Seleccione idioma

Spanish

Down Icon

Seleccione país

Spain

Down Icon

Nuestro país, en los cónclaves

Nuestro país, en los cónclaves

Durante siglos el papado fue cosa sólo de italianos. Mejor dicho, de habitantes de la Península Itálica, porque Italia no existió como realidad política hasta 1860. Y sobre todo cuestión de algunas familias romanas, que convirtieron el papado en un feudo hereditario. Unas tuvieron varios papas: Segni (4), Orsini (3), Medici (3 papas), Piccolomini (2) o Della Rovere (2). Otras tuvieron uno: Borghese, Colonna, Farnese, Caetani, Visconti, Pamphili, Carafa, Boncompagni, Aldobrandini, Ludovisi, Barberini, Chigi, Rospigliosi, Altieri, Odescalchi, Ottoboni, Pignatelli y Corsini… y así sucesivamente, entre los siglos XII y XVIII.

De ahí que ninguna de las grandes dinastías europeas (Habsburgo, Borbón, etc.) nunca fueran capaces de “colocar” como papa a ningún miembro suyo. Eso sí, los soberanos de España, Francia y Austria Hungría se reservaron el Ius exclusivæ (literalmente “derecho de exclusión”, en latín), que era el derecho de vetar a un candidato una vez elegido. El último en ejercitarlo fue el emperador Francisco José de Austria-Hungría, contra el cardenal Mariano Rampolla en el cónclave de 1903. El papa elegido, san Pío X, lo abolió al año siguiente.

Lee también Las congregaciones, el mecanismo clave Sergi Rodríguez López-Ros
Horizontal
Durante tres siglos, España ejercitó veto en los cónclaves

Desde 1605 hasta 1903, España ejercitó ese veto en los cónclaves, que ejercitó en 1655 (Felipe IV, contra el cardenal Giulio Cesare Sacchetti), 1721 (Felipe V, contra el cardenal Francesco Pignatelli), 1730 (Felipe V, contra el cardenal Giuseppe Renato), 1740 (Felipe V, contra el cardenal Pier Marcellino Corradini), 1823 (Carlos III de España y Fernando II de las Dos Siclias, contra el cardenal Giovanni Carlo Boschi) y 1830-31 (Fernando VII, contra el cardenal Giacomo Giustiniani).

El sastre italiano Raniero Mancinelli, que por iniciativa propia confecciona trajes para un posible futuro Papa, trabaja en su tienda de Roma

Gregorio Borgia/AP

Contra lo que afirma la historiografía tradicional, nuestro país ha sido uno de los principales en tener papas: hasta diez (más el antipapa Benedicto XII, el papa Luna). La clave está en que muchos de los papas que se atribuye Italia, cuando fueron elegidos pontífices pertenecían a territorios que formaban parte de España. Si dejamos al margen a san Dámaso (primero en ser llamado “papa2), que en realidad era un romano nacido en Hispania, la corona de Aragón, gracias a la habilidad de Fernando II de Aragón (más tarde, el Católico), logró situar como papas a dos cardenales de la familia Borja (Calixto III y Alejandro VI) y estuvo de situar a su preceptor, el cardenal Joan Margarit, como papa en el cónclave de 1484.

A ellos les siguió, ya con España constituida como tal, el holandés Adriano VI (último no italiano hasta 1978), que estaba en Tortosa cuando fue elegido, instaurando así la tradición de que los obispos de esa diócesis lleven solideo de cardenal (excepto en Roma), que aún perdura. Y, más adelante, los napolitanos Pablo IV Inocencio XII y Benedicto XIII y los milaneses Pío IV, san Pío V, Gregorio XIV y el beato Inocencio XI. No en vano, en diversos momentos históricos, nuestro país tuvo en la Península Itálica los territorios autónomos de Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Parma, Lucca, Milanesado, Toscana, Finale Ligure y los Reales Presidios.

Lee también

Como la condición humana es la que es, tras aquellos pontificados hereditarios, varios cardenales han intentado continuar con aquella tradición en los siglos XIX y XX, aunque con un matiz: apelar a ser pontífice por el hecho de haber sido secretarios particulares o secretarios de estado. Es el caso de León XII o Pío XII, como si el hecho de ser el principal colaborador del papa le situase como un príncipe heredero respecto a un rey soberano. Lo reconoce con nostalgia una anónima princesa en la película Roma (1972), de Fellini: “Éramos todos parientes”. Y aquello no tenía nada que ver con el evangelio. Ni entonces ni ahora.

lavanguardia

lavanguardia

Noticias similares

Todas las noticias
Animated ArrowAnimated ArrowAnimated Arrow