Ayuso eclipsa el plan del PP de exigir un adelanto electoral

Farsa y licencia de la reina castiza. Un siglo después de su estreno, este esperpento de Ramón María del Valle-Inclán tuvo en la conferencia de presidentes de ayer en Barcelona una especie de remake con Isabel Díaz Ayuso como protagonista.
La presidenta madrileña se salió del guion preparado por la dirección del PP en las reuniones previas a la cumbre, en las que se había decidido que todos los barones populares irían a la una e incidirían en pedir al presidente del Gobierno que disolviera las Cortes y convocara a las urnas, tal como reclama Alberto Núñez Feijóo desde el inicio de la legislatura.
“No soy ayusólogo”, alega el presidente andaluz ante un debate que incomodó a todos los baronesAunque Ayuso, por supuesto, también exigió a Pedro Sánchez que pusiera todo lo que está haciendo –como la amnistía y lo que llamó el “cupo catalán”– en un programa electoral y denunció la “crisis institucional nunca vista en España”, su desplante a cuenta de la utilización, con traducción simultánea, de las lenguas oficiales distintas al castellano eclipsó la estrategia consensuada y acaparó los focos.
“Es una lástima que al final se convierta en la conferencia del pinganillo”, fue la conclusión de la mayoría de sus compañeros de filas, que trataron de hacer equilibrios entre el respeto a la actitud de la líder madrileña y la quiebra de la institucionalidad que su gesto comportaba.
“No soy ayusólogo”, alegó el presidente de Andalucía, Juanma Moreno, para eludir dar explicaciones ante una actitud tan fuera de lo común como la de levantarse de la mesa por que se hablara en euskera o catalán, si lo hacían el lehendakari, Imanol Pradales, o el president Salvador Illa, y, en cambio, permanecer sentada si quienes intervenían eran sus colegas Alfonso Rueda, que inició su intervención en gallego y luego se cambió al castellano, o Marga Prohens y Carlos Mazón, que saludaron a sus homólogos utilizando las variantes de la lengua catalana de sus territorios.
Esta “incoherencia”, según la describió Ángel Víctor Torres, el ministro de Política Territorial, sobrevoló todas las ruedas de prensa de los presidentes autonómicos del PP, que tuvieron que responder, con visible incomodidad en algunos casos, a las reiteradas preguntas sobre la descortesía de Ayuso.
La balear Prohens, el murciano Fernando López Miras o el aragonés Jorge Azcón optaron por responsabilizar al Gobierno de lo ocurrido, al haber intentado que la polémica lingüística, al permitir que por primera vez todas las lenguas oficiales pudiesen emplearse en la conferencia de presidentes, actuara a modo de “cortina de humo” para ocultar los apuros de la Moncloa en un momento político que “exige” elecciones. “Es un error que el debate gire en torno a eso”, zanjaron a coro al ver que las lenguas se convertían en una “herramienta del enfrentamiento político”. “Una pena”.
Desde Génova, quitaron hierro al rifirrafe –agravado por el choque de Ayuso con la ministra de Sanidad, Mónica García, en el saludo protocolario– y se felicitaron por haber llegado a Barcelona con una hoja de ruta consensuada por todos sus líderes territoriales: “Lo importante es que nuestros presidentes han ido a decirle a Pedro Sánchez que hasta aquí ha llegado la escapada”, aseguraron.
Sin embargo, por más que en la cúpula popular rebajaran el alcance de las diatribas de Ayuso, que se saltó el turno, establecido en función del orden de aprobación de los estatutos de autonomía, para ser de las primeras en intervenir ante los medios al acabar lo que ella misma califico de “farsa”, el PP no logró que se impusiera con nitidez el mensaje previsto en un momento en el que Feijóo está recorriendo España para relanzar su popularidad y a dos días de la manifestación en Madrid: “Mafia o democracia”.
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