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El líder del PPE reivindica en València la centralidad ante los ultranacionalistas

El líder del PPE reivindica en València la centralidad ante los ultranacionalistas

Aunque el apagón del lunes sobrevoló durante toda la jornada de ayer el congreso del Partido Popular Europeo (PPE) que se celebra en València, y su propio líder, Manfred Weber, reclamó una mejora de las infraestructuras ante la evidencia de la vulnerabilidad de la península Ibérica, que hizo extensiva a toda la Unión Europea –“estamos interconectados”–, la dimensión puramente ideológica del cónclave cobró protagonismo en un momento en el que la “ola autoritaria”, que ya ha inundado Estados Unidos, azota con fuerza los diques del Viejo Continente.

Después de unas elecciones al Parlamento Europeo en las que el PPE se volvió a situar como la familia política más votada y la democristiana alemana Ursula von der Leyen logró revalidar, no sin sobresaltos –como el rechazo de los populares españoles a la candidatura a comisaria de la socialista Teresa Ribera–, la presidencia de la Comisión, en alianza con socialdemócratas y liberales, Weber reivindicó la centralidad de estos tres grandes grupos frente a los extremismos de uno y otro signo.

El líder de los populares europeos bendice el cordón sanitario a los ultras del FPÖ en Austria

En este sentido, y una vez superada la hipótesis de que fuera necesario un pacto con alguno de los grupos de la variopinta extrema derecha europea si el tripartito tradicional no lograba hacerse con la mayoría absoluta de la Eurocámara, algo que finalmente no sucedió, el presidente del PPE, que en su condición de rival interno de Von der Leyen había jugueteado con la posibilidad de un acercamiento a las tesis más radicales, hizo ayer profesión de fe europeísta y fijó sus líneas rojas.

Asumido que los socialdemócratas no son los peores adversarios de los conservadores, sino que los que compiten de manera directa con el PPE son los extremismos y “no tanto el centroizquierda” –algo que en España el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ante la quimera de una gran coalición con el PSOE, que lo hace depender en exclusiva de Vox, no podría formular en los mismos términos–, Weber diferenció entre la ultraderecha que se define como europea, defiende a Ucrania frente a Rusia y cree en los derechos humanos, es decir, la que representa la italiana Giorgia Meloni, frente a los prorrusos del húngaro Viktor Orbán, en cuyo grupo, Patriotas por Europa, han confluido los eurodiputados ultranacionalistas de Vox.

En el convulso contexto geopolítico actual, y bajo la amenaza de la guerra arancelaria del estadounidense Donald Trump, para Weber ha llegado el momento de separar el grano de la paja y “dar una respuesta a esa ola autoritaria” que ha alcanzado un país tan cercano para un bávaro como él como es Austria, donde los ultras del FPÖ han sido relegados del gobierno pese a ser los más votados en las urnas gracias a un acuerdo de los tres grandes partidos tradicionales –conservadores, socialdemócratas y liberales–, igual que sucede en la Unión Europa.

“Por eso decidimos no estar con la extrema derecha en Austria”, zanjó Weber ante un dilema, el famoso cordón sanitario a la derecha radical, que se repetirá una y otra vez en Europa.

Sea como fuere, durante su intervención en la primera jornada del congreso en València, el jefe de filas de los conservadores europeos se mostró orgulloso de liderar un PPE “fuerte” y destacó la importancia de los gobiernos regionales –como el de la Comunidad Valenciana, cuyo presidente, Carlos Mazón, se halla en horas muy bajas desde su negligente gestión de las riadas del 29 de octubre– para cimentar su proyecto y “conseguir resultados prometedores”.

Sin poder soslayar ni la tragedia causada por las lluvias hace seis meses, con más de dos centenares de muertos, ni el apagón de la víspera, Weber instó a sus compañeros a trabajar “desde las bases” con el objetivo de “estar preparados a todos los niveles” para afrontar los “retos”. Porque para el PPE, que se reclama un partido “serio, fiable y realista”, y gracias a ello obtiene los resultados de los que se congratuló su líder, lo “razonable” ahora es reforzar la “seguridad energética y medioambiental”.

El día de Dolors Montserrat

El cónclave valenciano de los populares europeos acaba hoy con el encumbramiento de la catalana Dolors Montserrat a la secretaría general del partido. Nacida en 1973 en Sant Sadurní d’Anoia, donde empezó su carrera política como concejal tras estudiar Derecho, la eurodiputada, hija de la primera mujer portavoz de un grupo político en el Parlament de Catalunya, con la que comparte nombre y un “feminismo pragmático”, fue ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en el gobierno de Mariano Rajoy (2016-18) antes de desplazarse a Bruselas, donde destacan su gran capacidad de trabajo y su profesionalidad como principales méritos para la labor que a partir de ahora desarrollará en el PPE.

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