Qué es el helicobacter pylori, la bacteria que puede producir cáncer de estómago en más de 15 millones de niños
%3Aformat(jpg)%3Aquality(99)%3Awatermark(f.elconfidencial.com%2Ffile%2Fbae%2Feea%2Ffde%2Fbaeeeafde1b3229287b0c008f7602058.png%2C0%2C275%2C1)%2Ff.elconfidencial.com%2Foriginal%2F793%2Fa4c%2F0f3%2F793a4c0f30ab6f71c0cdfa5501f91e69.jpg&w=1920&q=100)
La bacteria Helicobacter pylori, responsable de importantes trastornos digestivos, podría derivar en un grave problema de salud pública si no se implantan medidas preventivas eficaces. Un nuevo estudio publicado en la revista Nature Medicine estima que más de 15 millones de menores nacidos entre 2008 y 2017 desarrollarán cáncer de estómago a lo largo de su vida, y que el 76% de estos casos estarán relacionados con esta infección.
Los autores del estudio destacan que la distribución de los casos no será homogénea. La mayor parte de la carga futura de esta enfermedad recaerá en Asia, donde se concentra el 68% de los diagnósticos previstos. América y África también experimentarán una evolución preocupante, con un 13% y un 11% del total de casos, respectivamente. Las proyecciones también apuntan a que China e India por sí solas acumularán cerca del 42% de todos los diagnósticos a nivel global. África subsahariana, por su parte, podría llegar a sextuplicar su número actual de afectados en apenas unas décadas debido al crecimiento poblacional.
Qué es el helicobacter pyloriEsta bacteria de impacto global vuelve a centrar la atención de la comunidad médica. El Helicobacter pylori, un microorganismo que puede alojarse en el estómago desde la infancia y, en algunos casos, desencadenar enfermedades graves del aparato digestivo. Como explica la Organización Mundial de Gastroenterología, la infección por Helicobacter pylori tiende a ser persistente. En ausencia de tratamiento, puede mantenerse durante toda la vida del paciente. Solo se elimina de forma natural en casos excepcionales, como cuando una infección crónica prolongada genera atrofia y metaplasia extensa de la mucosa gástrica, lo que conlleva la pérdida de ácido gástrico (aclorhidria).
En lactantes, en cambio, pueden producirse infecciones transitorias, que desaparecen sin necesidad de tratamiento. En adultos que han recibido antibióticos adecuados, la reinfección es infrecuente, incluso en zonas con alta prevalencia de la bacteria. No obstante, en algunos casos puede haber una recrudescencia, cuando la terapia no elimina totalmente la infección y esta reaparece tras una supresión temporal.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F00a%2Fccd%2F3d7%2F00accd3d72bfd9aaa9fe67c614645a1b.jpg)
Además, las distintas cepas de H. pylori presentes en diferentes regiones del mundo tienen niveles variables de virulencia. Estas diferencias, junto con la interacción entre los factores ambientales y las características genéticas del huésped, influyen de forma directa en cómo se manifiesta la enfermedad y en la evolución clínica de cada paciente.
La infección por H. pylori provoca de forma constante una gastritis crónica activa. Aunque muchas personas la mantienen de forma asintomática durante toda la vida, en una parte significativa de los casos se desarrollan enfermedades gastroduodenales de gravedad variable. Entre las complicaciones más comunes se encuentra la úlcera péptica, que puede afectar al estómago o al duodeno. Esta afección conlleva riesgo de hemorragia digestiva y, en ocasiones, de perforación de la pared gástrica.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F113%2F965%2F784%2F113965784fc71a2a6c76b8b3059cd301.jpg)
La bacteria también está implicada en el desarrollo de cáncer gástrico no cardial y del linfoma MALT, un tipo de tumor asociado al tejido linfoide de la mucosa gástrica. Asimismo, puede ser responsable de los síntomas en ciertos pacientes con dispepsia funcional, una molestia digestiva de difícil tratamiento.
Como explica Mayo Clinic, la infección suele producirse en edades tempranas y se transmite principalmente por contacto directo con saliva, vómito o heces, aunque también puede propagarse mediante el consumo de alimentos o agua contaminados. Factores como el hacinamiento, la falta de acceso a agua potable y vivir en países en desarrollo aumentan considerablemente el riesgo de contagio.
En muchos casos, los portadores no desarrollan síntomas evidentes. No obstante, cuando aparecen, pueden manifestarse como dolor abdominal, náuseas, hinchazón, eructos frecuentes o pérdida de peso involuntaria. Además, en algunos individuos, la infección evoluciona progresivamente hacia enfermedades más graves.
Los expertos recuerdan que además del componente infeccioso, existen factores de riesgo modificables como el consumo de alcohol, el tabaco, la inactividad física o el exceso de peso. También influyen variables genéticas que condicionan la evolución hacia enfermedades más graves.
Los autores del citado estudio cuantifican, por primera vez, la carga futura de cáncer gástrico en individuos nacidos entre 2008 y 2017 bajo el supuesto de que no se realicen cambios sustanciales en las políticas de prevención actuales. Así, advierten de que los 11,8 millones de casos atribuibles al H. pylori son potencialmente evitables mediante cribados y tratamientos sistemáticos.
Sin embargo, a pesar de esta oportunidad, son escasos los países que han implantado programas de detección temprana a gran escala. La investigación plantea que abordar esta amenaza con estrategias preventivas eficaces permitiría reducir hasta en un 75% los casos esperados.
El Confidencial