Por qué la conexión entre el intestino y el cerebro es tan importante para nuestra salud

De sobra conocida y científicamente demostrada está la estrecha relación que existe entre el estado de nuestro intestino y el cerebro, que actúan en mutua sinergia el uno con el otro. En la microbiota intestinal se albergan billones de bacterias, virus y agentes microscópicos que actúan de manera beneficiosa para mantener la salud de cuerpo y mente.
La conexión entre ambos órganos se produce de una manera natural indiscutible, y es posible mejorarla con un estilo de vida saludable. Nuevas investigaciones corroboran que el eje intestino-cerebro se produce con una intensidad que nos permite afrontar los problemas asociados a la ciencia psiquiátrica desde una perspectiva completamente innovadora y complementaria.

Los estudios más recientes ponen de manifiesto el papel que desempeña la microbiota intestinal en la transición de la salud a la enfermedad, mediante su interacción con la dieta y los sistemas inmunitario y neuroendocrino. Entre las patologías posibles están la obesidad y las afecciones neurológicas.
La investigadora del grupo de Ecología Microbiana, Nutrición y Salud del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del CSIC Yolanda Sanz y su equipo de trabajo explican que "la microbiota intestinal nos protege frente al impacto de factores ambientales adversos (dietas deficientes, antibióticos, agentes infecciosos, etc.) e interactúa con diversos órganos y sistemas, regulando múltiples funciones fisiológicas (metabólicas, inmunitarias, neurales, etc.) que son claves para nuestra salud.
Las perturbaciones de la microbiota intestinal pueden romper esta relación de simbiosis y contribuir al desarrollo de enfermedades, desde patologías intestinales a otras muchas de tipo metabólico, mental, y/o autoinmune. Esto sucede porque la microbiota intestinal regula diversas funciones fisiológicas.

Tanto el intestino como el cerebro están conectados de tres formas. Una es mediante el nervio vago, del sistema nervioso, que pone en contacto el cerebro con órganos como el corazón y el intestino. Pero también hay un grupo de hormonas que comunican el intestino con el cerebro: la grelina y el GLP-1, que envían señales por todo el organismo.
A pesar de que muchas personas creen que las defensas sólo actúan a nivel de la sangre y los ganglios linfáticos, en realidad gran parte de ellas se desarrollan en el intestino, y actúan como intermediarias entre el cerebro y el cuerpo. Relaciones resumen podría ser tan sencillo como que el cerebro necesita gran cantidad de energía para funcionar, y el intestino es un almacén importante de esa energía.

Una de las principales misiones del intestino consiste en descomponer los alimentos en moléculas simples y absorberlas para proporcionar 'combustible' a todo el organismo, teniendo en cuenta que el cerebro va a consumir el 20 por ciento de toda la energía corporal.
La relación entre ambos órganos es bidireccional. Ante una situación de estrés, es fácil que sintamos el reflejo a nivel digestivo con náuseas, calambres estomacales y malestar físico real. En la dirección contraria, podemos estar estreñidos y que esta circunstancia se convierta en ansiedad y estrés después.
Los cambios en el equilibrio de la microbiota, lo que llamamos disbiosis, se han asociado con una gran parte de enfermedades. Se ha demostrado que la irritación gástrica en los primeros días de vida puede inducir un aumento de la depresión y comportamientos similares a la ansiedad, sin ir más lejos. La disbiosis tiene que ver con la obesidad, las enfermedades cardiovasculares e incluso algunos tipos de cáncer.
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