Casinos digitales, juegos de azar y apuestas, un gran desafío social

Innumerables familias han padecido el viacrucis o soportado por años los efectos que los juegos digitales producen en los menores de edad. Las consecuencias se agravan, en muchos casos, gracias a juegos cada vez más sofisticados y tecnológicos.
“Mi hijo Michael se inició en los juegos en su celular a los 16 años, en plena pandemia. Después le compramos otro mejor para que desarrollara sus clases virtuales y para que no tuviera problemas de señal, pero una de las fallas que tuvimos como padres fue no haberle puesto horario para el uso del aparato. Hacía sus tareas en la noche, pero después se ponía a jugar, hasta altas horas. Empezó a tener comportamientos raros y a decir que no tenía papá, mamá ni hermanos, que habíamos muerto, y esa fue la primera señal de alarma para llevarlo a la EPS, donde dijeron que tenía dos trastornos: bipolaridad y una obsesión compulsiva por el juego”, dice a EL TIEMPO Carlos Méndez, padre de Michael.
El joven fue hospitalizado varias veces y medicado, pero terminaba retomando el juego. “Duró como un año asistiendo a sus controles y cambios de medicación. Estando algo recuperado, decidió terminar su bachillerato en un centro de educación en el que hizo los grados de décimo y once en un solo año”, agrega Méndez.
Pese a los avances y a estar un poco más controlado por su medicación, Michael volvió a jugar. “Se puso agresivo conmigo y llegó a golpearme porque le controlaba el tiempo de uso del celular. Busqué ayuda y estuvo internado en la Clínica de La Paz durante 15 días”. Carlos Méndez sostiene que si una persona desea recuperarse, debe hacerlo por su propia decisión. “Como padre uno no puede estar pendiente del hijo 24 horas para saber si hace lo debido”, afirma. Michael tiene ahora 20 años y dice que desea retomar sus estudios con “mayor madurez”, según su papá.
“La adicción al juego es una conducta patológica que no solo afecta a las clases económicamente pudientes, sino a todos, ya que cualquier persona puede empezar a realizar apuestas desde montos muy bajos y empezar a tener graves problemas financieros que afectan al individuo y a la familia”, dice a EL TIEMPO la doctora Ana María Bueno, médica psiquiatra y magíster en adicciones.

La adicción al juego digital tiene graves consecuencias emocionales y económicas. Foto:Pexels: Foto de Sascha Düser
La especialista resalta que “el juego patológico es una de las adicciones más complejas de tratar, y se puede convertir en una enfermedad crónica para toda la vida”. Los adolescentes, explica, son los que están más expuestos.
“En sus cerebros, la dedicación a las aplicaciones de los juegos en línea y las apuestas deportivas secuestran los sistemas de recompensa de tal manera que su interés cada vez va a estar más limitado a este tipo de actividades. El uso cotidiano y continuo de los aparatos tecnológicos ha contaminado algunas de las funciones mentales y comportamentales más importantes del desarrollo humano y del camino a la adultez”, explica la psiquiatra.
Colombia y el mundoEn nuestro país no hay estudios institucionales respecto a las adicciones al juego online por parte de menores de edad. Pero una investigación de la Universidad Nacional de 2018 da luces al respecto. Esta habla de “una prevalencia del 6 a 8,9 por ciento de ludopatía en jugadores en línea y una prevalencia que oscila entre el 18,9 por ciento y el 32 por ciento en jóvenes de juego activo”, según la doctora Bueno.
En una revisión sistemática y un metaanálisis publicado en The Lancet en agosto del año pasado, se encontró que un 17,9 por ciento de los adolescentes había jugado en los últimos 12 meses. Dentro de ese porcentaje, hay casos de juego problemático, de azar y en línea.
La Comisión de Salud Pública de The Lancet sobre el juego estima que a nivel mundial 80 millones de personas adultas tiene trastornos relacionados por el juego. Y prevé que estos trastornos afectan al 26,4 por ciento de los adolescentes que juegan en casinos digitales y al 16,3 por ciento de esta misma población que hace apuestas deportivas en sitios especializados. Por otro lado, la Comisión valora que 448,7 millones de personas a nivel global estarían en situación de riesgo y sufren al menos una consecuencia negativa por el juego problemático, como problemas financieros y de salud mental.
Para 2028, la Comisión calcula que las personas que juegan sumarán pérdidas netas que ascienden a los 700.000 millones de dólares.
Al tiempo, en 2024, el mercado global de juegos de azar alcanzó los 572.550 millones de dólares, según un informe de The Business Research Company. La tasa de crecimiento con respecto al año anterior fue de 8,1 por ciento. La Comisión de Salud Pública de The Lancet señala que el crecimiento de esta industria se ha dado gracias a las plataformas de juego online.
“En el desarrollo de este sector cobra cada vez más relevancia el segmento online, que genera ya actualmente cerca de un cuarto de los ingresos totales”, se lee en un artículo de Statista.
En esta misma publicación, se señala que los casinos físicos o digitales son una alternativa atractiva para los jugadores. Para 2024, se estimó que su tamaño en el mercado ascendería a los 82.000 millones de dólares. “Y si el comportamiento de la demanda se mantiene estable, podría superar los 100.000 millones de dólares en 2028”, se lee en el artículo.
Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido, Singapur y China continental son los países con mayor afición al juego en el mundo. “Dentro de Europa, a Reino Unido le siguen Italia, Francia, Alemania, Finlandia y España, que es uno de los países iberoamericanos más aficionados al juego junto con Brasil, Perú y Colombia”, recalca Statista.
La psiquiatra Ana María Bueno considera que el mayor reto con respecto al juego es tener que “enfrentarnos a una situación de salud pública con todo lo que esto implica: pérdidas económicas, tratamientos costosos, familias devastadas y arruinadas, ausentismo y deserción escolar, pérdida de años de vida saludable, pérdidas en productividad”.
La especialista, por su parte, recomienda “alejarse de los detonantes y los condicionantes asociados a la adicción y evitar la disponibilidad de ciertas aplicaciones y el acceso fácil al dinero. Debido a lo difícil que es mantenerse alejado de todas estas variables, los pacientes y las familias muchas veces deben enfrentar recaídas, con las pérdidas que conllevan antes de vencer el problema”.
eltiempo