Atentado contra Miguel Uribe Turbay: Destacado grupo de médicos rechazan la "barbarie" y la violencia política

Un destacado grupo 33 de médicos de diferentes regiones del país -entre ellos especialistas, académicos, docentes e investigadores- se pronunciaron en contra del atentado que sufrió el senador y candidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ocurrido en la tarde de este sábado 7 de junio en la ciudad de Bogotá.
Por medio de una carta, los profesionales de la salud rechazaron de manera contundente este tipo de acciones, calificando el atentado como un acto de “barbarie”.
“Los médicos firmantes, que por esencia velamos por la vida, la dignidad y el bienestar de las personas, rechazamos con firmeza la degradación moral que avanza en el país, donde la violencia se instrumentaliza, los extremos imponen su lógica y la existencia humana se convierte en recurso para imponer intereses oscuros”, se lee en el comunicado.
De acuerdo con los profesionales, lo ocurrido con Uribe Turbay revela, lo que ellos llaman, un quiebre ético profundo: “Hemos cruzado una línea peligrosa como sociedad. Se incita al odio, se organiza la confrontación, se justifican actos atroces si sirven a alguna causa, y se arrastra incluso a los más vulnerables hacia escenarios de destrucción”.
Y agregan: “Denunciamos sin ambigüedades el uso de cualquier ser humano -y más aún de un niño- como instrumento de agresión… Justificar el acto de acabar vidas con fines oscuros o en nombre de cualquier ideología es, sencillamente, la máxima degradación de la condición humana.”.
Esta es la carta completa de los médicos en contra de la violencia política y el atentado a Miguel Uribe Turbay:Los médicos abajo firmantes, que por esencia velamos por la vida, la dignidad y el bienestar de las personas, rechazamos con firmeza la degradación moral que avanza en el país, donde la violencia se instrumentaliza, los extremos imponen su lógica y la existencia humana se convierte en recurso para imponer intereses oscuros.
El reciente atentado contra un candidato presidencial, ejecutado por un menor, estremece al país por su crudeza, pero sobre todo por lo que evidencia: un quiebre ético profundo. Hemos cruzado una línea peligrosa como sociedad. Se incita al odio, se organiza la confrontación, se justifican actos atroces si sirven a alguna causa, y se arrastra incluso a los más vulnerables hacia escenarios de destrucción.
Denunciamos sin ambigüedades el uso de cualquier ser humano -y más aún de un niño- como instrumento de agresión.
Eso no es política: es barbarie.
Justificar el acto de acabar vidas con fines oscuros o en nombre de cualquier ideología es, sencillamente, la máxima degradación de la condición humana.
Colombia no puede seguir avanzando por un camino donde el desprecio sustituye el diálogo, donde la violencia se premia si resulta útil y donde la vida se reduce a una pieza sacrificable en disputas sin alma. No estamos hablando solo de un hecho aislado, sino de una lógica que se ha venido instalando: la que normaliza la destrucción si conviene, la que banaliza el sufrimiento si incomoda, la que silencia la ética cuando estorba.
Por eso hablamos. Porque somos médicos, pero también ciudadanos. Porque cuidar la vida no es solo una profesión, es un principio. Porque no creemos en ningún proyecto que se construya sobre cuerpos, ni en ningún silencio que legitime el horror. Porque aún creemos que este país puede recuperar el sentido, si somos capaces de decir basta.
“Hay momentos en que no hablar es traicionar la vida. Este es uno de ellos.”
MATEO CHACÓN ORDUZ | Subeditor Vida de Hoy
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