Dos tercios de los consumidores españoles de bolsas de nicotina las usan para dejar el tabaco
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En los últimos años, España ha experimentado un crecimiento notable en el uso de productos de nicotina sin combustión, como los cigarrillos electrónicos, el tabaco calentado y, más recientemente, las bolsas de nicotina; en paralelo a una disminución progresiva del consumo de tabaco tradicional. A raíz de ello, el Gobierno ha planteado restricciones severas, como limitar la concentración de nicotina a 0,99 mg por bolsita y prohibir todos los sabores, excepto el de tabaco, en un intento por frenar su expansión. Como respuesta, una reciente encuesta de la consultora internacional Dynata revela que el 84% de los usuarios españoles de bolsas de nicotina se opone a estas medidas, y el 90% considera los sabores un elemento clave para dejar de fumar. De hecho, los motivos principales para su consumo, según los encuestados, son reducir o abandonar el tabaco, obtener satisfacción sin humo y evitar el olor del cigarrillo.
Para muchos consumidores, las bolsitas representan una herramienta menos dañina y más discreta para combatir la adicción al tabaco. Según el estudio, limitar el acceso a estos productos podría derivar en consecuencias no deseadas: un tercio de los usuarios volvería a fumar y otro recurriría a mercados no regulados. Organizaciones como la Fundación Tholos piden al Gobierno un enfoque regulador que tenga en cuenta el potencial de estos productos para contribuir a la reducción del tabaquismo.
Las autoridades argumentan que su uso podría generar una nueva dependencia a la nicotina y banalizar su consumo, aunque hay expertos que advierten de que una regulación excesiva puede tener efectos contraproducentes.
¿Qué dice la ciencia al respecto?Expertos como Karl Fagerström, psiquiatra sueco y referencia en el campo del tabaquismo, defienden las bolsas de nicotina como una herramienta eficaz para dejar el tabaco. Según Fagerström, “la nicotina pura es mucho menos perjudicial que la combustión del tabaco” y, sin los riesgos del humo, puede ayudar a los fumadores a abandonar los cigarrillos convencionales; en esta línea, un estudio comparativo encontró que las bolsitas de nicotina contienen niveles más bajos de compuestos tóxicos que el tabaco de combustión.
El experto señala además que prohibir sabores o limitar la concentración podría restar eficacia a las estrategias de abandono, especialmente entre adultos fumadores, y podría llevar a que más personas recurran a productos ilícitos o vuelvan al cigarrillo. Este enfoque se enmarca en la estrategia de reducción de daños, adoptada en países como Suecia, donde el uso del snus y productos similares ha contribuido a que el país escandinavo reduzca su tasa de tabaquismo a un 4,5%, muy por debajo del 26% de la Unión Europea.
Por otro lado, profesionales de salud pública y neumólogos, como representantes de SEPAR y médicos en hospitales españoles, advierten de los peligros de normalizar las bolsas de nicotina. En el informe del Instituto Federal para Valoración de Riesgos (BfR) de Alemania se identificaron nitrosaminas específicas del tabaco en más de la mitad de las bolsitas analizadas y se determinó que su absorción puede elevar los niveles de nicotina en sangre por encima de los del tabaco tradicional, aumentando los riesgos para la salud. En este estudio, por su parte, se indica que las concentraciones más altas de este compuesto fueron 13 ng de NNN y 5.4 ng de NNK por bolsita, más bajas que en la mayoría de cigarrillos, que se sitúan entre 33 ng y 323 ng y entre 40 ng y 246 ng, respectivamente.
En cuanto a la regulación, el Instituto Alemán BfR considera un límite de hasta 16,6 mg de nicotina por bolsita compatible con niveles habituales de cigarrillo, respaldando su uso en estrategias de reducción del daño. Sin embargo, el Gobierno español propone una normativa más estricta -0,99 mg de nicotina y solo sabor tabaco- dentro de una reforma que busca poner límites a la promoción, sabores y puntos de venta.
El real decreto planteado por el Ministerio de Sanidad, que introduce nuevas restricciones a productos sin tabaco y sin combustión, ha recibido objeciones de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia y de seis Estados miembros de la Unión Europea. Estos países advierten de obstáculos al mercado interior si España impone limitaciones no justificadas a productos que se comercializan en otros países de la UE, y la CNMC afirma que las restricciones a la libertad de empresa que se pretenden aplicar en este caso requieren una ley, no un real decreto. Sobre las bolsas de nicotina en particular, también se ha pronunciado la CNMC, quien indica que las medidas relativas a la prohibición de sabores y el nivel máximo de nicotina no se acompañan de evidencia empírica suficiente que acredite que cumplen los principios de buena regulación, y Suecia interpreta el límite de 0,99 mg de nicotina como una prohibición de facto del producto. Ante estas críticas, el Ministerio de Sanidad ha defendido la validez del proyecto y ha anunciado que reforzará la evidencia científica en la memoria de impacto normativo del decreto.
Médicos de la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo, incluido Fagerström, piden que se aplique un modelo semejante al sueco, donde los impuestos y restricciones se ajustan al riesgo del producto y han logrado reducir la tasa de mortalidad en todas las enfermedades relacionadas con el tabaco en un 39,6% en comparación con la media de la UE, según el estudio The Swedish Experiencie.
En conclusión, la perspectiva por parte de los profesionales es mixta y compleja. El desafío pasa por diseñar una regulación basada en evidencia científica que maximice los beneficios para la salud pública sin minimizar los riesgos.
En los últimos años, España ha experimentado un crecimiento notable en el uso de productos de nicotina sin combustión, como los cigarrillos electrónicos, el tabaco calentado y, más recientemente, las bolsas de nicotina; en paralelo a una disminución progresiva del consumo de tabaco tradicional. A raíz de ello, el Gobierno ha planteado restricciones severas, como limitar la concentración de nicotina a 0,99 mg por bolsita y prohibir todos los sabores, excepto el de tabaco, en un intento por frenar su expansión. Como respuesta, una reciente encuesta de la consultora internacional Dynata revela que el 84% de los usuarios españoles de bolsas de nicotina se opone a estas medidas, y el 90% considera los sabores un elemento clave para dejar de fumar. De hecho, los motivos principales para su consumo, según los encuestados, son reducir o abandonar el tabaco, obtener satisfacción sin humo y evitar el olor del cigarrillo.
El Confidencial