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El cerebro humano contiene casi «una cucharada» de microplásticos

El cerebro humano contiene casi «una cucharada» de microplásticos

Una serie de artículos publicados en la revista científica 'Brain Medicine' plantea una inquietante hipótesis: los microplásticos presentes en alimentos ultraprocesados podrían estar acumulándose en el cerebro humano y contribuyendo al aumento global de trastornos mentales como la depresión y la demencia.

La colección, compuesta por cuatro artículos revisados por pares, ofrece el análisis más completo hasta la fecha sobre cómo estas diminutas partículas, menores a 5 m, podrían estar interfiriendo con la salud cerebral a través de múltiples mecanismos biológicos.

La portada de la edición, que muestra un cerebro humano cubierto de partículas plásticas junto a una cuchara de plástico, resume gráficamente el hallazgo principal: el cerebro humano podría albergar el equivalente a una cucharada de microplásticos.

Uno de los artículos , titulado «Microplásticos y salud mental: El papel de los alimentos ultraprocesados» ha sido elaborado por investigadores de Canadá, Estados Unidos y Australia. Nicholas Fabiano (Universidad de Ottawa), Brandon Luu (Universidad de Toronto), David Puder (Universidad de Loma Linda) y Wolfgang Marx (Universidad de Deakin) argumentan que los microplásticos podrían ser el «eslabón perdido» entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el deterioro de la salud mental.

«Estamos observando evidencia convergente que debería preocuparnos a todos», advierte Fabiano. «Estos alimentos representan más del 50 % de la ingesta calórica en países como EE. UU., y contienen concentraciones mucho mayores de microplásticos que los alimentos frescos. Sabemos que estas partículas pueden atravesar la barrera hematoencefálica y acumularse en el cerebro».

Los autores citan investigaciones recientes publicadas en la revista 'Nature Medicine', que revelaron niveles significativamente más altos de microplásticos en cerebros de personas con demencia. También recuerdan que los ultraprocesados se han asociado con un aumento del 22 % en el riesgo de depresión, 48 % en ansiedad y 41 % en problemas de sueño, según un estudio publicado en 'The BMJ'.

La hipótesis es respaldada por coincidencias en los mecanismos biológicos involucrados. «Los microplásticos y los alimentos ultraprocesados afectan el cerebro a través de vías similares: inflamación, estrés oxidativo, disfunción mitocondrial, alteraciones epigenéticas y desequilibrios en neurotransmisores», explica Marx.

Para investigar más a fondo, los investigadores proponen desarrollar un Índice de Microplásticos Dietéticos (IMD), que permitiría cuantificar la exposición a estas partículas a través de la alimentación diaria.

En la misma edición de 'Brain Medicine' se presenta un artículo de investigación liderado por Stefan Bornstein que explora una posible solución: la aféresis terapéutica, una técnica que filtra la sangre fuera del cuerpo y que podría servir para eliminar microplásticos circulantes. Aunque los resultados iniciales son prometedores, los científicos advierten que aún se requiere mucha más investigación.

En un editorial, Ma-Li Wong, de la Universidad de Siracusa (EE.UU.), califica este conjunto de hallazgos como un punto de inflexión en la comprensión de los efectos ambientales sobre la mente humana. «Esto no es una advertencia, es un ajuste de cuentas -escribe-. Si los microplásticos pueden cruzar la barrera hematoencefálica, ¿qué más hemos permitido que invada nuestros cerebros?».

Los autores coinciden en que estos estudios deben impulsar nuevas políticas alimentarias, mayor regulación del plástico en contacto con alimentos y más investigación sobre cómo mitigar esta silenciosa pero creciente amenaza.

«Después de todo, somos lo que comemos», concluye el Dr. Fabiano.

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