Un estudio estima que la inteligencia artificial elevará la productividad en Europa hasta un 0,6%
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El mundo envejece. Pese a que el aumento de la esperanza de vida ha pisado el freno en la última década ―entre 2013 y 2023 no ha sumado ni siquiera un dígito completo en España, donde ha pasado de 82,8 a 83,7 años―, el considerable volumen de mayores con los que cuenta el país tensiona las cuentas asistenciales del sistema público y estresa al mercado de trabajo, que ofrece poco y demanda mucho a los más jóvenes. Dos nudos que complican el ansiado crecimiento económico que requiere el mantenimiento del Estado del bienestar, y que obsesiona por igual a todos los países. Pero en ese panorama ha irrumpido un nuevo elemento: la inteligencia artificial (IA). Y algunos creen que precisamente la IA generativa, aquella con capacidad para crear, va a ser un remedio parcial frente al problema demográfico.
Por más que muchos mandatarios observen la inmigración como una fuente de problemas, la valía laboral y el empuje contable de los flujos migratorios es incuestionable. Y es en combinación con la IA, según determina el último estudio presentado este miércoles por Arcano Research, la única forma de revitalizar las economías avanzadas. Según los cálculos de la firma de consultoría, la inteligencia artificial generativa podría elevar un 0,6% el crecimiento de la productividad en Europa, y hasta un 0,9% en EE UU.
El informe, titulado ¿Modificará la IAGen las pautas de inmigración en Occidente? y elaborado la unidad de análisis de la firma de inversión Arcano Partners, analiza el impacto que la nueva tecnología podría tener sobre las horas trabajadas y sobre la productividad por hora trabajada. Ambas variables se consideran capitales para evaluar el rendimiento de la economía en un contexto de “crecimiento debilitado” en el que “la presión del gasto público al alza (pensiones, sanidad y defensa) podría abocar a crisis fiscales futuras si no se obtienen fuentes adicionales de crecimiento”.
Entre estas fuentes, el informe valora la inmigración, “que no ha dejado de crecer en países occidentales desde los años sesenta y setenta” y que “ya ha alcanzado el 9% de la población total de la Unión Europea, y el 14% en los Estados Unidos”. E incorpora las capacidades productivas de la IA generativa, a la que define como “un posible catalizador del crecimiento”.
El estudio —firmado por Björn Beam, experto en geopolítica y tecnología; Leopoldo Torralba, director de análisis de Arcano Economic Research; y Pedro Larrasquitu, economista de la firma— orbita alrededor de dos premisas: la capacidad de dinamización de la inmigración, y las nuevas posibilidades que ofrecen los últimos avances tecnológicos. Hasta el punto de que, en una simulación futura, y sumando las proyecciones de ambas circunstancias, eleva el impacto sobre las cuentas europeas hasta en un 2% para los próximos años, y del 1% para Estados Unidos. “Un futuro sin inmigración es difícilmente imaginable, debido a las tendencias en los países de origen y porque el crecimiento económico continuará requiriendo mano de obra, que actualmente es limitada en Occidente”, advierten los autores.
Al progresivo envejecimiento mundial se le añade la continua merma de la población en edad de trabajar, íntimamente relacionada con la natalidad, que, con alguna excepción ―como el baby boom tras la Segunda Guerra Mundial― también ha experimentado una rebaja continuada en los países desarrollados. Debido a la conjunción de todos estos fenómenos, las previsiones en cuanto a la evolución de las horas trabajadas “indican una debacle”, reza el texto, lo que justifica la ralentización de la economía. Es en este punto donde el estudio incide en la necesidad de encontrar nuevas vías que permitan incrementar el PIB de los países para hacer frente al elevado gasto público que supondrá la asistencia de la parte de la población más envejecida.
Sin embargo, las mediciones realizadas por los autores determinan que, en aquellos países emergentes, como África, por ejemplo, donde las tasas de natalidad siguen siendo superiores a las occidentales, derivará en que estos mercados laborales no sean capaces de ofrecer empleo a toda la población joven, y, por lo tanto, que estos se vean en la necesidad de emigrar. Así, el informe traslada a los países la necesidad de afrontar estas rutas migratorias y de evaluar, en función de las distintas tensiones sociales asociadas a estos movimientos, la idoneidad de aplicarlas de distintas formas.
Propósito generalEn su apartado más técnico, el informe engloba a la inteligencia artificial generativa dentro de las “tecnologías de propósito general”, que son aquellas que potencian el crecimiento agregado y que tienen, por tanto, la capacidad de “transformar radicalmente economías y sociedades enteras”. El texto señala que a lo largo de la historia se ha recogido 24 tecnologías de este tipo (como la aparición del fuego, la escritura, la imprenta o internet) y que la IA generativa es la última en sumarse a la lista.
Sin embargo, medir su impacto supone abordar las distintas previsiones realizadas por expertos, y que no siempre coinciden. A pesar de esto, es incuestionable para todos ellos que la capacidad para cambiar el paradigma laboral dependerá de las tareas que se destinen a estas tecnologías y, en consecuencia, la desaparición de determinados oficios.
EL PAÍS