Doble agravio con el cupo para Cataluña

El pacto fiscal no acaba de convencer a ERC pero solivianta al resto de las autonomías.
El pacto alcanzado ayer por el Gobierno y la Generalitat catalana para sentar las bases de la financiación singular exigida por los separatistas de ERC constituye un doble agravio al resto de comunidades autónomas. El primero, acabar con el modelo de financiación en vigor para las regiones de régimen común negociando solamente con una de las regiones afectadas y al margen del foro territorial en el que debería debatirse su reforma, el Consejo de Política Fiscal y Financiera.
El segundo, hacer cargar a los ejecutivos autonómicos orillados en este proceso -todos menos el catalán- con el coste de otorgar más recursos a la Generalitat que preside Salvador Illa, puesto que la aplicación del principio de ordinalidad, por el que Cataluña deberá ocupar el mismo lugar a la hora de recibir fondos del Estado que al aportarlos, reducirá necesariamente sus aportaciones a los fondos de solidaridad entre comunidades. Se trata de los mecanismos previstos en el actual sistema de financiación para equilibrar a las regiones menos prósperas con las más dinámicas en cuanto a recursos disponibles para sus servicios públicos.
Con esta reforma consensuada entre PSOE, PSC y ERC, tres partidos que dicen ser de izquierdas, salta por los aires el principio de solidaridad territorial establecido en la Constitución de 1978. Por tanto, el Gobierno de Pedro Sánchez rebasa otra vez el perímetro de la Carta Magna para satisfacer las exigencias de sus socios separatistas, como ya hiciera con la Ley de Amnistía para el fugado Carles Puigdemont.
Para mayor afrenta, el acuerdo bilateral entre la Moncloa y la Generalitat catalana contempla introducir mecanismos para limitar la capacidad del resto de comunidades autónomas de rebajar los impuestos cedidos a sus contribuyentes, otra reivindicación de los separatistas para poner fin a lo que consideran dumping fiscal principalmente de la Comunidad de Madrid. El sinsentido de conceder más independencia fiscal a Cataluña coartando la autonomía tributaria de las demás regiones provocó la indignación general de sus dirigentes, que darán la batalla en los tribunales para impedir lo que Díaz Ayuso calificó de "atraco a la nación" y García-Page denunció como "chantaje" de los separatistas a Sánchez.
Sin embargo, este amplio pacto fiscal no termina de convencer a ERC, que reclama una mayor concreción sobre cómo y cuándo se cederán todos los impuestos a la Hacienda propia de Cataluña. Con el cupo catalán, Sánchez ha abierto la caja de Pandora.
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