El voto a la ultraderecha crece entre los hombres jóvenes ya en toda Europa

La coalición de populares, socialistas y liberales pudo frenar a la extrema derecha en el Parlamento Europeo tras las elecciones de hace un año, pero los partidos ultras no dejan de incorporar savia nueva entre sus votantes.
Su éxito electoral entre los hombres más jóvenes, un fenómeno conocido en España, se está produciendo en toda Europa y además de forma más temprana y a un ritmo más rápido de lo que calaba el mensaje de la extrema derecha en los chicos jóvenes de anteriores generaciones. Así lo alerta un artículo académico, en el que han participado investigadores de cuatro universidades europeas, que constata el incremento del voto ultra entre los hombres de las dos generaciones más jóvenes con derecho a sufragio: los Z y los millennial. Su apoyo alcanzó el 21% en las elecciones europeas de junio de 2024, mientras que en las mujeres de estos grupos de edad –de 16 a 44 años– fue de un 14%. El trabajo se basa en datos de los Estudios Electorales Europeos, con un alcance de 27 países y casi 25.000 votantes.
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Los investigadores, de la Universidad Humboldt de Berlín, London School of Economics, Universidad de Amsterdam y Universitat Pompeu Fabra, detallan en su estudio que la brecha de género –con mayoría de apoyo masculino– en el voto a la extrema derecha se da en todas las generaciones, pero es significativamente mayor entre los más jóvenes. Y este es un patrón constante en el conjunto de Europa, salvo en Dinamarca, Benelux y Letonia.
“Lo que aprendes de joven es una mochila que arrastras a lo largo de tu vida”, resume Toni RodonLos datos analizados reflejan también que la brecha de género entre los jóvenes en el voto a la extrema derecha se ha producido en todas las elecciones europeas anteriores, pero nunca como ahora.
El estudio, publicado recientemente en la revista Journal of European Public Policy , compara los resultados del 2024 con los de los comicios europeos desde 1989. El modelo estadístico incluye tanto la decisión de voto declarada en las elecciones europeas como la probabilidad de votar por un partido de extrema derecha, con independencia del tipo de elección. Sus conclusiones, señalan, son extrapolables a escala estatal.
Según los autores, los hombres jóvenes han sido siempre más propensos a apoyar a la extrema derecha, pero en el caso de la generación Z el voto ultra no solo se da de forma más temprana, sino que aumenta a un ritmo más rápido que en las generaciones de más edad ( boomers y X), que registran incrementos más graduales. La brecha de género es también más amplia en los Z y los millennial que en los nacidos antes de 1981.
Los autores explican la brecha de género entre los Z por razones económicas, culturales y de oferta política“Lo bueno del modelo estadístico aplicado es que no tienes solo una generación joven, sino diversos grupos de personas que han tenido de 16 a 24 años en diferentes momentos en el tiempo y se pueden comparar entre sí”, detalla Toni Rodon, profesor de Ciencias Políticas de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y participante en el estudio.
Entre las explicaciones a la brecha de género que ofrecen los autores, están las repercusiones de las preocupaciones económicas. “Los jóvenes europeos, en una parte importante, se sienten perdedores de la globalización. Hay un problema de vivienda, de empleos precarios, dependencia del apoyo parental, que afecta a hombres y mujeres, pero los chicos son más vulnerables, se espera más de ellos y además sienten que son perdedores de forma injusta. Eso les crea inseguridad e insatisfacción, mientras que ellas se empoderan. Y además consumen información política diferente, las chicas más en Instagram, una red amable, y ellos en YouTube, donde se lanzan mensajes más agresivos, se amplifican sus quejas y se les moviliza”, apunta Rodon.
También se señalan diferencias de género en la socialización política, que inciden en los valores. Así, las mujeres tienden a tener orientaciones políticas más progresistas y son más sensibles a acatar las normas sociales. “En general, ellas son más adversas al riesgo que los hombres, eso se atribuye a la socialización, a cómo nos han educado, y estos partidos tienen una retórica agresiva y representan un cambio radical si se tuviera que implementar lo que dicen, por eso también las mujeres se alejan de sus postulados”, indica el profesor de la UPF.
Estas razones económicas y culturales son una constante en Europa, pero además los ultras ajustan el mensaje que ofrecen según cada país. “Un tema fijo es la inmigración, pero Vox o Alternativa por Alemania atacan también las políticas de igualdad por el peso que tienen en su contexto, y en Italia han cogido la bandera de la vivienda”, explica Rodon.
Respecto al futuro, los autores apuntan que el aumento del voto joven se debe más a un factor generacional que a la edad: todo indica que cuando crezcan no se alinearán con las generaciones posteriores, sino que mantendrán su estructura mental ideológica. Las preferencias políticas de los jóvenes se ven influenciadas por el contexto histórico y social de sus años de formación, señalan, y “se mantienen muy estables” en la edad adulta. Cada generación puede desarrollar actitudes políticas duraderas basadas en el contexto social y económico o en sucesos significativos que experimentan en su juventud. “Lo que aprendes de joven es una mochila que arrastras a lo largo de tu vida”, resume Rodon.
De manera que el apoyo a la extrema derecha “podría aumentar drásticamente en el futuro”, concluyen, a medida que los votantes jóvenes de hoy envejecen. Y la brecha de género podría reducirse, pero debido a que aumente el voto femenino, conforme los ultras se incorporen a las instituciones y votarles se normalice.
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