios en las preferencias de consumo, según el informe de Bancolombia.

Empleo y costos laborales Colombia.
Imagen generada con Inteligencia Artificial - ChatGPT
El envejecimiento poblacional transforma el mercado laboral y el consumo, generando demanda por perfiles con experiencia y obligando a sectores como salud y administración a adaptarse. Comprender las trayectorias económicas por edad permite anticipar cambios, orientar inversiones y ajustar políticas para reducir desigualdades y fortalecer sectores emergentes en una economía que envejece.
Efecto en las finanzas públicasLa transición demográfica traerá consigo unas mayores presiones fiscales para los Gobiernos, con implicaciones que se verán más rápido en las economías avanzadas. En general, los estudios sobre el tema apuntan a que el gasto público enfrentaría presiones alcistas por cuenta del sistema de pensiones y de salud. Además, los efectos nocivos sobre el crecimiento económico generan retos adicionales para lograr la sostenibilidad de la deuda.
La disminución en la población afectará por dos vías las finanzas públicas: por un lado, generará unas mayores demandas sociales de la población vulnerable de edad avanzada en frentes como la salud y las pensiones y, por otro lado, reducirá el ritmo de crecimiento potencial, lo que traerá como resultado una menor holgura en los ingresos tributarios de los Gobiernos.
Los cálculos del FMI en este frente apuntan a un incremento sustancial del gasto gubernamental en salud y pensiones, en donde las economías menos desarrolladas podrían experimentar un aumento sustancial, en comparación con los países avanzados, de cara al año 2100. El estudio, que tuvo en cuenta 100 países en su muestra, utiliza una metodología que introduce los cambios esperados entamaño y estructura por grupo etario de las proyecciones demográficas de las Naciones Unidas, además de algunos modelos de gasto sanitario por edad y proyecciones de crecimiento de los costos sanitarios.Así pues, las estimaciones apuntan a que el gasto por envejecimiento de los países más desarrollados alcance el 25% del PIB al final del siglo. Esto implica un incremento de 6 pp frente a los niveles actuales. La causa principal de estas presiones serán los costos en el sistema de salud, que aumentarán 5 pp y llegarán a representar el 13% del PIB, dice el informe de Bancolombia.En paralelo, las economías emergentes tendrán unas presiones de gasto por envejecimiento del doble de los niveles actuales. Los cálculos del FMI sugieren que el gasto público por concepto de salud y pensión totalizará un 16% del PIB en el 2100. En este caso, a diferencia del caso de estudio de países desarrollados, las presiones derivadas del sistema pensional serán significativas. Las presiones degasto por pensionados públicos aumentarán 8 pp del PIB, y unos mayores costos del sistema de salud implicarán otros 8 pp adicionales.En segundo lugar, los efectos nocivos sobre el crecimiento potencial derivarán en un menor ritmo de avance de los ingresos tributarios. La disminución en la tasa de natalidad reduce la fuerza laboral, lo que limita capacidad productiva y, en consecuencia, el crecimiento económico a largo plazo.
No obstante, el envejecimiento de la población podría incentivar una mayor participación laboral de los adultos mayores, compensando parcialmente la escasez de trabajadores jóvenes y aportando cierto dinamismo al crecimiento económico.Para enfrentar el impacto fiscal del envejecimiento poblacional, las políticas públicas deben centrarse en tres frentes: reformar las prestaciones sociales (como pensiones y salud), promover la participación laboral y la migración, y mejorar la eficiencia del gasto y la recaudación tributaria.

Déficit fiscal y economía.
Imagen generada con Inteligencia Artificial - ChatGPT
Tener en mente estas necesidades, permitirá repartir mejor los costos entre generaciones y aplicar los cambios de forma gradual y sostenible.
Impacto en el empleoEn Colombia, el cambio demográfico está comenzando a generar transformaciones profundas en la estructura social y económica del país. Factores como la reducción en la tasa de natalidad, el envejecimiento de la población y el aumento de la migración están incidiendo directamente en la configuración del mercado laboral. Estos procesos no solo alteran la pirámide poblacional, sino que también modifican la composición de la población en edad de trabajar, así como la dinámica de la oferta y demanda de servicios públicos, privados y de mano de obra.
Para Bancolombia, detrás de estos cambios estructurales se encuentran dinámicas demográficas complejas que afectan directamente a la Población en Económicamente Activa (PEA) –es decir, en el grupo de personas que están trabajando o buscando activamente empleo-. En primer lugar, el envejecimiento poblacional, el resultado de los avances en salud y calidad de vida, incrementaría la proporción de adultos mayores, lo que reduciría el peso de la población joven en el mercado laboral. En segundo lugar, la consistente reducción de la tasa de natalidad, influenciada por cambios culturales, económicos y de roles de género ha limitado el crecimiento de la fuerza laboral.
Por su parte, la migración puede generar desequilibrios regionales o sumar población activa a ciertos territorios. Por último, la urbanización ha concentrado a la población en grandes ciudades genera mayor demanda en diferentes sectores productivos.Cabe aclarar que, como menciona el Banco de la República, los cambios en la tasa de natalidad tienen un efecto inmediato sobre la población total, pero su impacto en la fuerza laboral se manifiesta aproximadamente 15 años después. Esto se debe a que, en Colombia, la edad mínima legal para trabajar es de 15 años.

Productividad y mercado laboral.
Imagen generada con Inteligencia Artificial - ChatGPT
En este orden de ideas, estos cambios están transformando profundamente la estructura en la PEA y generarían diversos efectos sociales. Según BBVA Research, las proyecciones demográficas para 2050 en Colombia evidencian una disminución en el crecimiento poblacional, una reducción en el número de jóvenes y un aumento considerable en la proporción de adultos mayores, quienes representarían el 20% de la población total (duplicaría el registro actual), lo que incrementaría el tamaño relativo de la PEA. Así, se reduciría la demanda en las instituciones educativas y pregrados, mientras que podría sostenerse la demanda por posgrados. Además, se prevé un incremento en la demanda de servicios especializados para la tercera edad, particularmente en áreas de cuidado y salud.Esta transformación demográfica implicará una reconfiguración del mercado laboral, con un desplazamiento de la oferta hacia sectores vinculados al bienestar y la atención geriátrica. En consecuencia, los programas de capacitación deberán adaptarse para formar perfiles laborales acordes a estas nuevas necesidades, mientras que sectores tradicionales como la construcción, la agricultura yla minería podrían experimentar una disminución en la demanda de mano de obra. Paralelamente, la menor disponibilidad de trabajadores jóvenes incentivaría el desarrollo y adopción de tecnologías más automatizadas, como respuesta a la escasez de fuerza laboral, señala una parte del informe.
Vea, además: Envejecimiento poblacional agudiza la presión financiera sobre el sistema de saludHOLMAN RODRÍGUEZ MARTÍNEZ
Periodista de PortafolioPortafolio