Cómo controlar la hipertensión en verano y poder disfrutar sin riesgos de las vacaciones
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Las cifras acerca de la prevalencia de la hipertensión en el mundo hablan por sí solas, y lo hacen alto y claro. Según la Organización Mundial de la Salud se estima que 1.280 millones de adultos de entre 30 y 79 años padecen hipertensión.
Además, habida cuenta de que es una de esas enfermedades silenciosas que no da síntomas, casi la mitad de ellos (el 46%) desconoce que padecen esta afección, algo realmente peligroso, dada la mortalidad a la que está asociada.
Si nos ceñimos a los datos procedentes de España, la cosa no pinta mejor. La Sociedad Española de Cardiología recogió en un estudio publicado en 2024 en la Revista Española de Cardiología que el 33 % de los adultos entre 30 y 79 años (10 millones) eran hipertensos en 2019.
Si relacionamos estas cifras con las causas de muerte en el mundo, la Fundación Española del Corazón informa de que la hipertensión provoca cada año 7,5 millones de muertes, el 13 % del total de defunciones que se producen a nivel global, según la OMS.
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Por tanto, la prevención y el control de la enfermedad son claves para combatir este problema de salud de dimensiones planetarias.
Verano, ¿estación “de riesgo”?Huelga decir que los cuidados para mantener la presión arterial en los márgenes aconsejados por las instituciones de salud deben llevarse a cabo durante todo el año. Ahora bien, “el verano puede ser una estación de riesgo para los hipertensos, aunque no necesariamente por el calor en sí, sino por los cambios en los hábitos durante este período del año: relajación en la toma de medicamentos, aumento en el consumo de alcohol, alimentos salados o grasos, y menor actividad física”, resume el doctor Luis Rodríguez Padial, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Y añade: “La deshidratación y las temperaturas extremas también pueden afectar, especialmente en personas mayores o con otras condiciones de salud. Sin embargo, con precauciones, los riesgos son manejables”.
Efectos del calor en la presión arterialComo apunta el doctor, las altas temperaturas del verano no son necesariamente el desencadenante único ni el más importante de un posible descontrol de la tensión arterial. De hecho, tal y como él mismo explica, la influencia del calor en la presión arterial se produce de esta manera: “El calor provoca vasodilatación (los vasos sanguíneos se dilatan), lo que puede reducir la presión arterial en algunas personas. Sin embargo, el calor también puede llevar a la deshidratación, ya que se pierde más líquido a través del sudor. Esto reduce el volumen de sangre, lo que puede aumentar la presión arterial o causar mareos y fatiga. Además, el calor puede interactuar con algunos medicamentos para la hipertensión, como los diuréticos, aumentando el riesgo de deshidratación o efectos secundarios”.
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Junto al calor, otro de los aspectos estrechamente relacionados con el verano, son las vacaciones, y en concreto, el lugar escogido para pasar los días de descanso.
En este punto, hay quienes se preguntan si la eterna disyuntiva de playa o montaña, podría quedar resuelta aplicando el criterio de si eres hipertenso o no. Dicho de otro modo, ¿influye la altitud en la presión arterial? Y si es así, ¿cómo lo hace? “A mayor altitud, la presión de oxígeno en el aire disminuye, lo que puede hacer que el corazón trabaje más para suministrar oxígeno, aumentando temporalmente la presión arterial”, aclara el experto.
Además, “el cuerpo puede responder con una mayor frecuencia cardiaca y vasoconstricción para adaptarse”, agrega. “En hipertensos, esto puede ser más pronunciado, especialmente si no están acostumbrados a altitudes elevadas (por encima de 2.500 metros). Sin embargo, la respuesta varía según la persona y su estado de salud”, advierte.
Esto depende de la persona y las condiciones. Según el doctor, “la playa puede ser más desafiante por el calor intenso y la humedad, que pueden agravar la deshidratación o el estrés cardiovascular. En la montaña, -continúa- la altitud puede elevar la presión arterial temporalmente, pero el aire fresco y la menor humedad pueden ser beneficiosos para algunos. Desde el punto de vista cardiovascular, lo más importante es elegir un lugar donde se puedan mantener hábitos saludables (hidratación, dieta equilibrada, actividad moderada) y evitar extremos (calor o altitud muy elevados)”.
Importa más lo que haces que el lugar donde lo hacesMás allá de si vas a la costa mediterránea o a los picos de Europa, el doctor pone el foco en dos aspectos determinantes: por un lado, los hábitos propios del verano; y por otro, la adherencia del tratamiento, ambos muy relacionados entre sí.
“La relajación en las rutinas puede influir en la hipertensión. Por ejemplo, la ausencia de horarios y la falta de rutina, puede llevarnos a olvidar la medicación. Además, la ingesta de alcohol, las comidas fuera de casa (frituras, mayor consumo de sal o grasas saturadas, etc.), pueden aumentar también la presión arterial”, argumenta.
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Además, “no hemos encontrado estudios científicos que especifiquen una peor adherencia al tratamiento hipertensivo en verano, aunque sí hay evidencia de falta de adherencia al tratamiento para la hipertensión en general”.
En cualquier caso, “hay que estar atentos a los posibles picos de presión arterial (que pueden causar dolores de cabeza, mareos…), y a las descompensaciones que pueden darse por la falta de medicación”, advierte el experto quien nos recuerda que “sin la medicación adecuada, la deshidratación puede agravar los problemas de presión”.
Lo que conviene hacer en verano (y el resto del año)Por tanto, la clave para disfrutar del verano y las vacaciones sin riesgos está “en mantener hábitos saludables, no descuidar el tratamiento y tomar precauciones contra el calor y otros factores que puedan descontrolar la presión arterial”, aconseja el presidente de la Sociedad Española de Cardiología quien recalca que “ante dudas concretas, lo mejor es consultar al médico antes de viajar o de cambiar las rutinas”.
Por último, más allá de esas recomendaciones generales, el doctor hace especial hincapié en los siguientes consejos específicos:
- Lo más importante es tomar la medicación: llevar los medicamentos, usar recordatorios o alarmas para evitar olvidos y no interrumpir el tratamiento sin consultar con el médico.
- También es importante beber suficiente agua para estar bien hidratados -especialmente en días calurosos-, y controlar el consumo de sal y grasas saturadas (evitar aperitivos salados y alimentos procesados), optando por frutas y verduras frescas.
- Mantener una actividad física moderada como caminar o nadar por la mañana temprano o a última hora de la tarde para evitar el calor intenso, es clave. También lo es protegerse del calor: usar ropa ligera y evitar las horas centrales del día (más calurosas).
- Se puede también controlar la presión arterial: si es posible, llevar un tensiómetro portátil para monitorear la presión, especialmente si se cambia de altitud o clima.
El Confidencial