España logra un acuerdo con la OTAN que le exime de gastar el 5% del PIB en defensa

Después de tres meses de negociaciones, intensificadas en los últimos días con presiones “públicas y privadas”, como reconocían ayer fuentes de la Moncloa, el Gobierno logró en la medianoche del sábado un acuerdo con la OTAN que eximirá a España de gastar el 5% de su producto interior bruto (PIB) en defensa. La fórmula, que pasa por modificar el texto de la declaración aliada con un lenguaje ambiguo, permitirá a cada país destinar a las partidas militares de sus presupuestos lo que considere, siempre y cuando se cumplan los objetivos de capacidades, aprobados recientemente por los 32 ministros de Defensa de la Alianza.

El matiz en el texto es mínimo, pero suficiente para acomodar la negativa española. La nueva redacción de la declaración final ya no obliga a “todos los aliados” a suscribir el objetivo del 5% del PIB, sino a “los aliados”, sin determinar, lo que aporta un grado mayor de flexibilidad.

Ni la “máxima preocupación” expresada ayer por el Ministerio de Exteriores por la situación en Oriente Medio ha hecho alterar la hoja de ruta de Pedro Sánchez de cara a la cumbre que se celebrará mañana y el miércoles en La Haya. Ya se lo advirtió Sánchez en una carta al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, el jueves: España se negará en rotundo a asumir el objetivo del 5% al considerarlo no razonable y contraproducente.

El secretario general de la OTAN “entiende” que España “está convencida” de que no necesita invertir el 5%

Ayer, a primera hora de la mañana, esa misiva tuvo respuesta también por carta. En ella, Rutte confirmaba que la próxima cumbre “dará a España la flexibilidad para determinar su propio camino soberano” para alcanzar los objetivos de capacidades, pudiendo presentar sus propios planes anuales. En la misiva, Rutte comunicó a Sánchez que “entiende” que España “está convencida” de que pueda cumplir con esos objetivos con un gasto inferior al 5% del PIB, siguiendo el desglose de un 3,5% a defensa y otro 1,5% a la seguridad que ha propuesto el secretario general de la Alianza.

La declaración también desvinculará el porcentaje de gasto militar con los objetivos de capacidades de la OTAN (la determinada defensa aérea, fuerzas terrestres o logística que cada país miembro debe aportar). El Gobierno también se apuntaba ayer este tanto. Para España, según fuentes gubernamentales, era fundamental este aspecto porque en la Moncloa están convencidos de que se cumplirán con los objetivos asignados para el periodo 2026-2029 destinando un 2,1% del PIB. “Ni más, ni menos”, resumió el presidente del Gobierno en una declaración institucional.

Pedro Sánchez reapareció desde la Moncloa después de días aislado por el vuelco en la investigación del caso Koldo, que ha llevado al Tribunal Supremo a imputar a sus dos últimos secretarios de organización en el PSOE. Convencido de que el temporal amainará –hoy retomará su agenda con un acto con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero por el 20.º aniversario de la aprobación del matrimonio homosexual–, sacó pecho del acuerdo porque no sobrepasa la línea roja que delimitó: no “comprometer” el Estado de bienestar. El presidente tiró de cifras para ilustrar que cumplir con el 5% del PIB en defensa exigiría gastar unos 350.000 millones de euros adicionales. En otras palabras: 3.000 euros anuales en impuestos para cada trabajador.

El presidente cree que con la cifra española es suficiente y no “compromete” el Estado de bienestar

“La prensa internacional man­tie­ne que el objetivo final sigue siendo el 5%. Sánchez debe contestar a todas las dudas que están surgiendo. No puede pretender seguir mintiendo a todo el mundo”, criticó el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en un mensaje en la red social X, circunstancia que Sánchez aprovechó para responderle con la carta de Rutte y un lacónico “toma, Alberto. Que alguien te la traduzca. A ver si eso aclara tus dudas.”

Por su parte, el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, denunció que Sánchez había comparecido no para hablar de defensa o de política exterior, sino para apartar el foco de la política interior y de los casos de corrupción que, a su juicio, le acorralan.

Diplomáticos en la OTAN creen que la solución puede funcionar para todo el mundo, y opinan que, dentro de lo que cabe, es una salida digna porque sobre el papel se mantiene el 5% que desea imponer el presidente de EE.UU., Donald Trump. Esta tarde, en La Haya, Rutte podría aclarar estos detalles en una rueda de prensa.

Rutte da “flexibilidad” con un cambio en la declaración para acomodar la negativa española

También será interesante ver si Trump está de acuerdo. En su primera cumbre, el magnate llegó con una libreta donde tenía escrito a mano la cantidad que cada país invertía en defensa, abroncando a los menos generosos. El viernes ya dijo en público que la OTAN “tendrá que lidiar” con España si Madrid rechaza llegar a los mismos niveles que el resto. Fuentes de la OTAN apuntaron que la declaración ahora ha sido acordada “por todos los aliados”.

Otra clave de la declaración es el horizonte temporal por el que los aliados –con el permiso español– se comprometen al nuevo objetivo del 5%. Había cierto desacuerdo al respecto. La propuesta que había circulado en las últimas semanas era alcanzar este compromiso en siete años, en el 2032. Incluso algunos aliados, especialmente los bálticos, creían que no se podía esperar y abogaban por cinco años. Sin embargo, otros menos entusiastas, como Italia, pedían más tiempo y apostaban por los diez años. En uno de los últimos borradores ya se había ganado esta mayor flexibilidad y se establecía que se debería llegar al nuevo compromiso en el 2035.

Las claves del acuerdo

1. La fórmula ambigua. Para acomodar la excepción española, el borrador de la declaración que deberían suscribir los líderes de la OTAN en La Haya ha cambiado el redactado del sujeto de quienes se comprometerán al 5% del PIB en defensa: en lugar de “nosotros” (los jefes de Estado y de Gobierno presentes en La Haya), se optaría por usar “aliados”.2. El horizonte temporal. La organización trabaja para lograr el 5% del gasto militar en diez años, en el 2035, y no en siete, como exigían los países más expuestos a Rusia, como los nórdicos o los bálticos. 3. La revisión. El borrador también menciona que “la trayectoria y el balance de gasto” de este plan será revisado en el 2029, “a la luz del entorno estratégico y los objetivos de capacidades actualizados”. Se trata del mismo año en el que debería terminar el segundo mandato de Donald Trump en la Casa Blanca. Es posible que el futuro inquilino del despacho oval sea menos exigente.4. El desglose. Los aliados adoptan la fórmula propuesta por Mark Rutte, que desglosa el 5% en un 3,5% de gasto militar puro y otro 1,5% de gasto relacionado, como infraestructuras o ciberseguridad.

Hay más señales para los rezagados. Por ejemplo, Rutte deseaba que se establezcan aumentos anuales obligatorios, algo que no aparece en el borrador. También se menciona que la aplicación del plan para lograr la nueva inversión militar será revisada en cuatro años, en el 2029, “a la luz del entorno estratégico y los objetivos de capacidades actualizados”. Es algo habitual, pero, curiosamente, se trata del mismo año en el que debería terminar el segundo mandato de Trump, el presidente que lleva meses tratando de imponer este nuevo objetivo de gasto.

El Gobierno desbloqueó la situación el sábado por la noche, tras días de presiones “públicas y privadas”

La implicación de Washington en el conflicto entre Israel e Irán otorga todavía más relevancia a la cita de La Haya, donde, a causa de la mecha en Oriente Medio, la situación en Ucrania se arriesga a quedar en un segundo plano. De momento, y a diferencia de las dos anteriores cumbres –donde fue el invitado estrella–, la participación del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ya ha sido relegada a una cena protocolaria el martes por la noche.