El paso de Sarabia por la Cancillería: cinco meses entre triunfos diplomáticos, fuego amigo y desautorizaciones

El paso de Laura Sarabia por la Cancillería pareció mucho más largo de lo que terminó siendo. Fueron cinco meses intensos de una gestión que comenzó de forma anticipada por la crisis por los deportados con el gobierno de Donald Trump y que quedará marcada por varios triunfos diplomáticos en diferentes instancias multilaterales, pero también por varias desautorizaciones y choques provenientes del lugar donde se había convertido en una de las mujeres más poderosas del Ejecutivo: la Casa de Nariño.
"Toda mi gratitud al Presidente. Fueron tres años de mucho trabajo a su lado. Obviamente una carga de emociones muy importante, pero me voy con la conciencia tranquila y sobre todo con que traté de llevar todos los cargos en la máxima altura y la máxima disciplina y sobre todo que le entrego al país mi gestión y le deseo los mejores de los éxitos a la nueva canciller Rosa Villavicencio", expresó Sarabia este lunes al término de una última reunión con Gustavo Petro.

Laura Sarabia y el presidente Gustavo Petro en un consejo de ministros. Foto:Presidencia
Quien fuera la mano derecha del jefe de Estado decide irse el Gobierno por no estar de acuerdo con las decisiones que se están tomando alrededor de la expedición de pasaportes. Mientras Sarabia considera que Portugal y la Imprenta Nacional están crudos para empezar a implementar el nuevo modelo desde septiembre y considera que debería recurrirse a una nueva prorroga con Thomas Greg para evitar una crisis mayúscula, el mandatario y su jefe de Despacho, Alfredo Saade, no quieren dar marcha atrás.
"A través de una política exterior comprometida con los derechos humanos, la paz, la integración regional, la cultura, la inclusión y la acción climática, la Cancillería ha generado resultados concretos y transformadores", destacó el Ministerio de Relaciones Exteriores sobre la gestión de Sarabia, en un comunicado que se sintió como una especie de despedida.
Los logros diplomáticos
Laura Sarabia renunció el 3 de julio a la Cancillería. Foto:Cancillería
Los grandes triunfos de Sarabia durante su tiempo en la Cancillería se dieron en espacios multilaterales. En este periodo se logró la aprobación de dos resoluciones en Naciones Unidas: una en la Comisión de Estupefacientes en Viena (Austria) que propone crear un grupo de expertos para examinar el actual régimen global de drogas y la otra, en la Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal sobre el combate al contrabando de bienes comerciales.
Asimismo, se logró gracias a diferentes gestiones un histórico nombramiento en la Organización de los Estados Americanos (OEA): la embajadora Laura Gil fue elegida como la primera mujer Secretaria General Adjunta. También, Colombia resultó elegida como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU (2026-2027) y en el Consejo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En la Cancillería también se destaca el liderazgo internacional al asumir la presidencia pro tempore de la Celac, que incluyó cumbre con China en mayo. De igual manera se organizó en el país la III Cumbre Ministerial Colombia–CARICOM.
En el ámbito bilateral, se concluyó la normalización de la relación con Perú a partir de la designación de embajadores en ambos países. Y regresaron al país más de 2.500 colombianos deportados por Estados Unidos en vuelos de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC).
"Le tocó estrenarse con la crisis de los deportados, pero la desescalada no puede atribuírsele a ella sino a los esfuerzos y relaciones con figuras clave de EE.UU. que tenía Murillo, el embajador de Colombia y otras personas", asegura la analista Angélica Rodríguez.
Para el internacionalista Camilo González, si bien Sarabia intentó generar un ambiente propicio -por ejemplo, acercamientos con el empresariado- para la relación bilateral con Washington, no logró contener la tensión.
Las desautorizaciones
Alfredo Saade junto al presidente Gustavo Petro en una reunión sobre la salud. Foto:Presidencia
Ahora bien, a Sarabia le quedará el mal sabor de boca de varios episodios de desautorizaciones por parte del presidente Petro, quien en este último tramo del Gobierno dejó de confiar tanto en ella como lo hacía antes.
Las elecciones en Ecuador demostraron que había una desconexión entre ambos. Mientras Sarabia reconoció a Daniel Noboa como ganador, el mandatario desautorizó a su ministra de Relaciones Exteriores 18 horas después, sembrando dudas sobre el resultado y exigiendo la publicación de las actas electorales.
Pero una de las desautorizaciones más fuertes fue la que se generó a raíz de la convocatoria a la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores para hablar sobre la posible adhesión de Colombia a la Ruta de la Seda. Tras conocerse la citación, el mandatario la canceló en plaza pública: "Ahí citaron la Comisión Asesora. No, yo soy el jefe de las Relaciones Exteriores de Colombia, dice la Constitución. Vamos a hablar con Xi Jinping de tú a tú, no como arrodillados y pondremos problemas que hay vigentes", precisó.
"Ahí citaron la Comisión Asesora. No, yo soy el jefe de las Relaciones Exteriores de Colombia, dice la Constitución
La última y que fue la gota que colmó el vaso fue la de los pasaportes. Después de anunciar que se recurriría a una tercera urgencia manifiesta con Thomas Greg, el presidente Petro delegó la tarea en el polémico pastor Saade (que es esencialmente algo a cargo de la Cancillería) y este frenó dicha urgencia, criticando a Sarabia por supuestamente no "tomar las acciones necesarias" para que opere el nuevo modelo. Todo esto mientras la saliente ministra se encontraba por fuera del país cumpliendo agenda internacional.
"A pesar de la conflictiva relación entre el Gobierno y Thomas Gaviria la canciller de manera muy moderada e incluso haciendo muchos equilibrios, logró mantener el funcionamiento con Thomas Greg para evitar este riesgo que tenemos de que se pueden quedar sin pasaportes muchos colombianos", apuntó Camilo González.
El fuego amigo
Reunión sobre pasaportes. Foto:Cancillería
De igual forma, Sarabia tuvo que lidiar con el llamado "fuego amigo" desde los primeros días de su gestión como jefe de la diplomacia. Varios miembros del gabinete, empezando por la vicepresidenta Francia Márquez, aprovecharon la exposición del primer consejo de ministros televisado para criticar el rol protagónico de Sarabia y la forma en que supuestamente ha aislado al presidente de sus alfiles más leales.
"No me parece en este Gobierno las actitudes de Laura Sarabia con nosotros, conmigo, que me ha tocado decirle respéteme, que soy la vicepresidenta", indicó la vicepresidenta en la reunión. A las críticas de Márquez se unieron Gustavo Bolívar, Susana Muhamad y Alexander López.
Sin embargo, lo que más desgastó a Sarabia fue su guerra fría con Armando Benedetti. El 15 de abril, en medio de una agitada agenda en Japón, Sarabia anunció que le entregó a la Fiscalía unos audios “que no han sido conocidos” de una controvertida conversación suya con el ministro Armando Benedetti, su otrora mentor y hoy antagonista.
"Desde que ella dejó de ser mi secretaria no me importa lo que ella haga o diga", reaccionó Benedetti en ese momento.
Aunque en las últimas semanas se les vio más cercanos, desde el círculo de confianza de Sarabia ya daban pistas de signos de agotamiento por parte de la ministra. De alguna u otra forma, perciben que se intentó estropear su dirección en la Cancillería o, el menos, hacerla dura de soportar.
JUAN PABLO PENAGOS RAMÍREZ
eltiempo