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El mundo se vuelve borroso: ¿Por qué hay cada vez más problemas oculares?

El mundo se vuelve borroso: ¿Por qué hay cada vez más problemas oculares?

Vemos peor que antes y a edades cada vez más tempranas. El progreso nos ha traído muchas ventajas y facilidades, pero también una menor agudeza visual, consecuencia de una vida que pasa mayormente en ambientes cerrados y muy dependiente de las pantallas.

El apagón generalizado del pasado lunes inutilizó los dispositivos electrónicos que nos tienen enganchados desde hace más de dos décadas y fuimos testigos de una estampa que era más propia de la época de nuestros padres y abuelos: todo el mundo estaba en la calle. Una costumbre perdida, la de pasar más tiempo al aire libre y haciendo actividades que no sean mirar fijamente una pantalla o un libro, que protege la vista.

Los ojos son uno de los órganos que más están sufriendo con el estilo de vida occidental. Patologías que antes se asociaban a un desgaste propio de la edad se están incrementando en personas jóvenes e incluso en niños.

«El hombre está programado para ver de lejos y defenderse de cualquier animal o grupo que le ataque. La visión cercana es desde un punto de vista evolutivo más nueva y sobre todo no estamos programados para ello. La lectura empezó en el siglo XV y leía muy poca gente. Ahora nos pasamos horas y horas no solo leyendo sino con ordenadores y con el teléfono móvil», explica el doctor José Manuel Benítez del Castillo, catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense y presidente de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO) y de la Sociedad Española de Superficie Ocular (SESOC).

Una de las patologías más prevalentes en las consultas oftalmológicas hoy en día es el ojo seco. El que lo sufre experimenta una sensación de arenilla, escozor y ardor, que va en aumento a lo largo del día; la necesidad de cerrar los ojos y una mala visión que mejora con el parpadeo. Uno de cada cinco adultos lo padece, según se desprende del 'Estudio PrevEOS - Prevalencia de la enfermedad del ojo seco en España: una encuesta de base poblacional'.

«Cuando vemos de lejos parpadeamos aproximadamente unas 15 veces por minuto, pero frente a la pantalla el número de parpadeos cae por debajo de 4 y, cuanto más estresante o interesante sea lo que estamos mirando, menos parpadeamos. Al parpadear segregamos lágrima, que es necesaria para ver bien. Por eso cuando estamos mucho tiempo frente a la pantalla se nos secan los ojos y vemos mal», señala el doctor Benítez del Castillo, que recuerda que hay otros factores, como permanecer en sitios cerrados con calefacción o aire acondicionado y baja humedad, que también influyen.

En los jóvenes de entre 18 y 30 años, la prevalencia del ojo seco es de hasta un 30% y, sin embargo, sólo el 5,7% han sido diagnosticados, de acuerdo con el estudio PrevEOS . «Este dato plantea una clara necesidad de aumentar la atención hacia esta enfermedad, con una mayor y más eficaz prevención, diagnóstico y tratamiento de ésta, más aún en los jóvenes, en los cuales se registra una elevada utilización de pantallas y dispositivos móviles y, con ello, una reducción del parpadeo y correcta lubricación lagrimal de la superficie ocular», apunta Benítez del Castillo.

Aunque el estudio parte de una edad de corte de 18 años, el experto alerta: «ya vemos en la consultas casos de niños que, con edades de 12 a 15 años, comienzan con sintomatología de ojo seco por uso excesivo de pantallas».

El uso de las pantallas tiene un peso crucial en el aumento de la prevalencia del ojo seco, pero hay otros factores propios de nuestros tiempos que también influyen, como los cosméticos, la contaminación, la alimentación, determinadas enfermedades como la diabetes, el uso de fármacos como los antihistamínicos, antihipertensivos, pastillas para dormir o antidepresivos; y la miopía, por el uso de lentillas o tras una cirugía para corregirla.

Esta última patología, que dificulta la visión de lejos, se ha convertido en una epidemia entre los jóvenes. El uso de dispositivos electrónicos y los ambientes cerrados son las principales causas.

La prevalencia de la miopía en niños de entre 5 y 7 años en España en 2023 fue del 20,3%, según el 'Barómetro de la Miopía en España', elaborado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Fundación Alain Afflelou. Mientras que entre los universitarios de entre 17 y 27 años, coincidiendo con la etapa donde se pasa más tiempo estudiando, se reducen las actividades al aire libre y aumenta el tiempo dedicado frente a pantallas de dispositivos electrónicos, la cifra de miopes se eleva hasta el 62%, según el informe 'Prevalencia de la miopía en los jóvenes en España' de la organización Visión y Vida.

De seguir esta tendencia, los expertos calculan que para 2050, la mitad de la población mundial será miope.

«Se estima que los españoles pasan aproximadamente unas cinco horas y media mirando una pantalla, lo que no solo favorece la miopía, sino que aumenta la fatiga y sequedad ocular. En este sentido, es recomendable pasar más tiempo haciendo actividades al aire libre, utilizar buena iluminación y hacer descansos periódicos cuando vayamos a estar un tiempo prolongado trabajando a corta distancia», recomienda el doctor Álvaro Fernández -Vega González, especialista en oftalmología de la retina del Instituto Oftalmológico Fernández -Vega.

El problema de que cada vez sea más predominante entre la población no es que haya que llevar gafas o lentillas para poder ver bien de lejos. Lo preocupante es que la miopía puede seguir evolucionando y aumenta en el futuro el riesgo de patologías asociadas como desprendimiento de retina, problemas maculares, glaucoma y cataratas.

Desprendimiento de retina

Precisamente se ven más casos de desprendimiento de retina en edades más tempranas de lo que era habitual porque la miopía es cada vez más frecuente, se presentan mayor número de dioptrías (a partir de 6 se considera alta) y a edades más precoces. «Los grandes miopes tienen más frecuentemente patología de retina. Otra causa es que cada vez se hacen cirugías intraoculares a edades más jóvenes y esto también puede aumentar en el futuro el riesgo de desprendimiento», explica la doctora Purificación Mera, especialista en mácula, retina y vítreo de Miranza Instituto Gómez-Ulla.

El desprendimiento de retina no duele ni hace que el ojo se ponga rojo, pero tiene una serie de síntomas que nos deberían poner en alerta para acudir a un oftalmólogo de urgencia: ver moscas volantes, telarañas o chispazos de luz es el paso previo. «Cuando ya hay rotura en retina, además se produce una pérdida de campo visual», advierte la doctora Mera.

El estrés y la ansiedad, consecuencia de un estilo de vida cada vez más acelerado, también están dejando huella en la salud visual con un creciente volumen de problemas oculares que van desde la fatiga visual (dolores de cabeza, visión borrosa y dificultades para leer ) y los espasmos palpebrales (el famoso tic en el ojo por contracciones involuntarias del músculo de Müller) hasta patologías más graves como la coriorretinopatía serosa central (se origina cuando se acumula líquido debajo de la retina, que llega a distorsionar la visión central) o pérdidas repentinas y temporales de visión (amaurosis), que se produce por disminuciones momentáneas de la circulación de la sangre en la retina. Suele darse en personas con antecedentes familiares de esta enfermedad, pero también hay casos en los que aparece tras estar sometido a largos periodos de estrés.

Los problemas de visión relacionados con la edad no pueden prevenirse, pero los oftalmólogos consultados para este reportaje sí tiene algunos consejos para proteger los ojos en la medida de los posible de aquellas patologías relacionados con el estilo de vida.

Lo primero, hacer un uso juicioso de las pantallas. Siempre que hagamos una actividad que nos exija fijar la vista de cerca, es importante contar con una buena iluminación, mantener la pantalla a una distancia de unos 40 centímetros, parpadear con frecuencia o utilizar lágrimas artificiales, no abusar de la lentillas, y seguir la regla del 20-20-20 (por cada 20 minutos de trabajo, se descansa la vista 20 segundos mirando a 20 pies, el equivalente a unos 5 metros).

«Los principales factores de riesgo modificables son el tabaco, el sedentarismo, la obesidad o una dieta inadecuada que tienen una gran influencia en patologías retinianas como la retinopatía diabética, la DMAE u otras patologías vasculares de la retina como obstrucciones venosas. Por lo tanto es fundamental llevar una dieta saludable rica pescados azules, verduras, ácidos grasos omega 3 y vitaminas esenciales. Esto junto con el ejercicio habitual constituye un factor protector para el desarrollo de múltiples patologías retinianas», explica el doctor Álvaro Fernández-Vega González.

Como algunas de las patologías oculares son silenciosas o comienzan con síntomas a los que no siempre se dan importancia, se recomienda una revisión oftalmológica anual para un diagnóstico precoz.

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