De los neandertales al aeropuerto de Madrid: el linaje milenario de las chinches
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En las últimas semanas, las posibles plagas de chinches han llenado numerosos titulares y han puesto en alerta a más de una persona. La razón es la denuncia de varios trabajadores del aeropuerto de Madrid sobre la presencia de estos insectos, así como picaduras. Y probablemente no sea la última vez que oigamos hablar de ellas por la llegada del calor, las vacaciones de verano y el aumento consecuente de los viajes. En este contexto, una nueva investigación afirma que probablemente sea la primera plaga humana.
La historia entre las chinches y los humanos se remonta a miles de años atrás. Concretamente, hace 60.000 años, unas cuantas chinches saltaron de un murciélago y se adhirieron a un neandertal. Las otras que se quedaron en el animal siguieron disminuyendo desde la Edad de Hielo, hecho que ocurrió hace unos 20.000 años.
Esta es una de las conclusiones que han extraído un equipo de científicos del Virginia Tech, quienes han comparado la secuencia completa del genoma de dos linajes genéticamente distintos de chinches. Los resultados, publicados este miércoles en Biology Letters, indican que el asociado a los humanos siguió un patrón demográfico similar al de las personas y bien podría ser la primera plaga urbana auténtica.
De esta manera, conocer la relación simbiótica, histórica y evolutiva entre estos insectos y los humanos, servirá de base para los modelos que predicen la propagación de plagas y enfermedades en un contexto de expansión de la población humana, tal y como sostienen los científicos.
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"Queríamos observar los cambios en el tamaño efectivo de la población, es decir, el número de individuos reproductores que contribuyen a la siguiente generación, porque eso puede indicar lo que ha ocurrido en el pasado", ha explicado Lindsay Miles, autora principal de la investigación.
Los científicos descubrieron que, inicialmente, observaron un declive general de ambas poblaciones que concuerda con la Edad de Hielo, pero que mientras que el linaje asociado a los murciélagos nunca se recuperó y siguió disminuyendo de tamaño, en el relacionado con los humanos fue al revés: se sobrepuso y logró que su población efectiva aumentase.
En este punto, Miles señala los asentamientos humanos que se expandieron en ciudades como Mesopotamia hace unos 12.000 años. Al respecto, el profesor asociado de Entomología Urbana Warren Booth indica que había chinches en las cuevas donde se vivían estos humanos y, cuando se mudaron, se llevaron un subconjunto de la población con ellos.
Conforme crecía la población de las personas y continuaban viviendo en comunidades, por lo que las ciudades se expandieron, el linaje de las chinches asociado a los humanos experimentó un crecimiento exponencial en el tamaño de su propia población.
La llegada de los pesticidasAhora, el siguiente objetivo lo han puesto en conocer qué ocurrió en los últimos 100 o 120 años. "Las chinches eran bastante comunes en el mundo antiguo, pero una vez que se introdujo el dicloro difenil tricloroetano para controlar las plagas, las poblaciones se desplomaron. Se creía que estaban prácticamente erradicadas, pero en cinco años empezaron a reaparecer y resistían al pesticida", comenta Booth.
Prueba de la resistencia es que apenas dos veranos atrás las chinches reaparecieron con fuerza en España, debido a la fuerte actividad turística, que trae consigo movimiento de personas y equipajes, así como las altas temperaturas. A tal punto se llegó que la "fuerte presencia" de estas chinches de cama que se planteó que pudiera llegar a considerarse como un problema emergente de salud pública.
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Otro ejemplo es lo ocurrido en las últimas semanas en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Bajaras, aunque parece que todo ha quedado en una falsa alarma. En abril, trabajadores de varios mostradores advirtieron sobre picaduras de insectos en baterías. Como consecuencia, una empresa especializada en el control de plagas realizó un informe donde ha certificado la ausencia de una plaga de insectos y ha apuntado a que la presencia de picaduras podría ser considerada como un "episodio puntual". El estudio aseguraba que no se había evidenciado “la presencia de ningún artrópodo hematófago”, como chinches, pulgas, o garrapatas en las instalaciones aeroportuarias. Eso sí, esta compañía ha puntualizado que es "habitual" que la presencia de chinches se encuentre asociada a la presencia y tránsito de personas y no a las propias instalaciones.
El Confidencial