La historia de María Claudia Tarazona, la esposa y coequipera total de Miguel Uribe

“Soy María Claudia Tarazona, esposa de Miguel. Él está luchando en estos momentos por su vida. Pidamos a Dios que guíe las manos de los doctores que están atendiéndolo”. Este fue el primer mensaje que puso en las redes la esposa de Miguel Uribe Turbay el sábado 7 de junio. Eran las 9:22 de la noche. Cuatro horas antes, su marido había sido víctima de un atentado en un parque del barrio Modelia, en Bogotá, había recibido disparos en la cabeza y se debatía entre la vida y la muerte.
“Les pido de todo corazón que no paren de rezar. Miguel necesita un milagro”, fue su siguiente mensaje. Día tras día, mientras la evolución médica del precandidato presidencial mantiene en vilo al país, la presencia de su esposa ha demostrado una entereza que ha sorprendido a los colombianos. No a quienes la conocen de cerca, porque saben que ese temple es un sello especial que la ha acompañado siempre.
María Claudia Tarazona había mantenido hasta ahora un perfil muy discreto, alejado de los focos de atención. Sin embargo, su compañía ha sido clave en la vida de Miguel Uribe Turbay, no solo como esposa, sino como compañera de sus luchas políticas desde que él dio los primeros pasos electorales en busca de llegar al Concejo de Bogotá, en 2011. Fue precisamente ese año cuando se conocieron. María Claudia, abogada de profesión y de origen sucreño, estaba dedicada en ese momento a sacar adelante proyectos de cooperación internacional para el desarrollo social. Tenía puntualmente uno en la cabeza, relacionado con niños, para el cual necesitaba recursos. Una amiga le dijo:
—Hay una persona que te puede ayudar con eso.
A ella le pareció buena idea tener una reunión y conocerse. Su amiga le anticipó que se trataba del candidato al Concejo Miguel Uribe Turbay. Tarazona no lo tenía en su cabeza. No había estado relacionada con la política y en ese momento Uribe apenas comenzaba a surgir como figura pública. Por el otro lado, la amiga en común le dijo a Miguel que había una persona que podía apoyarlo en su campaña. Se reunieron.
En ese primer encuentro a María Claudia le llamó la atención que alguien tan joven —para entonces el candidato tenía 25 años— estuviera interesado en ser concejal. Pero también se sorprendió por la pasión con la que él hablaba de sus proyectos políticos. Uribe la invitó a formar parte de la campaña. Al principio la idea no le sonó del todo, pero precisamente su entusiasmo terminó por convencerla. Tarazona no solo empezó a liderar lo relacionado con el tema de voluntarios, sino que fue volviéndose una pieza fundamental al punto de convertirse en su gerente. “Cuando María Claudia llegó a la campaña, le imprimió el orden y la estructura que Miguel estaba buscando encontrar”, dice Simón Gaviria, que fue quien le abrió las puertas del Partido Liberal a Uribe Turbay y lo invitó a liderar la lista al Concejo.

María Claudia Tarazona y Miguel Uribe Turbay se casaron en mayo de 2016. Foto:Redes sociales
Como él, varias de las personas que participaron en esa etapa electoral recuerdan el papel clave que Tarazona ejerció. “María Claudia asumió un gran liderazgo. Se volvió una consejera de Miguel, su gran motivadora”, dice Winston González, en ese momento jefe de prensa del Partido Liberal y apoyo del candidato en lo relacionado con la estrategia de medios.
Miguel Uribe fue elegido al Concejo, con un buen número de votos, y María Claudia Tarazona se fue a otras tareas relacionadas con su profesión. Dejaron de verse por un tiempo. Ella estaba en proceso de separación, con tres hijas que entonces tenían 9, 7 y 3 años. Cuando volvieron a encontrarse comenzó su relación. En un video sobre la vida de Uribe publicado en sus canales oficiales, ella recuerda así ese momento: “Empecé a descubrir una faceta de Miguel muy apasionante: la madurez con la que asumió dos cosas muy importantes que estaba viviendo en su vida paralelamente; una, el manejo de un cargo como el de concejal, y a la vez una relación con una mujer que tenía tres hijas”.
Él, por su parte, comentó: “Empezamos a ver que las cosas funcionaban y ambos decidimos hacer la apuesta más difícil: estar juntos”. María Claudia lo dudaba un poco: primero era un sí, luego era un no. “Me arrepentía. Echaba para adelante, después para atrás”, narró ella entre sonrisas. Cuando Uribe terminaba su periodo en el Concejo —llegó a ser el más joven en ocupar la presidencia de esa institución— le pidió matrimonio. Se casaron en 2016. En la boda, las tres niñas de María Claudia la acompañaron hacia el altar. “Me entregaron mis hijas. Íbamos las cuatro encontrándonos en un camino de la vida con Miguel”.
'Es una persona que no se rinde'María Claudia Tarazona y Miguel Uribe Turbay han sido desde entonces equipo no solo en lo familiar, sino en lo político. Tras su paso por el Concejo y luego de ser secretario de Gobierno en la administración de Enrique Peñalosa, Uribe se lanzó a la Alcaldía de Bogotá. Ahí estuvo ella a su lado, pendiente de cada detalle de la campaña. Desde la recolección de firmas para inscribir la candidatura por el movimiento Avancemos hasta la estrategia de comunicaciones. Uribe no resultó elegido, pero sí se consolidó como una figura clave del nuevo panorama político. Tanto así que su siguiente reto de elección popular fue buscar una curul en el Senado y no solo la obtuvo, sino que terminó siendo el candidato más votado a nivel nacional.
En cada una de estas etapas, Tarazona ha seguido presente. “María Claudia y Miguel tienen una relación entrañable. Ella lo acompaña y participa en sus decisiones —dice Iván Casas, que ha estado junto a Uribe en varios momentos de su carrera política y lo apoyó en la coordinación de su campaña al Senado—. En ese periodo electoral, María Claudia estuvo especialmente enfocada en los temas de comunicación y preocupada de que las cosas dentro de la campaña fluyeran de manera correcta”.

María Claudia Tarazona y Miguel Uribe se conocieron en 2011, cuando él aspiraba al Concejo. Foto:Redes sociales
Las personas cercanas valoran cómo Tarazona cumple con el rol de cuidadora de su familia —que es lo más importante para ella, afirman— y con la tarea de acompañar a su esposo en el ejercicio político. “María Claudia siempre ha estado ahí, en todos los momentos de Miguel. En los difíciles, en los fáciles. Ha sido un ancla para él”, dice la representante a la Cámara Carolina Arbeláez, amiga de ambos.
En estos días, obligada por las circunstancias, ha tenido que dejar el lugar de bajo perfil que acostumbra ocupar y que prefiere. La hemos visto, en las instalaciones de la Fundación Santa Fe —donde se encuentra su esposo en cuidados intensivos—, salir al encuentro de las personas que se han acercado a orar por la recuperación del precandidato presidencial. Tarazona ha hablado ante las cámaras, ha agradecido el apoyo y enviado un mensaje claro: “Tenemos un propósito de vida y una causa que no podemos olvidar. (...). Hago un llamado a cada uno de los sectores, a los grupos políticos, a los grupos armados, para que sanemos a Colombia y nos unamos. Por eso Miguel está donde está, porque estaba luchando por sanar un país en guerra”.

"Miguel y María Claudia han logrado formar una pareja entrañable", dicen sus amigos cercanos. Foto:Redes sociales
Esa determinación la ha caracterizado siempre, lo mismo la convicción de que es posible superar los problemas, tanto en el terreno político como en el personal. Carolina Arbeláez cuenta que a la hora de necesitar un mensaje de aliento acude con frecuencia a Tarazona. “La busco porque sabe dar palabras de ánimo, de impulso para seguir adelante —dice la representante—. Su carácter es de perseverancia, de no rendirse, de caer y levantarse”. Un sello de su personalidad del que, en efecto, ha dado muestras durante sus mensajes recientes.
Julio César Acosta, que compartió con Miguel Uribe los tiempos del Concejo de Bogotá y desde entonces mantiene con ambos una amistad cercana, ha visto cómo ellos han logrado consolidar una relación en la que saben complementarse. “María Claudia es una mujer muy capaz, muy estructurada —dice Acosta—. No titubea, tiene muy clara la forma de ver las cosas y los valores y principios que quiere para su familia. Ella cuenta con la posibilidad de ver a Miguel en su entorno interno y externo, algo que le permite aconsejarlo muy bien”. Quienes la conocen también destacan su interés por estudiar los temas coyunturales en profundidad, lo que le da un plus a la hora de dar ese apoyo.
A la par de su fortaleza, está su entrega a la familia. Su esposo, sus tres hijas —que Miguel acogió y quiere como suyas— y Alejandro, que nació hace cuatro años. “Mi mayor regalo en la vida ha sido conocer a María Claudia y a sus hijas. Ellas y mi hijo son mi motor para hacer buena política —dijo Uribe en una entrevista hace poco—. Sueño con un país no violento porque quiero que ellas, él y todos los jóvenes de Colombia puedan ser felices aquí”. Cuando afirmó esto ya era precandidato presidencial, campaña que inició en firme a principios de este año con correrías por varios departamentos en las cuales su esposa ha ido de su mano.
En una de sus intervenciones, en la Fundación Santa Fe, María Claudia Tarazona dijo: “Ningún niño en Colombia debería repetir la historia que mi hijo está viviendo hoy: que a sus cuatro años vea que su papá sufrió un disparo en la cabeza. Ningún colombiano debería vivir eso”. Ambos, su esposo y ella, sueñan con un país diferente.
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